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martes, 4 de agosto de 2015

Cartelera Política: Para el réferi electoral la elección presidencial 2018 ya inició

Ángel Viveros

* El Congreso debe mejorar la reforma política antes de la presidencial

EL ÁRBITRO: El consejero presidente del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo Córdoba Vianello aún no se ofrece el tercer informe de mitad de la presente administración dio por hecho el banderazo de salida para la elección presidencial 2018 cuando los mexicanos todavía no digieren las de medio tiempo de junio pasado por el hartazgo de políticos, congresos, gobiernos; la desesperanza, la violencia con asesinatos y secuestros de candidatos, penetración del crimen en las elecciones, la incapacidad del INE para dialogar con partidos, además de las múltiples denuncias de fraude, sin éxito en el Tribunal Electoral. Suele decirse que las cosas no se hacen porque sí, y este instituto tiene varios frentes apuntándole con el dedo en el gatillo: no recobró la confianza de los votantes y por tanto reprobó la prueba del ácido; la democracia tampoco avanzó en México pues no pudo mejorar el camino de la ensangrentada patria por la violencia de los carteles de la droga y la corrupción. En tanto las elecciones sigue como el mejor comercio político de partidos participantes que se resisten a regresar remanente de campañas. Por tanto no existe un soplo de esperanza de que 2018 sea mejor a 2015.

Para Lorenzo Córdova el INE sí pasó la prueba del ácido, e invitó a la estructura a ver hacia adelante y a comenzar a tejer la preparación de la presidencial de 2018, pero la sombra de la credibilidad sigue pesando en los hombres del árbitro electoral por la escasa transparencia cuando 43% de los mexicanos dudan que las pasadas elecciones hayan sido libres, limpias y equitativas, mientras 23% dice ser testigo de alguien cercano que presenció hechos fraudulento durante las elecciones. Mayor porcentaje en contra en lo relativo al resguardo de datos personales al confiar a empresa alemana el listado para la elaboración de las credenciales de elector. Esta última carencia de transparencia pudo deberse a la precariedad de la ley, siendo este elemento el que pidiera detonar la aversión por parte de los votantes hacia el INE por exponerlos y poner en peligro su propia legitimación, aunque el Congreso mexicano no ha tomado en serio este asunto.

Ante el temor de mayor pérdida de fuelle y principal fuente de legitimación, el INE debería hacer una reflexión menos triunfalista e ir a fondo para encontrar la fuente de legitimación y ser garante efectivo de la democracia como política de bienestar y salvación nacional. Si bien la elección de medio tiempo fue compleja por cumplir con la nueva reforma electoral, y por el contexto de violencia e inseguridad como se desarrolló, el INE no puede cantar victoria pues cojea de ambas piernas, como planteo la consejera Beatriz Galindo sobre la necesidad de reglamentar asuntos a fin de que la autoridad electoral cuente con marco normativo que facilite el desarrollo y cumplimiento de sus nuevas funciones.

Si el espíritu del INE es mejorar la democracia mexicana debería iniciar el proceso de educación política del mexicano, aunque es una de sus funciones fundamentales, es la que menos tiempo y espacio le dedica. La ausencia en las urnas es precisamente en analfabetismo político, pues quien ejerce su derecho a votar debe exigir a sus representados que efectivamente lo sean, así como influir en las políticas públicas, pues actualmente 68% está consciente de no ser tomado en cuenta, a pesar de que su voto no es carta o cheque en blanco para que los gobernantes hagan y deshagan.

Sí la elección presidencial 2018 ya comenzó y se requieren líneas claras como lo acaba de plantear el consejero presidente este fin de semana durante la reunión con todos los consejeros nacionales, el INE no debe quedarse en fiscalizador de gastos de campaña, sino en salvaguarda efectivo de la democracia, pues no puede plantear que pasó la prueba del ácido por que el PRI en el poder logró mayoría en el Congreso, y se quedó con 5 de 9 gobiernos estatales, sino debe tener la capacidad para utilizar los millones de spots para educar a los mexicanos en edad de votar, para presentar programas de trabajo de cada uno de los partidos participantes, en vez de hacer uso de los tiempos en comunicaciones barriobajeras que solo dividen a la sociedad en vez de unificarla. Un INE que carece de credibilidad tampoco puede garantizar elecciones transparentes. En estos temas debería reflexionar para abrir la campaña presidencial y no antes.

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