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viernes, 2 de agosto de 2019

Enfoque Global / Crecimiento en México, víctima de la crisis del capitalismo y guerra comercial

José Luis Ortiz Santillán

Mientras en México la oposición culpa al presidente Andrés Manuel López Obrador de la caída del PIB, los bancos centrales en el mundo siguen experimentando para enfrentar el lento crecimiento de las economías nacionales y de la economía mundial, después que la crisis de 2008 colapsó al sistema capitalista mundial y propició la crisis de la deuda soberana en los países desarrollados en 2010; empujando a los bancos centrales a instrumentar sus políticas de estímulo económico, que los llevaron a fijar sus tasas de interés cerca de cero puntos.

Ahora los bancos centrales tienen como consigna fortalecer los apoyos a la economía a toda costa, la cual parece inerte o ignorar los estímulos económicos; de tal forma que al menos una docena de bancos centrales en el mundo han bajado de nuevo sus tasas de interés en los últimos meses, la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) entre ellos; todo ello, con el afán de estimular el crecimiento de sus economías y, en algunos casos, hacer aumentar la inflación (contrario al interés del Banco de México de hacerla descender), la cual se debilita dentro del contexto de la guerra comercial entre los Estados Unidos y China, producto del miedo.

De nueva cuenta, como en 2008, los bancos centrales de Australia y Nueva Zelanda tomaron la iniciativa bajando sus tasas de interés, anticipando los movimientos de las instituciones monetarias y propiciando un movimiento que parece continuar entre los bancos centrales de todo el mundo, bajo un esfuerzo por estimular el crecimiento económico y la creación de empleos.

Aunque en México la oposición se aferra a culpar al presidente Andrés Manuel López Obrador del desplome del raquítico crecimiento con que venía desempeñándose la economía nacional, lo cierto es que la economía mundial se encuentra estancada y el proteccionismo comercial que promueve el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, no abona en nada a reactivar el comercio y el crecimiento mundial, vital para estimular el crecimiento.

Lo cierto es que, no se trata de una nueva crisis financiera mundial, sino de la incapacidad de los bancos centrales y gobiernos de sacar del atasco en que la crisis de 2008 hundió a la economía mundial. Se trata pues, de un conjunto de elementos que están influyendo sobre las perspectivas de crecimiento de los países desarrollados y emergentes, lo cual ponen en evidencia la incapacidad de las economías de crecer pese a los estímulos económicos de los bancos centrales o de crecer, pero sin crear empleos, como ha pasado en Alemania; bajo un contexto donde los conflictos comerciales promovidos por los Estados Unidos con China, México, algunos países de asiáticos o la Unión Europea, están frenando la inversión y aumentando los riesgos.

La realidad es, que los temores planteados por la desaceleración del crecimiento en China, principal socio comercial de los Estados Unidos y acreedor, está frenando el desarrollo del mercado inmobiliario y el consumo de los hogares en este último país. Para muestra un botón; el banco central de la India a principios de junio redujo su tasa de interés principal en 0.25 puntos y la situó en 5.75%; luego replicaron los bancos centrales de Malasia, Filipinas, Indonesia, Corea del Sur, Sudáfrica y Turquía que, a finales de julio, redujo su tasa principal en 24 puntos para dejarla en 19.75%; el miércoles pasado la FED, bajo el argumento de la caída de la inflación, redujo en 25 puntos su tasa principal del interés, dejándola entre 2% y 2.25%; seguido el ejemplo de otros bancos y seguramente el Banco Central Europeo hará lo mismo.

¿Dónde está la responsabilidad del gobierno del presidente de México en la desaceleración del crecimiento mundial?; evidentemente, la responsabilidad del mandatario mexicano sólo puede estar fincada en su no actuación frente a la caída de la demanda mundial de materias primas y manufacturas; pero él está actuando correctamente al destinar una gran cantidad de recursos federales para atender los programas sociales de los jóvenes y ancianos, al atender los problemas de seguridad, al invertir en infraestructura; todo ello, deberá estimular el consumo interno.

Sin embargo, ante la magnitud del problema no será suficiente, se requerirá de buscar dentro del mercado interno consumidores para los productos mexicanos que no puedan exportarse por la caída de la demanda internacional. En este sentido, este es el momento de pensar en llevar a los millones de mexicanos pobres bienes de consumo duradero a través de créditos blandos, por ejemplo; de poner al alcance de millones de mexicanos bienes de los que han estado excluidos, a fin de estimular el consumo interno y la demanda.

Por esta razón, es preciso ahora que el Banco de México, más que alimentar la especulación con sus perspectivas de crecimiento del PIB en 2019, trabaje en una estrategia para hacer frente a la desaceleración de la economía mundial y caída del comercio internacional. Será preciso que el Banco de México y la SHCP, creen las condiciones para poner en práctica políticas fiscales que estimulen la inversión y el crecimiento, sabiendo que el camino actual está lleno de riesgos externos no necesariamente internos, alimentados por las políticas del gobierno federal; visión que ha venido propagando la oposición, desacreditando al gobierno, creando nuevas burbujas especulativas.

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