Luis Repper Jaramillo*
lrepperjaramillo@yahoo.com
Funcionó el chantaje que realizó el aun Coordinador de la Fracción del Grupo Parlamentario del PRI, en la Cámara de Diputados, el sonorense Manlio Fabio Beltrones Rivera para bajar al Jefe de la Oficina de la Presidencia, Aurelio Nuño Mayer, perfilado por Enrique Peña Nieto, como el hombre del cambio generacional para el partido en el poder.
Ya se habían tardado. A lo largo de casi tres años los priistas guardaron celosamente que en su partido nunca habrá cambio generacional, que los dinosaurios seguirán con el control de las acciones y aunque el priista número 1 del país, el presidente de la república, haya querido imponer a su alfil para allanar el camino a la juventud tricolor, nomás no, los “dinos” seguirán usurpando el control político, económico y electoral.
Con la decisión de imponerse o “recibir el apoyo de los sectores del partido” quedó más que demostrado, pues el “costal de mañas” y sempiterno Manlio Fabio Beltrones, se impuso y logró quedarse con la dirigencia nacional del PRI, sustituyendo a otro dinosaurio, igual de tramposo, como César Camacho Quiroz.
El priista número Uno del país, no pudo. El dedazo para la sucesión partidista estaba decidido, sería Aurelio Nuño Mayer, quien abriría el camino -a todo el poder- de los “Golden Boys”, mexiquenses y desterrar a la vieja guardia priista; pero las mañas del sonorense fueron evidentes y se quedó con la silla tricolor. Nunca como ahora se aplica la máxima mexicana de que “más sabe el Diablo por viejo, que por Diablo”, ¿o no Manlio?
De entrada debo decirles que el triunfo o auto imposición en la dirigencia partidista, no es casual, sino causal, es decir, el sonorense no es del primer círculo de amigos de Peña Nieto, de ahí su astucia y maquinación para hacerse del puesto. Su objetivo será la no aniquilación de los dinosáuricos políticos del escenario nacional, como lo pretendía el líder de los “jóvenes de oro” mexiquenses, quien ya afilaba las uñas para retomar el poder absoluto del vetusto partido.
Este enfrentamiento interno en el PRI, (como sucede con las tribus en el PRD y los yunquistas del PAN), pondrá en entredicho el “liderazgo” del mexiquense Peña, a quien los beltronistas no le darán todo el apoyo, como pudiera creerse. Serán muy cautos, como respuesta a la jugada adelantada de torpedear en los medios de comunicación y periodistas afines al Sistema, con información sobre las cualidades y maravillas del junior Nuño Mayer.
En una declaración a los periodistas incondicionales del futuro dirigente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones, hizo creer que Peña será fortalecido –bien que le hace falta- al señalar que “se acabó la sana distancia entre el Partido y el Presidente de la República” -priista desde luego-, frase en la que en 1995 el ex mandatario Ernesto Zedillo, dijera que se cortaba el dedo e imponía una sana distancia entre ambos.
21 años después, un sonorense rompe la barrera y asegura que su partido mantendrá colusión con Los Pinos para consolidar el poder a toda costa, ante la andanada y presencia de la renovada oposición panista, con Ricardo Anaya y Amando Ríos Piter, por el PRD.
El PRI va por sus fueros y no lo dudo, pues las mañas –insisto- de Beltrones Rivera, se impondrán a las novicias acciones y dirigencia de los jóvenes Anaya y Ríos Piter.
Lo alarmante de la situación es que la dupla Pinos/PRI, con toda la infraestructura pública, los recursos económicos de un país, y el control político/administrativo/electoral y financiero que ejerce será un riesgo para la incipiente democracia que los mexicanos hemos ganado; un ejemplo, los triunfos de candidatos ciudadanos, independientes y apartidistas, que no dejará pasar más el partido que en la historia mexicana ha ejercido “la dictadura perfecta” por más de 73 años.
¡Cuidado! el tricolor dinosáurico es muy peligroso, ya lo demostró hasta el año dos mil y los primeros tres del presente sexenio ¡A temblar con Manlio!
Decía líneas arriba que la magistral jugada de Beltrones fue causal, me refiero a que con su llegada, quizá hasta más allá de 2018, año en donde habrá elección presidencial, el escenario para Enrique Peña Nieto se ve borrascoso, por dos circunstancias: primero, todo dependerá de cómo termine este gris sexenio, en donde no atina a sacar al país adelante, sus pecados capitales pobreza, pobreza extrema, desempleo, pauperización de la economía familiar (no la macro), la temible inseguridad nacional, los desatinos y tibiezas en sus acciones, que se encaminan, nuevamente al hartazgo social, y por ende el rechazo de este gobierno priista.
Segundo, la pretendida imposición de un candidato mexiquense (Videgaray, Nuño, Miranda Nava, etc.) todos y muchos más de los “Golden Boys”, que lidera Peña Nieto, a instancias de su gurú Arturo Montiel Rojas, ex gobernador del Edomex.
Los “dinos” jamás dejarán pasar a los noveles “muchachitos de oro” en desplazo o aniquilación de esa casta que rebasa, en su mayoría, los 60 años de edad; de ahí que los sempiternos priistas “pusieron” al sonorense Beltrones, en la dirigencia nacional.
Otro “dino mañoso” será el Coordinador del GPPRI, en San Lázaro, César Camacho Quiroz, para maquinar el camino hacia 2018, a un candidato de su generación, los “pirruris de oro” mexiquense deberán esperar al menos 10 años más para acceder al máximo poder del país: Los Pinos.
Hoy el escenario seguirá en manos de los vetustos dinosaurios que se aferran al poder y a su no aniquilación de parte de los “Golden Boys” mexiquenses.
* Miembro de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT).
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