jueves, 28 de enero de 2016
Seguridad y Gobierno / El orden universal
Por Gustavo Rentería a las 12:04 archivado en Columnas Nacionales Romeo Déctor García | Comentarios : 0
Romeo Déctor García*
Sí alguien me pregunta ¿qué es la verdad? respondería que es el principio ordenador al cual se conforman los seres, las cosas y la naturaleza. Dicho principio puede ser estudiado, refutado o comprendido por el hombre de múltiples formas. También puede atribuírsele una denominación o sólo indicársele como inefable.
Más allá de la forma humana de identificar o conocer ese principio universal, existen hechos de la vida que por su ocurrencia nos mueven a buscar encontrar la causa u origen (físico o metafísico) y cualquiera explicación es posible en esa línea. Ciertamente aunque haya aspectos que se nos revelen no siempre somos capaces de comprenderlos. Qué si un gato tiene siete vidas, o alguien con vicios reencausa su comportamiento o quien con una enfermedad grave llega a sanarse puede encontrar en el mundo de las ideas, de las leyes, modelos, teorías o ciencias explicaciones más o menos concomitantes a ese principio ordenador universal.
Los hechos sociales (políticos, de gobierno o democráticos, de varios más) suelen contar con sustento para su explicación o comprensión según su modo de ocurrencia; los jurídicos, dado que son derivados del comportamiento humano, encuentran en el derecho su propia manera para aproximarnos a la verdad que se esconde tras de ellos; sí una persona roba a otra se explica en lo inmediato con el acto de desapoderamiento, al cual puede sobrevenir ( si se conjugan diversos elementos) la sanción como reacción a dicho comportamiento que rompió con el orden universal (no robarás a otro=respeta la propiedad derivada del trabajo).
Así como a alguien se le hace poco claro lo que ocurrió antes de la detención de un fugitivo mexicano, otros consideran que la visita del representante del Estado Vaticano traerá a los mexicanos paz y tranquilidad; ¿qué es lo que propicia la duda o insatisfacción en el caso del primer sujeto como aquello que le permite a otro afirmar justamente que otra persona puede propiciar condiciones de estabilidad emocional (afirmo que la menor o mayor comprensión del orden universal). Y esto tiene ya múltiples asideros derivados de la experiencia (sensible, no sensible e inteligible).
Aludir al pensamiento disruptivo en el primer caso o a la conformidad que promueve la sociedad sugiere, en una parte, que cada uno adoptó una vertiente, modelo o visión particular del todo lo cual no quiere decir que sea condenable o aceptable, sino en todo caso asumir un determinado grado de la evolución del pensamiento de cada uno de ellos. Así baste decir que la máxima tolerancia debe ser un elemento que, como parte del orden universal, nos permita mantener la convivencia inter pares y buscar la armonía.
En los años recientes he observado que la democracia procedimental es la que más cambia, producto desde luego de la política o de las pasiones y así, quienes participan de ella, son los eternos insatisfechos que evitan la maduración de ciertas disposiciones o reglas, y en el devenir del tiempo las modifican ¿producto del supuesto pensamiento disruptivo, o bien, de la incomprensión del orden como de la estabilidad, o de la ambición que provoca el interés de fijar mi propia visión (completa, incompleta o imperfecta)?.
Ciertamente existen quienes asumen que la dialéctica puede ser una forma de comprender, pero también es aceptable que los impasse, relativos silencios o situaciones de serenidad ante voces discordantes son el contraflujo de los que aspiran al caos, la incertidumbre y la destrucción aun cuando se escuden en el autoconcepto de ser disruptivos. Lo dice quien por su naturaleza es un insatisfecho, que subvierte en ciertos casos el status quo pero que se toma el tiempo para discurrir sobre puntos casi etéreos.
* Experto en gobierno y asuntos públicos.
Sí alguien me pregunta ¿qué es la verdad? respondería que es el principio ordenador al cual se conforman los seres, las cosas y la naturaleza. Dicho principio puede ser estudiado, refutado o comprendido por el hombre de múltiples formas. También puede atribuírsele una denominación o sólo indicársele como inefable.
Más allá de la forma humana de identificar o conocer ese principio universal, existen hechos de la vida que por su ocurrencia nos mueven a buscar encontrar la causa u origen (físico o metafísico) y cualquiera explicación es posible en esa línea. Ciertamente aunque haya aspectos que se nos revelen no siempre somos capaces de comprenderlos. Qué si un gato tiene siete vidas, o alguien con vicios reencausa su comportamiento o quien con una enfermedad grave llega a sanarse puede encontrar en el mundo de las ideas, de las leyes, modelos, teorías o ciencias explicaciones más o menos concomitantes a ese principio ordenador universal.
Los hechos sociales (políticos, de gobierno o democráticos, de varios más) suelen contar con sustento para su explicación o comprensión según su modo de ocurrencia; los jurídicos, dado que son derivados del comportamiento humano, encuentran en el derecho su propia manera para aproximarnos a la verdad que se esconde tras de ellos; sí una persona roba a otra se explica en lo inmediato con el acto de desapoderamiento, al cual puede sobrevenir ( si se conjugan diversos elementos) la sanción como reacción a dicho comportamiento que rompió con el orden universal (no robarás a otro=respeta la propiedad derivada del trabajo).
Así como a alguien se le hace poco claro lo que ocurrió antes de la detención de un fugitivo mexicano, otros consideran que la visita del representante del Estado Vaticano traerá a los mexicanos paz y tranquilidad; ¿qué es lo que propicia la duda o insatisfacción en el caso del primer sujeto como aquello que le permite a otro afirmar justamente que otra persona puede propiciar condiciones de estabilidad emocional (afirmo que la menor o mayor comprensión del orden universal). Y esto tiene ya múltiples asideros derivados de la experiencia (sensible, no sensible e inteligible).
Aludir al pensamiento disruptivo en el primer caso o a la conformidad que promueve la sociedad sugiere, en una parte, que cada uno adoptó una vertiente, modelo o visión particular del todo lo cual no quiere decir que sea condenable o aceptable, sino en todo caso asumir un determinado grado de la evolución del pensamiento de cada uno de ellos. Así baste decir que la máxima tolerancia debe ser un elemento que, como parte del orden universal, nos permita mantener la convivencia inter pares y buscar la armonía.
En los años recientes he observado que la democracia procedimental es la que más cambia, producto desde luego de la política o de las pasiones y así, quienes participan de ella, son los eternos insatisfechos que evitan la maduración de ciertas disposiciones o reglas, y en el devenir del tiempo las modifican ¿producto del supuesto pensamiento disruptivo, o bien, de la incomprensión del orden como de la estabilidad, o de la ambición que provoca el interés de fijar mi propia visión (completa, incompleta o imperfecta)?.
Ciertamente existen quienes asumen que la dialéctica puede ser una forma de comprender, pero también es aceptable que los impasse, relativos silencios o situaciones de serenidad ante voces discordantes son el contraflujo de los que aspiran al caos, la incertidumbre y la destrucción aun cuando se escuden en el autoconcepto de ser disruptivos. Lo dice quien por su naturaleza es un insatisfecho, que subvierte en ciertos casos el status quo pero que se toma el tiempo para discurrir sobre puntos casi etéreos.
* Experto en gobierno y asuntos públicos.
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