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martes, 8 de noviembre de 2016

El mundo en vilo

Miguel Arroyo

A unas cuantas horas de que se realice la histórica elección en los Estados Unidos de América, en la que contienden por el Partido Demócrata, Hillary Clinton  y por el Partido Republicano, Donald Trump, el mundo entero se mantiene a la expectativa de los resultados aún inciertos.

En este apreciado espacio periodístico de Libertas, le hemos dado seguimiento y realizado algunos modestos análisis de la contienda presidencial del vecino país. Desde un primer momento, hace ya algunos meses, contra prácticamente toda la opinión de los analistas nacionales, externamos que Donald Trump no solamente crecería en la contienda por la presidencia, sino que se convertiría en un candidato con posibilidades reales de obtener el triunfo, pues representaba las calladas aspiraciones y posiciones políticas de un sector importante de la población estadunidense.

Un día antes de la elección presidencial algunas encuestas le dan a Hillary Clinton una ventaja cuando mucho de 4 por ciento, lo que en términos reales representa realmente poco más de un 1 por ciento, por el margen de error que siempre se considera para esos efectos. Por lo que el triunfo de Hillary Clinton sobre Donald Trump es muy probable pero no seguro. Podría haber una sorpresa, que pocos desean, por lo menos desde la perspectiva de los intereses mundiales.

Me parece por otra parte, que es iluso pensar  que el triunfo del Partido Demócrata favorecerá necesariamente a los intereses de nuestro país. Ocurre en la opinión pública nacional la idea de que los demócratas quieren a México y a los mexicanos, lo cual representa una tendencia muy latina que pone por delante los sentimientos antes que los intereses. Hay que decir con todas sus letras, sin embargo, que los demócratas coincidirán con México si esto favorece a sus intereses.

Lo que creo que no se ha dicho, es que en el Partido Demócrata y según se dice en el círculo cercano de Hillary Clinton, hay una honda preocupación por la corrupción  del medio político mexicano y el desorden que impera en el tránsito de nuestra vida nacional. Narcotráfico, cierre de carreteras y corrupción política, no envían precisamente el mejor mensaje a los medios políticos estadunidenses. Así que, si alguien espera que Hillary Clinton muestre condescendencia sobre estos temas con nuestro país y haya un apoyo económico y político irrestricto, me parece que está equivocado. Es decir, el triunfo de Hillary Clinton será el menos malo para nuestros intereses nacionales dentro del espectro de lo que puede suceder.

Sin embargo no hay que dar por descontada una victoria de Donald Trump, quien sin duda trataría de llevar al cabo sus propuestas de campaña. La personalidad inestable de Trump crea un estado de inseguridad a nivel mundial, al punto de que se le ha llegado a comparar, me parece que erróneamente con Adolfo Hitler. Muchas son las diferencias de Trump con ese desafortunado personaje y las circunstancias que concurren en cada caso. Bastaría decir que Trump tendría como contrapesos al congreso de su país y a gran parte de los medios de comunicación y por ello de la opinión pública. Pretender que los dos personajes son comparables es desconocer la historia.

Por otra parte se ha dicho que el voto latino será determinante. Lo cual es cierto, pero no quiere decir esto  que todo el voto latino será para Hillary  en su totalidad, ni que todos los latinos tradicionalmente abstencionistas, saldrán a las urnas y que superaran el 49.9  por ciento de los que votaron en el 2012. Así el voto latino será determinante para el que gane, pero este puede ser Donald Trump o Hillary Clinton.

Sea como sea, estas elecciones han producido en los Estados Unidos de América una profunda polarización de posiciones y  permitido el resurgimiento de los radicales de derecha que estuvieron durante décadas presentes, pero callados.

Esperemos  el resultado de esta histórica elección, que por lo pronto Trump ya anuncio que desconocerá sino le favorece.

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