viernes, 18 de septiembre de 2015
Los revires de Ruiz Esparza a Rivapalacio: Conversación en la catedral
Por Gustavo Rentería a las 9:59 archivado en Columnas Nacionales José Luis Camacho | Comentarios : 0
José Luis Camacho Acevedo
Conversación en la Catedral, una de las magistrales novelas de Mario Vargas Llosa, trata del deterioro moral de las sociedades dominadas por la corrupción y el autoritarismo, entre otras penosas costumbres que son prácticas comunes de los autócratas.
La Catedral es el nombre de un bar donde los personajes de la obra, Santiago Zavala, más conocido en el texto como Zavalita, y Ambrosio, el antiguo chófer del padre de su otro interlocutor discutían sobre, a vces con gran fervor, los vaivenes de la vida pública de su país, que se supone es el Perú.
La discusión, obvio, se acaloraba cuando se tocaban asuntos de los males que padecen los inermes ciudadanos, más corriente que comunes, a causa de la corrupción de la autoridad.
Pues sucede, como si viviéramos una remembranza de las conversaciones en el bar La Catedral, que el señor Gerardo Ruíz Esparza, como si estuviera sentado en una de las mesas de es novelado sitio de efluvios etílicos por Vargas Llosa, se pone, por medio de una réplica a los artículos de Raymundo Rivapalacio sobre la fraudulenta y corrupta actuación del funcionario en los casos de la construcción de la carreta Atizapán-Atlacomulco, entre otros tres señalas.
Al tratar de “desmentir al periodista” con unos argumentos tan fútiles e inconsistentes como todos los que fracasaron en las acaloradas discusiones de la cantina La Catedral y en la que se hacían duros señalamientos a la realidad de su entorno y de su época, señalamientos que revelaban un grave deterioro de la sociedad al aceptar pasivamente corrupción, ambición sin límite y el cinismo del oficialismo, Ruíz Esparza lo único que consigue es irritar más a la opinión pública.
El señor Ruíz simplemente ya perdió ante una gran cantidad de mexicanos toda credibilidad.
Dice Rivapalacio en su respuesta a la “réplica” de Ruíz Esparza a sus columnas publicadas en El Financiero la semana que termina:
“Gerardo Ruíz Esparza, está en desacuerdo con lo que en este espacio se publicó el miércoles sobre él en la columna “La Gangrena de Peña Nieto”, donde se argumentó que a lo largo del sexenio y desde la campaña presidencial de 2012, ha estado involucrado en conflictos de interés y TRAICIONANDO LA CONFIANZA DE SU AMIGO EL PRESIDENTE (las mayúsculas son una cortesía de su servidor) por lo cual tendría que ser cesado, Ruíz Esparza se ha convertido en un lastre para el presidente Enrique Peña Nieto y su gobierno, pero el secretario, en cuatro puntos del alegato en esta columna, discrepó totalmente”.
Luego Rivapalacio da cuenta de las réplicas de Ruíz Esparza a los señalamientos que le imputa en la columna de referencia y el periodista responde con datos duros reafirmando así sus señalamientos duramente condenatorios de la corrupción del titular de la SCT.
O sea que la réplica y la respuesta, para los ciudadanos en este penoso caso, cayó a niveles de discusiones de cantina.
Dentro del sistema política mexicano para un presidente nadie es indispensable.
López Portillo, cuyo aprecio a sus amigos más cercanos y queridos rayaba en “la amistad que se termina con la muerte”, defenestró a sus afectos más sensibles, Julio Rodolfo Moctezuma de Hacienda y a Carlos Tello de Programación por el enfrentamiento que tenían.
Para equilibrar la pérdida de sus piezas en el gabinete, López Portillo sacó de la SEP a Porfirio Muñoz Ledo y lo mandó a la ONU.
Y le quitó el liderazgo de la Cámara de Diputados a Augusto Gómez Villanueva para enviarlo como embajador a Italia, ambos, Muñoz Ledo y Gómez Villanueva, eran alfiles de Luis Echeverría y López Portillo necesitaba tener equilibrado su equipo.
Y lo mismo hicieron cuando les fue necesario Salinas con casi todo su gabinete; Fox que sacrificó a Jorge Castañeda, entre otros, Calderón que cambió, por razones políticas o por tragedias como dos de sus titulares de gobernación, a varios secretarios de estado como Luis Téllez a raíz del escándalo de las grabaciones que filtró sobre su desprecio al presidente la tormentosa subsecretaria ahora perredista, Purificación Carpinteyro.
Si sale Ruíz Esparza, que es lo esperado por todo lo que se ha ventilado sobre sus turbios manejos, no solo los que le documenta Rivapalacio, al presidente Peña Nieto no le pasa absolutamente nada.
Así es la política en México.
EN TIEMPO REAL
1.- Manuel Ángel Núñez Soto renuncia a la presidencia del Grupo Aeroportuario que debería encargarse de la construcción del nuevo aeropuerto internacional de la Ciudad de México, abrirá un nuevo flanco de crítica al grupo de Alfredo del Mazo y sus más allegados compañeros de viaje.
2.- La presencia de Aurelio Nuño en el tercer informe de Gobierno de Miguel Ángel Mancera debe leerse, al igual que su mensaje, con mucho detenimiento político. De todos los cambios que realizó el presidente en días pasado en su gabinete, se han destacado las acciones de Nuño en la SEP, Enrique de la Madrid de Turismo y José Calzada Rovirosa en la SAGARPA. Un dato que no es menor: a los anteriores informes de gobierno de Mancera, el representante presidencial había sido Miguel Ángel Osorio Chong.
3.- Muy positiva y enérgica la presencia de Claudia Ruíz Massieu ante las autoridades egipcias para cuidar el traslado a México de los heridos primero y de los fallecidos en su momento. Pero la canciller se vio firme con el primer ministro israelí y de plano la exigencia de una explicación satisfactoria fue respondida con un “cerco informativo sobre el asunto de los turistas mexicanos muestro” por órdenes muy superiores del gobierno egipcio.
Conversación en la Catedral, una de las magistrales novelas de Mario Vargas Llosa, trata del deterioro moral de las sociedades dominadas por la corrupción y el autoritarismo, entre otras penosas costumbres que son prácticas comunes de los autócratas.
La Catedral es el nombre de un bar donde los personajes de la obra, Santiago Zavala, más conocido en el texto como Zavalita, y Ambrosio, el antiguo chófer del padre de su otro interlocutor discutían sobre, a vces con gran fervor, los vaivenes de la vida pública de su país, que se supone es el Perú.
La discusión, obvio, se acaloraba cuando se tocaban asuntos de los males que padecen los inermes ciudadanos, más corriente que comunes, a causa de la corrupción de la autoridad.
Pues sucede, como si viviéramos una remembranza de las conversaciones en el bar La Catedral, que el señor Gerardo Ruíz Esparza, como si estuviera sentado en una de las mesas de es novelado sitio de efluvios etílicos por Vargas Llosa, se pone, por medio de una réplica a los artículos de Raymundo Rivapalacio sobre la fraudulenta y corrupta actuación del funcionario en los casos de la construcción de la carreta Atizapán-Atlacomulco, entre otros tres señalas.
Al tratar de “desmentir al periodista” con unos argumentos tan fútiles e inconsistentes como todos los que fracasaron en las acaloradas discusiones de la cantina La Catedral y en la que se hacían duros señalamientos a la realidad de su entorno y de su época, señalamientos que revelaban un grave deterioro de la sociedad al aceptar pasivamente corrupción, ambición sin límite y el cinismo del oficialismo, Ruíz Esparza lo único que consigue es irritar más a la opinión pública.
El señor Ruíz simplemente ya perdió ante una gran cantidad de mexicanos toda credibilidad.
Dice Rivapalacio en su respuesta a la “réplica” de Ruíz Esparza a sus columnas publicadas en El Financiero la semana que termina:
“Gerardo Ruíz Esparza, está en desacuerdo con lo que en este espacio se publicó el miércoles sobre él en la columna “La Gangrena de Peña Nieto”, donde se argumentó que a lo largo del sexenio y desde la campaña presidencial de 2012, ha estado involucrado en conflictos de interés y TRAICIONANDO LA CONFIANZA DE SU AMIGO EL PRESIDENTE (las mayúsculas son una cortesía de su servidor) por lo cual tendría que ser cesado, Ruíz Esparza se ha convertido en un lastre para el presidente Enrique Peña Nieto y su gobierno, pero el secretario, en cuatro puntos del alegato en esta columna, discrepó totalmente”.
Luego Rivapalacio da cuenta de las réplicas de Ruíz Esparza a los señalamientos que le imputa en la columna de referencia y el periodista responde con datos duros reafirmando así sus señalamientos duramente condenatorios de la corrupción del titular de la SCT.
O sea que la réplica y la respuesta, para los ciudadanos en este penoso caso, cayó a niveles de discusiones de cantina.
Dentro del sistema política mexicano para un presidente nadie es indispensable.
López Portillo, cuyo aprecio a sus amigos más cercanos y queridos rayaba en “la amistad que se termina con la muerte”, defenestró a sus afectos más sensibles, Julio Rodolfo Moctezuma de Hacienda y a Carlos Tello de Programación por el enfrentamiento que tenían.
Para equilibrar la pérdida de sus piezas en el gabinete, López Portillo sacó de la SEP a Porfirio Muñoz Ledo y lo mandó a la ONU.
Y le quitó el liderazgo de la Cámara de Diputados a Augusto Gómez Villanueva para enviarlo como embajador a Italia, ambos, Muñoz Ledo y Gómez Villanueva, eran alfiles de Luis Echeverría y López Portillo necesitaba tener equilibrado su equipo.
Y lo mismo hicieron cuando les fue necesario Salinas con casi todo su gabinete; Fox que sacrificó a Jorge Castañeda, entre otros, Calderón que cambió, por razones políticas o por tragedias como dos de sus titulares de gobernación, a varios secretarios de estado como Luis Téllez a raíz del escándalo de las grabaciones que filtró sobre su desprecio al presidente la tormentosa subsecretaria ahora perredista, Purificación Carpinteyro.
Si sale Ruíz Esparza, que es lo esperado por todo lo que se ha ventilado sobre sus turbios manejos, no solo los que le documenta Rivapalacio, al presidente Peña Nieto no le pasa absolutamente nada.
Así es la política en México.
EN TIEMPO REAL
1.- Manuel Ángel Núñez Soto renuncia a la presidencia del Grupo Aeroportuario que debería encargarse de la construcción del nuevo aeropuerto internacional de la Ciudad de México, abrirá un nuevo flanco de crítica al grupo de Alfredo del Mazo y sus más allegados compañeros de viaje.
2.- La presencia de Aurelio Nuño en el tercer informe de Gobierno de Miguel Ángel Mancera debe leerse, al igual que su mensaje, con mucho detenimiento político. De todos los cambios que realizó el presidente en días pasado en su gabinete, se han destacado las acciones de Nuño en la SEP, Enrique de la Madrid de Turismo y José Calzada Rovirosa en la SAGARPA. Un dato que no es menor: a los anteriores informes de gobierno de Mancera, el representante presidencial había sido Miguel Ángel Osorio Chong.
3.- Muy positiva y enérgica la presencia de Claudia Ruíz Massieu ante las autoridades egipcias para cuidar el traslado a México de los heridos primero y de los fallecidos en su momento. Pero la canciller se vio firme con el primer ministro israelí y de plano la exigencia de una explicación satisfactoria fue respondida con un “cerco informativo sobre el asunto de los turistas mexicanos muestro” por órdenes muy superiores del gobierno egipcio.
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Entrevista a Pedro Trueba . Programa Personalidades, domingo, 16 de noviembre de 2025.
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