Esta tanta la corrupción en este país que, para sobrevivir, la misma corrupción ha diseñado un mecanismo perfecto. Así hablaba mi amigo Rafael Augusto Irigoyen González; un honesto y decente militar, garbanzo de libra que sabía que desde la entraña del poder “el ratón organizado” era el sistema perfecto para no castigar a los poderosos.
De humor fino, mi Vicealmirante de cabecera, jugaba con la historia y sus debates sobre el país del nunca jamás, eran una delicia académica. Miles de kilómetros juntos hablando de la edad, de la familia, de la sobrevivencia en un país donde los mezquinos y los corruptos se protegen entre si.
“Mira compadre habrá que meter a la cárcel al diseñador de la Estela de Luz”, me decía mientras la señalaba por Paseo de la Reforma para luego corregir entre risas, “ah cabrón pero si ya se murió Lujambio”, entonces a quien.... y agregaba ... “bueno al rato me tocará a mi y le doy su juntón.
No caben aquí todas sus citas: Su amor por la familia, no cabe aquí, su vocación por el PRI, su institucionalidad a prueba de todo y su risa cuando me aconsejaba. Quiere vivir bien y llegar a viejo... ahí le va apúntelo: “Poquito vino tinto, poquito ejercicio y Grecian 2000 en el pelo”.
Toda una vida dedicada al servicio que dejó porque “en el gobierno no cabemos los buenos”. Y sabía bien a que se refería, pues como director general de administración de la Secretaría de Marina pudo hartarse de billetes y lujos pero ese no fue nunca su objetivo, pues la calidad de vida nada tiene “que ver con el dinero”.
Capitán de navío por más de 20 años, mentor de muchos en la Escuela Naval, funcionario eficiente en materia de seguridad, dos doctorados y más. Qué les puedo decir, nos tocó disfrutarlo en plenitud. Aprender de él y hasta hacer más de una travesura y alquimia como inventar en La Morita el “Mangoñac”.
A donde va Don Rafael, confío que el mismo sitio que mi padre igual, un hombre bueno, que eso, júrenlo cuando toque, nos veneremos todo el vino, fumaremos todos el tabaco que si la biblia es ley, allá no deben existir ni cáncer ni paros cardiacos. Papá Mago debe saber, Don Rafael está por enterarse y pues cuando me requieran seguro les acepto la invitación.
Mientras eso pasa diría Moliere “esforcémonos en vivir con decencia y dejemos a los murmuradores que digan lo que les plazca”... que la escritora francesa regalaba la idea de que “nada se parece más a un hombre honesto que un pícaro que conoce su oficio”.
Del Ratón Organizado ya les cuento que Russell sentenciaba la no conveniencia de “actuar ocultando pruebas, pues las pruebas terminan por salir a la luz”. Así nos recordaba, pues con el tiempo no se juega, el tiempo es una maquina silenciosa que todos lo ve, lo anota y como libreta de tendero pasa la cuenta y hace edictos para todo mundo se entere.
OTROSI: “No me voy me llevan”... decía siempre al despedirse en la premura de estar en casa.
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