Por Leopoldo Mendívil
SECRETARIA DE EDUCACIÓN PÚBLICA:
+La ética, la edquidad y la justicia
no cambian con el calendario
D.H. Lawrence
Imagino que preparar el Paquete Económico 2023 de los recursos públicos es como los retos del juego Tetrix, donde mover una pieza lo altera todo. Y por lo que han expresado los expertos en finanzas, el correspondiente al año próximo se ve con un equilibrio todavía más precario.
El Paquete Económico enviado por la Secretaría de Hacienda al Congreso para su discusión, modificación y aprobación es de 8.3 billones de pesos (entendidos como millones de millones), con una inflación estimada para 2023 de 3.2 por ciento y un crecimiento del PIB del 3.0 por ciento; ojalá sean realistas tales estimaciones.
Los grandes rubros en los que se gastarán los recursos públicos son el costo financiero de la deuda (1.079 billones), las pensiones contributivas (1.3 billones), los 16 programas sociales (660 mil 321 millones de pesos), PEMEX y, por supuesto, las tres megaobras. Así que ahí se nos va casi un tercio del presupuesto total.
Me preocupa en particular el presupuesto para la SEP (402 mil millones de pesos), porque veo que de ese monto, apenas destinaría 27 mil millones de pesos para el programa La Escuela es Nuestra.
Este último programa está mayoritariamente dedicado a entregar montos determinados a cada plantel para reparaciones y problemas leves de infraestructura; para tales tareas, canalizará 23 mil millones de pesos, aproximadamente y me queda claro que es necesario darle aunque sea “una manita de gato” a los planteles. Obviaré por ahora que la ejecución de La Escuela es Nuestra es bastante opaca y solo cubre la mitad de los centros educativos públicos.
El problema para este 2023 es que La Escuela es Nuestra también incluye el programa de Escuelas con Horario Ampliado (ECHA, antes Escuelas de Tiempo Completo) y según estimaciones de la organización México, cómo vamos, la SEP debiera dedicar por lo menos 11 mil 400 millones de pesos para cubrir los 25 mil planteles existentes bajo esta modalidad. O sea, no alcanza.
Aquí aparece un segundo problema para usted, maestra Ramírez Amaya: la SEP está obligada a poner en marcha las ECHA, porque la juez Tercero de Distrito de la CDMX, Yadira Elizabeth Medina Alcántara, así lo ordenó hace tres días al resolver un amparo sobre el particular. Sus principales argumentos para revertir la cancelación de las entonces llamadas Escuelas de Tiempo Completo fueron que se violaban los derechos de la niñez a la educación y la alimentación.
No le voy a repetir las enormes bondades que las ECHA significan para los niños en cuanto a aprendizaje, alimentación, cohesión de la comunidad, etc., etc. Las ECHA también tienen un gran impacto entre las mujeres, porque uno de los grandes obstáculos para que ellas ingresen al mercado laboral es el cuidado del hogar y los niños, sean sus hermanos o sus hijos.
De hecho, en su estudio Cinco retos del Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación, la organización México, Cómo Vamos, indica que apenas el 44.8 por ciento de la población femenina en edad de trabajar cuenta con empleo, frente al 76.1 por ciento de los hombres. Pese a los discursos de equidad de género, la brecha laboral entre hombres y mujeres prácticamente ¡es la misma desde 2005…!
Le sugiero preguntar a sus compañeros de gabinete dedicados a las políticas sociales y a las económicas, el impacto que puede tener un sueldo adicional en el hogar. Seguro que esos 11 mil 400 millones de pesos que costarían las Escuelas con Horario Ampliado se duplican o triplican en bienestar para los más vulnerables: niños y mujeres pobres.
Así, pues doña Leticia, usted también tiene un Tetrix que jugar en la SEP. Le doy un argumento: el presupuesto requerido para las Escuelas con Horario Ampliado equivale al siete por ciento de lo que se va a gastar en el Tren Maya en 2023…
¿Cómo la ve..?
Colaboró: Upa Ruiz uparuiz@hotmail.com
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