Teodoro Raúl Rentería Villa

"A una niña gorda no la quiere nadie"; esa es la postura de Jaime Rodríguez, gobernador de Nuevo León, como mensaje para procurar las escuelas saludables. Tal visión no sólo lo ratifica como "bronco", cambia su apodo al de "bestia".

Este discurso lejos de motivar a la prevención genera violencia; este tipo de aseveraciones lastiman y propagan la burla, el desánimo y la baja estima.

El cuerpo de un ser humano no puede apreciarse o despreciarse por su complexión, color, olor o rasgos; en este caso la obesidad no siempre es consecuencia de la alimentación.

El "bronco" tardó en sacar el cobre: una frase machista que lacera a la mujer. El amor o la atracción hacia el ser femenino tiene mucho más factores y sensibilidades.

No existe algo más sublime, por ejemplo, que la gordura que provoca el embarazo; los años normalmente llevan a la mujer, en su vejez, a una complexión más robusta.

Jaime Rodríguez no se equivocó; el "bronco" simplemente sacó a la bestia que esconde su apodo.