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martes, 6 de febrero de 2018

Comentando / Los últimos 6 sexenios priistas

* ¿Y aun así quieren repetir en 2018? Una afrenta a los mexicanos

Luis Repper Jaramillo*
lrepperjaramillo@yahoo.com

En la entrega anterior referí el hartazgo de los mexicanos hacia los partidos, los políticos, sus candidatos, la burocracia electoral, el sexenio fallido de Enrique Peña Nieto, y no es gratuito, pues por más de 54 años, desde Díaz Ordaz hasta Peña, todo ha sido promesas, mentiras, deshonra a la palabra y crisis económica imparable; además de la incredulidad a todo lo que apesta a política, incluido la docena trágica panista de Fox y de Calderón Hinojosa.

A pesar de este sentimiento de repudio,  el INE nos agobia con el patrocinio de más de 6 millones de spots, preelectorales, que nos tienen enfadados, porque obligarnos a oír (no escucha, porque ésto es agradable), ver, observar y encontrar propaganda política es una afrenta a nuestra inteligencia, porque no creemos en esos sujetos y sus partidos. Las evidencias sociales y económicas muestran que México, por los mexicanos y no por sus autoridades, sigue en pie, saliendo en el día a día porque tenemos coraje, amor a nuestras familias, a nuestra nación, pese a las peregrinas promesas sexenio tras sexenio.

Este país existe por su gente, por la familia, por la mano productiva de sus trabajadores, por la confianza que el padre y la madre dan a los hijos para cursar estudios profesionales o intermedios y sacar adelante al núcleo básico de la sociedad.

Dice el refrán que “los mexicanos merecemos los gobiernos que padecemos”, no lo aceptaba, pero luego de tantos fracasos, la exponencial corrupción, impunidad y resultados fallidos -priistas y panistas- no queda más que aceptar la máxima popular, pese a cumplir cívicamente con el voto.

Pero al conocerse los resultados y sobre todo las muestras de incapacidad, ignorancia, indiferencia, mentiras, fallas y malevolencia sexenal, no convencen las cifras de la jornada, pero imponen su voluntad partidos, Sistema, autoridades electorales y judiciales, en este caso, con las fatales consecuencias (2012/2018) que hoy padecemos.

Y basta conocer, lo cité en la Columna anterior, las frases electorales de los candidatos, para notar que una cosa es mendigar el voto y otra cuando son gobierno. Aparece la amnesia política y se encapsula al Presidente para no encarar a la gente que engañó.

Pero vayamos a las frases de campaña que nunca se cumplieron y que deshonraron su palabra: Gustavo Díaz Ordaz, acuñó “Desarrollo Estabilizador”, que en efecto dio buenos resultados al país… pero echó a la borda con la vergonzosa y afrentosa matanza estudiantil el 2 de octubre de 1968, en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco. Dos años después ordena también arremeter en contra de estudiantes en la Calzada México/Tacuba, frente a la Normal de Maestros, que dejó muchos muertos, heridos y sobre todo miles de desaparecidos (hasta ahora).

Su sucesor, Luis Echeverría Álvarez y la famosa “Arriba y Adelante”  que ni subió a México y menos lo adelantó en el concierto internacional. Un sexenio populista, miserable, ratero que no escapó de matanzas, pues junto con GDO fueron artífices de la masacre de Tlatelolco. LEA como Secretario de Gobernación, ordenó al ejército atacar el mitin y detener a cualquier joven (hombre y mujer) que pareciera estudiante. Entre 1968 y 1972 era un “peligro” (para el gobierno federal) ser joven, estudiante, utilizar cabello largo y reunirse en corrillo más de tres personas, que de inmediato eran reprimidos, detenidos o desaparecidos.

Así fueron los priistas Díaz Ordaz y Luis Echeverría.

De 1976 a 1982 nos tocó padecer la arrogancia, nepotismo, corrupción y traiciones del sexenio priista de José López Portillo, con su lema  la solución somos todos. Sí pero en beneficio de su familia. Su hijo, José Ramón, fue vicepresidente (hipotéticamente hablando), y su esposa Carmen Romano, utilizó el sexenio para sus excentricidades, banalidades, caprichos, vanidades y viajes por todo el mundo, cargando un piano.

López Portillo mintió cuando dijo “defenderé al peso como un perro!... y ¡zaaz!, de inmediato vinieron devaluaciones. En su gestión México era enorme productor y exportador de petróleo, al grado de que se pensó que se incorporaría al selecto club de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), lo que motivó a JOLOPO acuñar una frase famosa, pero mentirosa “tenemos que acostumbrarnos a administrar la abundancia”  y los precios del crudo cayeron. Menciono que además de lo anterior fue traidor, es real, pues en uno de sus Informes de Gobierno anunció la “nacionalización de la banca”, que estaba en manos privadas.

Los banqueros no lo creían, ni concebían que un Presidente deshonrara su palabra.

A mí, siendo reportero en Grupo ACIR me tocó cubrir en la Cámara de Diputados, en San Lázaro, la parte de la iniciativa privada invitada al Día del Presidente. Me instalé en la sección en donde estaba toda la plana mayor de banqueros del país. Al momento en que López Portillo anuncia la medida, como impulsados con resorte, los dueños del dinero se levantan de su asiento mentándole la madre, y gritando “traidor”. No esperaron más, abandonaron el recinto, no sin antes, Don Manuel Espinosa Yglesias, entonces  Presidente de la Asociación de Banqueros de México (ABM) y dueño de Bancomer, respondió a éste incipiente reportero: “mire, anoche en Los Pinos, López Portillo, nos aseguró y prometió que no privatizaría la banca. Y nos sale con esto. Es un traidor, un hombre sin palabra”
Me dio una palmada en el hombro, dijo, gracias y echando “madres” salió del recinto.  La historia ya se conoce.

Luego siguió Miguel de la Madrid Hurtado con su frase la renovación moral. Sabía y padecía esta vergonzosa actitud de los políticos y burócratas priistas (gobernaban todo el país y tenían la mayoría en el Congreso), quiso corregirle la plana al PRI, pero cayó en lo  mismo. Tuvo un sexenio gris, intrascendente, sin pena ni gloria.

Para su mala suerte  la naturaleza le jugó una mala pasada. En 1985 el desastroso terremoto que derrumbó parte (sobre todo el centro y su periferia) del Distrito Federal, que arrojó miles, muchos miles de muertos y el desamparo de otros tantos.

De la Madrid Hurtado, por incapacidad, miedo, falta de asesoría o de sentido común, perdió la oportunidad de erigirse en líder y ejemplo mundial ante la desgracia. Pues justamente en esos días tenía una cita con el destino, estaba agendada su participación en la tribuna político/social más importante del orbe, la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), en donde pudo –no quiso, no supo o se shockeó-  elevar la voz de México para solicitar ayuda económica y humanitaria para enfrentar la tragedia.

Pero… no, rehusó acudir a Nueva York, aduciendo que se quedaba en la Ciudad para encabezar los rescates, pero de nada sirvió, no levantó una piedra, no socorrió al herido. Desde luego no revivió muertos, y se convirtió en presidente débil, tibio, timorato y señalado.

Tras el sexenio incoloro de su correligionario. Asume el poder Carlos Salinas de Gortari, quizá el más corrupto hasta entonces. Su desgracia fue la familia, especialmente sus hermanos Raúl y Adriana, quienes con su omisión, complicidad y valemadrismo, robaron a manos llenas. A Raúl lo bautizaron como “El hermano incómodo” por tantas tropelías, corrupción, impunidad y maldituría de que hizo gala.

La frase de Salinas fue que hable México, así lo hizo, pero en su contra. Con él se destapó la cloaca de robos millonarios al erario con su programa social Solidaridad, que entregó a sus cuates, cotos y cuotas carretadas de dinero para resolver la pobreza, pero ésta lejos de paliarse se agudizo.

En contraste, y con otra frase conocida “los bienes son para remedir los males” vendió a particulares teléfonos de México, ferrocarriles, aeropuertos, devolvió la banca a extranjeros, privatizó carreteras, etc. pero México seguía siendo pobre. Con él las tres clases sociales que había quedaron en dos: los inmensamente ricos y los pobres más pobres; en un santiamén desapareció a la clase media.

En su negro historial, se dieron dos asesinatos que lo marcaron: la muerte de Manuel Clouthier (aspirante panista a la presidencia) mejor conocido como Maquío y la de Luis Donaldo Colosio Murrieta (priista) también candidato a sustituirlo. Ambos atentados aún sin resolver.

Luego vino Ernesto Zedillo (PRI),  con su lema bienestar para tu familia, en efecto, los parabienes sólo fueron para él, vamos, ni siquiera para su parentela. Pues desde que se sentó en el sillón de Palacio Nacional su misión fue salir con las alforjas llenas y muchos empleos externos, por lo que a lo largo de su gestión abonó a “hacer amigos” en empresas transnacionales y hasta la fecha, el tío tiene 5 empleos en diferentes corporativos en Estados Unidos… ¿Y México?… mal, gracias al priismo anterior y posterior al zedillato.

El sexenio de este capitalino fue atroz para la economía y las finanzas no sólo nacionales, sino internacionales, pues la crisis heredada del salinato causó estragos mundiales, a tal, grado de haberla bautizado como Efecto Tequila, que arrastro a otros confines del orbe.

Si a la administración de Miguel de la Madrid la pintaron de gris, la de este ex presidente priista fue similar o peor. En su  sexenio creó la afrenta económico/financiera más atroz para los mexicanos, el Fondo Bancario de Protección al Ahorro (FOBAPROA) mediante el cual el Estado rescató a los banqueros privados de la quiebra, qué bueno… pero no con dinero del pueblo. Con esta decisión zedillista y en la que jugó un papel determinante el actual pre candidato del PRI a la presidencia José Antonio Meade Kuribreña (sólo como dato), a los mexicanos nos robaron más de 552 mil millones de pesos, que hasta la fecha no se han recuperado y está clasificado como deuda pública (si con dinero de los mexicanos).

A Zedillo le tocó “salir a patadas de Los Pinos” como lo anunciara el panista Vicente Fox, cuando ganó la elección del año 2000, derrotando al priista Francisco Labastida Ochoa. Adelantándose al INE, Ernesto aceptó y reconoció, en cadena nacional, el triunfo de los azules, lo que le acarreó críticas y blasfemias de sus correligionarios. Pero le valió, hoy tiene 5 empleos fuera del país con multimillonarios salarios en euros y dólares.

Siguen Fox y Calderón, panistas, pero en otra entrega me ocuparé de ellos.

Tras la docena trágica (panismo) llega a Los Pinos el priista Enrique Peña Nieto que con el lema mi compromiso es contigo, deshonró su palabra “te lo firmo y te lo cumplo”… y no hay más nada que decir.

Hoy padecemos sus acciones de gobierno fallido. El 1 de julio los mexicanos daremos el veredicto final del sexenio del priista que no honró su palabra.
¿O hay que decir más?

* Miembro de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT) y de Comunicadores por la Unidad (CxU).

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