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viernes, 7 de octubre de 2016

Seguridad y Gobierno / Seguridad en la Zona Metropolitana del Valle de México

Romeo Déctor García*

He querido evitar emitir opinión sobre la seguridad en la metrópoli central de México porque la fenomenología criminal rebasa los procedimientos ministeriales y judiciales y la esperanza de una vida digna sin violencia decae; no obstante al menos en el plano de libertad de expresión se hace necesario, sobre todo porque una mirada así invita al di´logo o la confrontación de la realidad contra las acciones de gobierno en la materia. Con esa convicción y con la voluntad de contribuir al país y mínimamente a la humanidad con una obra de ese tipo expondré algunos aspectos para la reflexión.

En otras entregas he aludido a la violencia suave y a la violencia dura, en la primera incluyo delitos de bajo impacto (robo sin violencia, lesiones menores, fraudes u otros más); en la segunda los de alto impacto (homicidio con agravantes, robo con violencia, secuestro u otros más). Es claro que ambos tipos de violencia al ser polifactoriales y multigeodimensionales rebasan la capacidad de respuesta de las policías (de seguridad y ministerial), además de ser evidente que las acciones de prevención han surtido poco efecto dado que no llegan a todos los espacios geográficos y desde luego a toda la población que es susceptible de incurrir en algún delito.

De no ser porque las redes sociales en varios casos han dado alerta sobre hechos delictivos (robo a particulares debido al tránsito o en el transporte público, secuestros o trata de personas los mismos han merecido respuesta inmediata de la autoridad policial en seguridad, como del ámbito de la procuración de justicia la impunidad de los mismos parece reducirse de nivel; sin embargo existen numerosos hechos delictivos que puede ser difícil su seguimiento si no existe voluntad en el seguimiento del Ministerio Público de la CDMX.

Desde un homicidio del 1 de octubre por la mañana en la Col. Juan Escutia en la Deleg. Iztapalapa al parecer de alguien vinculado a un Verificentro de la zona, o un robo menor en la misma colonia pero cerca del Periférico Oriente-Calle 7, o los múltiples robos en Eje Central Lázaro Cárdenas de la misma ciudad en el segmento de Izazaga-Salto del Agua a calle Madero, por ejemplo o todos los robos que ocurren en la col. Centro, de muchos más, dejan entrever que más allá de la existencia o no de la denuncia/querella aún falta mucho para contar o generar estrategias de prevención o de reacción prontas y adecuadas al elevado índice de ocurrencia de delitos en la Ciudad de México y concomitantemente en municipios o localidades de la periferia a la misma o de la llamada área conturbada.

Se reconoce el grado de avance en la materia, sí; se invita mejorar la distribución de tareas entre Agencias del Ministerio Público, revisar el estado de los cuadrantes de la Secretaría de Seguridad o incrementar la operación de cámaras de videovigilancia, sí; lo que no se puede admitir es que se tenga una fuerza policial que ya no responda en algunos puntos a la demanda ciudadana de seguridad, que sigan existiendo territorios sin ley, zonas sin atención en materia de suministro de agua potable, carencia del servicio de limpia por parte de las Delegaciones (recordar casos de anegamiento atribuidos a los residuos como a la acumulación de agua de lluvia en la estación Los Reyes y la Paz o cerca del Distribuidor Vial de la Concordia).

Tampoco se puede aceptar que existan zonas como la del Periférico Oriente (segmento Calzada Zaragoza a Avenida Pantitlán) en la que comerciantes invaden los carriles de alta velocidad y central y ni las autoridades de la Delegación Iztapalapa, Iztacalco o del Municipio de Nezahualcóyotl estén haciendo algo por reordenar el comercio (que en el fondo es ilegal al estarse ocupando vías destinadas al tránsito vehicular), sumado al hecho de que hay inadecuado manejo de residuos de distinto tipo. Hace unos meses hicieron presencia Jefa y Jefe Delegacional y Presidente Municipal pero sólo aludieron a realizar un censo. Esto no es una solución a la necesidad de movilidad en la zona, mucho menos a la posibilidad de evitar accidentes de tránsito, se requieren acciones de diversa índole tanto del Gobierno de la Ciudad de México, de las Delegaciones y del Municipio citado para que las condiciones de seguridad empiecen a mejorar.

La Secretaría de Seguridad Pública de la CDMX está llamada a actuar en la zona, planificando una estrategia de intervención solicitada desde hace más de tres años para evitar la invasión de esa vía primaria, la Comisión de Derechos Humanos del DF (o CDMX si ya se actualizó su denominación) para identificar si el derecho a un medio ambiente adecuado ha sido violado y por ende establecer las medidas de reparación o de compensación para que la población goce adecuadamente del mismo.

Pero también a sus pares del Estado de México y del Municipio de Nezahualcóyotl se sugiere respetuosamente acercarse a esa realidad y complementar lo que en su geografía competa atender. Los habitantes de esas franjas de la Zona Metropolitana del Valle de México reconocerán eventualmente la intervención. Por lo que toca a la atención de la seguridad en la periferia indicada como enormemente del perímetro A y B del Centro Histórico y sus colindancias es apremiante mayor labor de inteligencia policial, estrategias de intervención de la policía ministerial y avance en las condiciones urbanas y sobre servicios públicos para vivir mejor. Sólo si lo predicho, al ser atendido eficaz y eficientemente, merecerá recompensa en cuyo caso los votantes actuarán. Fraternalmente: el autor.

* Experto en gobierno y asuntos públicos.

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