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lunes, 17 de diciembre de 2018

Comentando / Pleito de Poderes: ¿SCJN por Tribunal Constitucional?

* Deporte morenista: desaparecer instituciones para mandar YO

Luis Repper Jaramillo*
lrepperjaramillo@yahoo.com

“Mal empieza la semana a quien ahorcan en lunes”, dice un catacumbista refrán.

La analogía va en el sentido de lamentar los garrafales errores de inicio del sexenio de Andrés Manuel López Obrador, de acomodar a sus intereses personales y transexenales las cosas de administración pública para demostrar ¡¡quién manda aquí!! pero sólo para algunos hechos. Lo socialmente sensibles los somete “a consulta pública” cuando la decisión ya está tomada. O bajo el peregrino argumento (suyo) de “es decisión del Presidente de la República”.

En una vergonzante decisión personal. “me canso ganso”, desechó las obras del Nuevo Aeropuerto Internacional de México, simulando un “consulta popular”, cuando desde sus actos de campaña de 2018 juró que echaría abajo ese proyecto porque es una obra de “la mafia del poder” y el presupuesto público no está para financiar trabajos de relumbrón.

Así lo decía. Sin un sondeo creíble, confiable, oficial (siendo aún presidente electo, sin facultades legales para desarrollar esa acción) obligó a los militantes de Morena, efectuar esta trampa, en donde las redes sociales demostraron que los organizadores y encargados de las mesas de recepción cruzaban las papeletas del NO al NAIM y SI al de Santa Lucía, en flagrante violación a la Ley de Consultas Públicas y a la inteligencia de los mexicanos.

Se salió con la suya… y no pasó nada… Autoridades en funciones y la sociedad nos dejamos, sólo fuimos estatuas de sal ante la soberbia y capricho de López Obrador. Primer error.

Por sus pistolas y sabiendo que vender el Avión Presidencial TP01, Boeing 787-8 Dreamliner, “José María Morelos y Pavón” sería más caro que utilizarlo, “porque es lujo para un país de pobres”, representa para México la pérdida de 137 millones de dólares, respecto a su adquisición en 2012, por 218 millones de dólares (7 mil 500 millones de pesos), aun así se deshizo de él por capricho, no por estrategia de austeridad, seguridad del Jefe de Estado; por arrogancia de hacer sentir que él manda en México. Segundo gran error.

Tercera equivocación o incumplimiento a su palabra. Durante sus periplos electoreros ofreció, prometió sacar a las fuerzas armadas de las calles y regresarlas a los cuarteles. Entre la campaña y la presidencia electa, “algo” pasó. En sus tres encuentros privados con Enrique Peña Nieto, hubo advertencia, enjuague o negociación oscura, pues una vez en el poder lanzó la Iniciativa de Ley para formar la Guardia Nacional… pero militarizada, es decir, utilizar a soldados, marinos y policías federales (militares habilitados como civiles), cuya jefatura estará a cargo del Secretario de la Defensa Nacional, General Luis Sandoval González.

No sólo NO los devolvió a las barracas, sino les dio autorización de “cuidar” con el garrote, tanquetas, balas de goma, caballería motorizada: motos, aviones, helicópteros, drones. Tanques, camiones lanza chorros de agua con ácidos, infantería y estrategia castrense las inconformidades populares. Esta decisión unipersonal nos hace recordar masacres militares como 2 de octubre de 1968,  Jueves de Corpus (1971), Acteal (1997), Tlatlaya (2014), Ayotzinapa (2014), Nochixtlán, Oax. (2016), entre otras.

En pocas palabras, la seguridad de la población civil estará en la decisión de mandos militares, que nunca terminan bien, los perdedores siempre somos nosotros.

Sabedor de su triunfo el 1 de julio con más de 30 millones de votos (hito en la historia política del país), Andrés Manuel como valor agregado a la Presidencia de México, se colgó el Poder Legislativo con su partido Morena, mayoría en ambas Cámaras y congresos locales, lo que permite “explotar”  las decisiones personales que sus testaferros al aprobar por “mayoriteo” leyes a modo, en absoluta violación a la incipiente democracia que vamos construyendo los mexicanos.

De hecho la creación de la Guardia Nacional, fue un avasallamiento de los morenos en el Senado contra la voluntad y rechazo de la oposición y de los connacionales de bien.

Con este hándicap legislativo López Obrador, tiene vía libre para ordenar modificar, crear, derogar y aprobar leyes por conveniencia para sus fines, no necesariamente democráticos.

Este cuarto error de inicio sexenal, trajo como resultado la aprobación en San Lázaro, de la Ley de la Fiscalía General de la República (FGR) que sustituirá a la PGR, para poner en la oficina al Fiscal Carnal, es decir, a un incondicional del Presidente de la República, que rompe la autonomía y eficiencia de esta autoridad judicial.

La simulación será la siguiente: el personero de López Obrador, podrá colocar por designación directa (sin pasar por el aval del Senado) a los 4 Fiscales Especializados en materia de Delitos Electorales (FEPADE) Combate a la Corrupción, Derechos Humanos y Asuntos Internos.

Esta Ley no será más de lo mismo, sino peor de lo mismo, pues de manera manipulable, el Presidente de la República mantendrá su injerencia en la designación del Fiscal General y tendrá la potestad de removerlo, sin causa justificada, de manera discrecional, sin la autorización del Senado.

De suyo, esta actitud injerencista de Palacio Nacional viola la autonomía,  soberanía y eficacia de la instancia que supone procura justicia. Se ha creado otro monstruo el Fiscal Carnal, el Abogado de la Nación  A MODO.

Vamos al quinto capricho personal del Presidente de la República, éste vergonzosamente insultante. ¿Recuerdan esta frase? “se las metimos doblada, camarada”.

Sí, del gachupín e incondicional Paco Ignacio Taibo II, quien en arranque de barbajanería, soberbia y prepotencia, sabiéndose títere, testaferro de López Obrador, aseguró que aunque no quisieran él sería el próximo Director General del Fondo de Cultura Económica (FCE), pues aun no siendo mexicano por nacimiento, sino por adopción, la ley le impediría asumir el cargo; pero Andrés Manuel lo habilitaría primero como encargado del despacho y esperaría a que el Senado, con aplanadora morenista modificara la Constitución para “salvar” el pequeño escollo de la nacionalidad.

Pues bien, Andrés Manuel actuó y ordenó a sus inútiles legisladores en la Cámara Alta, modificar la Carta Magna para crear un precepto ah doc… ¿y qué creen? le obedecieron,  modificaron la Ley Federal de Entidades Paraestatales, para que el asturiano, nativo de Gijón, España, Paco Ignacio Taibo II pueda regentear la Dirección General del FCE, pese al insulto y bajeza que profirió a los mexicanos.
Con el peregrino argumento  morenista de combatir la “discriminación” aprobaron la Ley, fast track haciendo un traje a la medida al gachupín, para cobrar la factura de los favores a López Obrador durante las campañas electorales de 2012 y 2018.

Con esta orden de, ya sabes quién,  a sus esbirros en Reforma 135, se confirma su filosofía de “al diablo las instituciones”, pero esta vez fue más allá,  violentó no sólo al Poder legislativo, sino a la propia Constitución para lograr una imposición más. Ahora que tiene el poder… a poco no, quería a Taibo II en el FCE y por sus pistolas lo logró.

Vayamos al sexto error. Lo hizo personal. Se enfrasca en un pleito de poderes: Ejecutivo vs. Judicial, Andrés Manuel contra Ministros, Magistrados, Jueces, Secretarios de Juzgado, Consejeros del INE, del TEPJF, etc. que si bien insultan a la sociedad con sus altísimos sueldos y prestaciones, no debe ser la orden de un solo hombre, por más que sea el mandatario federal disponga camorrera, arrogante y perversamente, por decreto bajar sueldos, por su prepotencia y vanidad de que nadie debe ganar más que él.

Aquellos, no son hermanos de la caridad. En el caso de Ministros, Magistrados, Jueces, etc. del Poder Judicial ha quedado exhibido, demostrado,  documentado en actos de corrupción, nepotismo e impunidad que merecen no sólo la animadversión, rechazo, ira, coraje de la sociedad, sino la exigencia de su destitución, procesamiento y prisión.

Pero el asunto contra los Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, va más allá. La intentona del Presidente López Obrador es desaparecer la Corte, porque no responde a sus intereses y busca detalle por mínimo que sea para guadañar a uno de los tres Poderes de la Unión.

Eliminar la presencia, actuación, decisiones e influencia de los Ministros durante su sexenio es el objetivo morenista, de ahí que el detalle de los “sueldazos insultantes” es sólo un pretexto para dar el golpe final: desaparecer la Corte e instaurar el Tribunal Constitucional que actúe como legislador negativo, pues carece de facultad para crear leyes, que entienda que una de las promulgadas vulnera lo dispuesto en la Constitución, tendrá poder para expulsarla del ordenamiento jurídico, declarando su inconstitucionalidad.

Teorías recientes sostienen que la tarea de un Tribunal Constitucional es ejercer  función jurisdiccional, resolver conflictos de carácter constitucional, que incluye la revisión del Poder Legislativo, la protección de los derechos fundamentales y la distribución de competencias entre los poderes constituidos.

Además, puede interpretar la Constitución y ejercer el control de constitucionalidad de las leyes y otras normas de rango infralegal; esto es, tiene  facultad de revisar la adecuación de las leyes y los proyectos de ley, decretos legislativos o del poder ejecutivo a la Constitución.

Es decir, el fin último de su pleito personal con la Corte, es impedir que una instancia similar (Poder Judicial) impida, bloquee, interponga o rechace leyes a modo como sucedió en los ejemplos citados.
Totalitarismo, absolutismo, “aquí mando yo, nadie más”, menos una Institución, son los objetivos del incipiente sexenio amlista… quien pretenda impedirlo se alinea o desaparece.

¿Cómo se llama esto? No vayamos lejos en Venezuela, Nicaragua, Bolivia podemos encontrar la respuesta.

* Miembro de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT) y de Comunicadores por la Unidad (CxU).

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