Dra. Aribel Contreras Suárez

Ante la crisis venezolana, surgen muchas historias en torno a si geopolíticamente este país sudamericano se convertirá en el nuevo campo de confrontación entre Estados Unidos (EU) y Rusia. La respuesta es: sí.  Si bien es cierto que el presidente ruso ayudó a que su homólogo estadounidense llegara al poder, no lo hizo porque fueran amigos sino porque era la revancha de Putin ante desacuerdos diplomáticos y personales contra Hillary Clinton (contrincante política en las elecciones presidenciales). Sin embargo, esto no significa que no haya lucha de egos a nivel personal y lucha de poderes a nivel país.

La historia nos remonta a la época de la guerra fría donde la ex-URSS y EU dividieron a la comunidad internacional en términos económicos y políticos. Hoy, se repite la historia con Venezuela, los países están divididos entre los que reconocen a Nicolás Maduro y los que dan validez a la autoproclamación de Juan Guaidó. Pero EU y Rusia no están de acuerdo como nunca lo han estado. Han usado a Siria para demostrar su capacidad militar como lo han hecho con otras regiones, pero hoy Venezuela es la víctima.

El apoyo manifiesto de Rusia a Maduro ha empoderado a este personaje para retar al gobierno de EU y usando el petróleo como arma de negociación, hoy el conflicto ha detonado gran tensión tanto en la ONU como en la Organización para Estados Americanos.

Lamentablemente ni un organismo ni el otro tendrán éxito para destrabar esta crisis ya que recordemos que en la ONU cinco países tienen derecho a veto: China, EU, Francia, Reino Unido, y Rusia. China y Rusia respaldan a Maduro mientras que EU hace lo mismo con Guaidó y varios países europeos dieron cuenta regresiva de 8 días para que el gobierno de Maduro convoque a elecciones libres y transparentes o bien, apoyarán a su opositor político.

Pero... ¿y qué dice el pueblo venezolano?

Los altos mandos de las fuerzas armadas y la gente allegada el ejecutivo obvio que están felices de ser parte del clientelismo generado desde la época de Chávez, pero la sociedad civil común y corriente carece de alimentos, medicinas y servicios para cubrir sus necesidades básicas. Así es como el dinero del petróleo se ha usado: en cuentas privadas de Maduro en el extranjero. Lamentablemente esto ha llevado a consecuencias económicas y sociales. Económicas: como la hiperinflación de 1 millón porcentual durante el año 2018 y el Fondo Monetario Internacional estima que aumentará a 10 millones porcentuales para este año 2019. Además, Venezuela no tiene nada para atraer inversión extranjera directa -porque todo está expropiado- ni para hacer comercio exterior, ya que se convirtió en monoexportador a través del petróleo y nada más. De aquí que este país se ubique en la posición 127 de un total de 137 países evaluados por el Foro Económico Mundial en cuanto al Índice de Competitividad Global. Sociales: como la impunidad, la violación de derechos humanos y políticos al no respetar la democracia (el Índice de Democracia realizado por el Economic Intelligence Unit pone a este país en el lugar 134 de un total de 167 países rankeados), y la corrupción. Por eso este país se encuentra en la terrible posición número 168 de un total de 180 países evaluados por Transparencia Internacional, donde 1 es el país más transparente y 180 el más corrupto.

Hoy la comunidad internacional debe velar por la sobrevivencia de su pueblo a través del diálogo pacífico y político para lograr elecciones limpias tanto para su Asamblea Nacional como para elegir a su presidente. Mientras esto se logra, diremos que es Vene-ZUELA de dos potencias hegemónicas que sólo buscan un intervencionismo para demostrar su poder en la región.

Para más información los invito a ver el sábado 16 de febrero a las 16 horas el programa Libertas por TV Mexiquense donde analizaremos este tema o bien, les dejo mi análisis en ADN40 en: https://twitter.com/adn40/status/1089539841572855808

Coordinadora 
Licenciatura en Administración de Negocios Internacionales
Universidad Iberoamericana