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martes, 3 de noviembre de 2015

Sin Punto y Coma / Bloqueos como instrumento de lucha

Vladimir Galeana Solórzano

Las organizaciones sociales que por sistema se dedican a antagonizar a las estructuras de los tres órdenes de gobierno no son expresiones espontáneas de la sociedad civil. Cualquiera que diga lo contrario estará mintiendo a sabiendas de que coadyuva en la justificación de conductas colectivas recurrentes que propician brutales daños a la nación y a los gobiernos locales, porque todo tipo de movimientos con estructura y logística siempre requiere de una exhaustiva preparación y entrenamiento. No podemos cerrar los ojos ante nuestra lamentable realidad: en México existen intereses muy definidos para contrarrestar el éxito de quienes nos gobiernan porque de lo que se trata es de que los adversarios políticos no avancen como para permanecer mucho tiempo en los encargos de elección popular.

Por desgracia esa es la forma en que algunos conciben a la política en este país, aunque el sentido común indique lo contrario. La normalidad política hace mucho tiempo quedo atrás, ahora lo que se estila es la simple oposición aunque raye en el absurdo. La parálisis gubernamental es brutalmente costosa para los simples ciudadanos, y encuentra razones en la concepción de que oposición quiere decir que hay que hacer todo lo humanamente posible para que las cosas salgan mal a quienes gobiernan. Así de simple es el razonamiento de aquellos que encabezan a las oposiciones sea cual fuere el perfil ideológico que enarbolen. Es más, tan se trata de buscar el poder por el poder mismo, y en México derechas e izquIerdas se han vuelto uno solo cuando de arrebatar posiciones a los tricolores se trata, y aunque las consecuencias han sido lamentables para los ciudadanos, la tendencia sigue igual porque lo que menos importa son ellos, sino el "interés superior" de los grupos de la élite partidista.

Una de las formas más recurrentes para la reyerta política han sido los bloqueos carreteros, y después la toma de casetas. Para decirlo de otra forma, se trata de cometer delitos en aras de una causa que desde el momento en que se convierte en violatoria de la ley deja de ser una causa justa. Pero poco ha importado a quienes lideran movimientos radicales, y menos tratándose de quienes debieran velar por la educación de nuestros hijos para que sean portadores de mejores condiciones de vida. No les importa el futuro de los mexicanos cuando están más ocupados en romper el presente para evitar el éxito del adversario.

En eso se han centrado en los últimos años aquellos que debieran cumplir a cabalidad el apostolado educativo en las aulas, y quienes reciben manutención del gobierno con la única condición de que se preparen para salir de su postración y pobreza, y que prefieren delinquir para exigir mayores prebendas simplemente porque piensan que son merecedores de que les entreguemos ese futuro que ellos mismos están destruyendo. Normalistas y maestros que militan en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación se han convertido en el principal enemigo del futuro de nuestros hijos y de la erradicación de la pobreza. La lucha debe estar en la superación, no en los bloqueos ni en la comisión de delitos. Al tiempo. Vladimir.galeana@gmail.com

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