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Por: Alejandra Pinzón

Hace tres años la ciudad de Bogotá se conmocionó por el feminicidio de Rosa Elvira Cely. Hallada en uno de los parques centrales de la ciudad con sus partes genitales descubiertos y con señales de estrangulamiento. Su agresor quién fue su compañero de colegio en jornada nocturna, usó una técnica de empalamiento empleada también por los paramilitares en Colombia. Tras días de lucha en el hospital, el 29 de mayo falleció.

Como Rosa Elvira, cada vez es mayor el número de mujeres asesinadas en Latinoamérica y en el mundo. Según la investigación, “Carga Global de la Violencia Armada 2015. Cada Cuerpo Cuenta” 66.000 mujeres fueron víctimas de feminicidio y los países latinoamericanos con el mayor índice son Honduras, El Salvador y México ocupando los diez primeros lugares de la lista.

Este año Brasil y Colombia se suman a los países que promulgan leyes para castigar el feminicidio. Dilma Rousseff, presidenta de Brasil afirma que “15 mujeres al día mueren por el hecho de ser mujeres”.

No hace falta medir la realidad en cifras, cuando la violencia tanto psicológica como física que recibe la mujer a diario se evidencia en los medios y en su entorno. Los factores que pueden causar el feminicidio son el conflicto y la violencia del país, la situación familiar y social de la mujer a un círculo allegado.

Por otra parte, muchos están en desacuerdo con el término feminicidio debido a que reclaman que solo sea calificado como homicidio. El asesinato está determinado por diferentes tipos y causas sociales; como el genocidio ocurrido en la Segunda Guerra Mundial en contra de los judíos es de causa étnica y religiosa.

Tres años después de la muerte de Rosa Elvira Cely en Bogotá, es un símbolo contra de la violencia de género y el motivo en Colombia que permitió aumentar la pena de cárcel a las personas que cometan este tipo de delito.

@laalpisa