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* La moda entre diputados: Transparentar recursos es demagogia

SALARIO FACIL: El sistema mexicano se ha comprometido a la transparencia y rendición de cuentas, e incluso los discursos sobre el particular son grabados en placas para fonógrafo a fin de repetirlo una y otra vez, sin que esta reproducción haya sido suficiente para su plena aplicación. En este foro de la comedia abrió fuego la entrante LXIII Legislatura, pues el reparto y uso discrecional de más de 6 mil millones de pesos anuales por parte de los coordinadores de las bancadas se ha convertido en papa caliente por la opacidad en la subvenciones ordinarias y extraordinarias. Resulta un chiste que la saliente LXII Legislatura con bombo y platillo aprobó las leyes de transparencia y anticorrupción, y fue la más opaca, sin comprobar el derrochó en viajes de placer, alquiler de autos por 50 millones de pesos, y muchos otros gastos. Todavía cerraron su trienio con un reparto entre 500 diputados por mil millones de pesos, aguinaldo proporcional y más de 400 millones de fondo de ahorro para cada uno de los 500 diputados, así, como los muy corruptos, alargar el tiempo de entrada en vigor de la ley de Transparencia para poder librarla.

Grave que sea el coordinador de la bancada del PRI en la Cámara de Diputados César Camacho, quien considere demagógico que los partidos de izquierda demanden transparentar los recursos de las llamadas subvenciones de las cuales el PVEM utilizó para financiar spots en la campaña de la elección pasada. La jugosa suma, semejante a la caja chica de la Presidencia, la controla directamente cada uno de los coordinadores de bancada, de esa manera tienen comiendo en sus manos al resto de legisladores que callan y obedecen ciegamente a sus pastores.

Lo paradójico es que el legislativo exige a los otros dos poderes transparencia y rendición de cuentas, que ese poder ignora. Aún hay más, pues sacado del abolengo de Atlacomulco, César Camacho predica las viejas formas del PRI al calificar a los parlamentarios de izquierda de demagogos, con tintes proselitistas y de querer ganar simpatías por haber renunciado a los seguros y gastos médicos mayores para bajar el presupuesto de la Cámara Baja en los actuales tiempos de crisis económica. El resto de comentarios del priista resultaron un galimatías para salir del paso. Que nadie se extrañe ya que en adelante este será el tono que podría prevalecer en la entrante legislatura. Por esa razón partidos como el PAN adelanta que recurrirá a despachos externos para auditorías a fin de vigilar la aplicación de los recursos, pues generalmente no se informa ni hay claridad en los destinos.

La LXIII Legislatura tendrá más trabajo que la rebatiña por el dinero, sino hacer frente a la crisis económica de la que no ha podido salir el país, pues la globalización alentada por países más ricos aunque el fondo es solo la disputa de los activos de los países emergentes que pomposamente integran el G20. El profundo apuro económico de México es ejemplo de la manera como las naciones desarrolladas desatan sus ambiciones. Se recuerda aquella fuga de información de 1994 del gobierno norteamericano cuando se conocieron sus intenciones con su socio comercial. En la lista de compras a precios de ganga figuraban los energéticos, que Hillary Clinton como secretaria de Estado intervino para descentralizarlos entre las multinacionales de su país, como lo revelaron algunos de sus correos privados.

Desde hace 21 años los gobiernos mexicanos han sido cómplices para entregar los activos al alegar que no es por desnacionalización sino por bancarrota total, mientras el Congreso está amarrado con toneladas de dinero para aprobar leyes y callar que han comprometido la soberanía del país y entregado las áreas estratégicas como la financiera, de Telecomunicaciones, puertos y aeropuerto, la energética incluida la generación y distribución de electricidad y gas.
La jerarquía católica también hace un llamado a la nueva legislatura a fin de que en la práctica realicen las funciones por las cuales fueron votados: legislar de cara al bien de la nación, pues el país requiere con urgencia intervención del poder legislativo para replantear algunas de las reformas aprobadas, pues no puede ser omisa ante tantas preocupaciones por el destino del país. Esta vez con un alto porcentaje de mujeres en el Congreso los mexicanos esperan un cambio positivo, después de la amarga experiencia de las “juanitas”.