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J. Eleazar de Ávila

Será difícil determinar, por ahora, si los muertos de las elecciones tienen que ver con el proceso electoral en sí, o si los fallecidos inundaron de un silencio sepulcral producto de actos que ya venían arrastrando de manera individual. El asunto es que, bienvenidas las 72 horas de nervios previos al domingo de jornada electoral.

Este intenso 2015 en el que se eligen a 500 diputados en la Cámara de Diputados, de los que, 300 serán electos por el principio de mayoría relativa simple en igual número de territorios. Los restantes 200 bajo el principio de representación proporcional al ser votados en listas de 5 circunscripciones.

Pero en este proceso no estarán solos; se eligen a 9 gobernadores (Baja California Sur, Campeche, Colima, Guerrero, Michoacán, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí y Sonora), siendo Campeche el único sitio donde el PRI tiene todas las de ganar. En el resto la pugna tiene olor a sorpresas y empate técnico.

Obviamente este dato nos lleva a saber que el domingo además, se eligen a 600 diputados locales, 871 alcaldes y a 16 jefes de las delegaciones del Distrito Federal, donde hemos visto la manera en que hampones como Ricardo Monreal, buscan su espacio, enterrando su pasado terrible en sitios que ya han gobernado como Zacatecas.

Pero esa es otra historia. El tema es que en 72 horas todos los involucrados deberán guardar silencio público, no solo los medios, si no lo que refiere al activismo en calles, pues todo quedará sometido a reuniones internas en las que los equipos de los candidatos evalúan y se preparan para el gran salto o debo decir, asalto del DIA D.

Ya habrá tiempo para dar seguimiento al proceso de judicialización de quienes busquen espacio legal para ganar en la mesa, o tiempo además para argumentar en medios, por qué les fue mal o bien. De cualquier forma, lo que ya les podemos decir, qué terrible es que sea la autoridad la que nuevamente falla.

En las últimas dos semanas los medios de comunicación han inundado de información sobre la manera en que las organizaciones magisteriales, íntimamente ligadas a la guerrilla en zonas como Guerrero, han incrementado sus actos delincuenciales contra la entidad y su proceso, en tanto que los responsables de la paz local y la federación se han quedado como el Secretario de Gobernación “nomás milando”.

No han acertado siquiera de informar a la sociedad si en efecto, es ciento que la CETEG y otros sean parte o estén infiltrados por el Ejército Popular Revolucionario, el Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente y las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo.

En fin veremos qué pasa pues nos queda la idea que, el gobierno federal en su dejar hacer, se ha convertido en promotor de la violencia electoral o bien, si simplemente es que la voluntad está extraviada y tienen como ya hemos dicho “desconchabaditos” ambos brazos para atender los efectos y travesuras de 20 mil candidatos.

El escritor griego Plutarco decía que “la omisión del bien no es menos reprensible que la comisión del mal.


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