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lunes, 16 de julio de 2018

Los servidores públicos, fundamentales para la transformación

Fernando Hernández Marquina
@fhmarquina

Después de las elecciones del primero de julio, hemos advertido que estaremos viviendo, dentro de poco, una nueva reconfiguración de país, un nuevo orden político. Los resultados permitieron al gobierno que encabezará la administración del 2018 al 2024 tener facultades absolutas para poder establecer su proyecto de nación.

Hace unos días, fuimos testigos de la publicación de los 50 puntos de austeridad propuestos por el candidato ganador. A su equipo corresponderá evaluar la viabilidad de estas propuestas: algunas, congruentes con las promesas de campaña que en su momento pronunció el entonces candidato López Obrador; otras, que se presumen inviables, desde la perspectiva de quienes conocemos el andamiaje jurídico con el que se trabaja en el Gobierno Federal.

Resaltó que una gran parte de dichos puntos fueran acciones en contra de quienes serán los encargados de conjuntar esfuerzos para lograr que las propuestas del gobierno lleguen a buen puerto: los servidores públicos. En un intento por, supuestamente, dignificar la labor de los trabajadores federales, se ha insultado y descalificado al sector y, peor aún, se amenaza con disminución de sueldos y un supuesto aumento en las jornadas laborales. Lo anterior ha mostrado un desconocimiento del funcionamiento actual de las oficinas de gobierno por parte de quien será el titular del Ejecutivo y, al mismo tiempo, se hace patente un desdén hacia quienes, se supone, deberán construir esa transformación tan prometida en el proceso electoral.

Dignificar el servicio público, o reivindicar esta labor con la sociedad, no se puede basar en ridiculizar y pisotear la imagen, frente a los ciudadanos, de millones de los que conformamos el aparato gubernamental. El pasado 13 de julio, hubo titulares derivados de las declaraciones de López Obrador: “Gobierno de AMLO no permitirá borracheras ni viajes con cargo al erario”. Debo alzar la voz para responder con lo que conozco y he vivido: los servidores públicos no somos ebrios, incompetentes, ni personas que abusan de los recursos públicos e incumplen con su jornada laboral. Gritar a los cuatro vientos que se reducirá en un 50% el sueldo a la planilla de trabajadores del Gobierno golpea directamente al trabajo de millones de mexicanos y de sus familias que, como lo platicamos en nuestro Debate Puntual anterior, son honestos y están entregados a cumplir con su responsabilidad con el país. Es lamentable que un “plan de gobierno” use como estrategia los ataques contra la imagen de todos los que, por convicción, trabajamos al servicio del Estado mexicano.

Sería deseable que el nuevo gobierno reconsidere y evite desacreditar a los dos millones de funcionarios públicos que actualmente trabajamos en las áreas de gobierno. Su agresión y falta de sensibilidad se traslada a nuestras familias, que viven económicamente del sueldo que percibimos por nuestro trabajo. La corrupción se combate con la simplificación de trámites, con la transparencia en el manejo de los recursos públicos, con la homologación de documentación requerida en las ventanillas, con ciudadanos que cumplen con las reglas establecidas, con sueldos dignos para los empleados de gobierno, con colaboradores capacitados y con experiencia probada, con funcionarios que respeten y conozcan la importante labor de servir a los mexicanos.

Se antoja complicado llevar a cabo alguna transformación sin el apoyo de colaboradores comprometidos con su proyecto, porque para colaborar en la administración se requiere no solo de formación, sino de talento para lo público. Lo que ha logrado en estos días el candidato electo es crear una percepción de ataque contra quienes tienen experiencia en el sector; agrediendo a quienes, pese a las descalificaciones constantes hacia su labor y con una sociedad que ha tomado como deporte el descrédito de la misma, siguen día con día trabajando, desde distintas trincheras, por su país.

A todos aquellos que cuenten entre sus cónyuges, familiares y amigos a funcionarios públicos honestos y trabajadores, les hago una invitación para que juntos solicitemos de manera respetuosa, a colaboradores, asesores y virtuales secretarios de Estado del próximo gobierno, y al futuro presidente de México, que reconozcan que los servidores públicos no somos el rival a vencer, por el contrario, somos los que ayudarán a encaminar y llevar a buen puerto las políticas públicas que delinearán las acciones de la nueva administración. Para dejar huella y lograr un verdadero cambio, deben sumar esfuerzos, crear sinergias, fomentar el respeto a la labor que realizamos y generar unidad para que quienes somos la primera imagen del gobierno ante los ciudadanos y, por ende, la primera referencia del gobierno, seamos reconocidos por las acciones a favor de este gran país, en el que todos vivimos, y para el que, estoy cierto, todos queremos lo mejor.

No dejo de lado mencionar la importancia de realizar un Debate Puntual sobre cómo podríamos mejorar el servicio publico, qué incentivos y sanciones deberían de existir. Es fundamental que la ciudadanía conozca cómo funciona e identifique la gran cantidad de acciones que se desarrollan día con día en beneficio de todos. Los exhorto a que participemos más en la vida política, generemos cambios sin división y sin desacreditación; evaluemos puntualmente las acciones de gobierno y respetemos la labor de cada uno de los que integramos el sector público, tal como se respeta la labor de cada mexicano.

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