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lunes, 20 de enero de 2020

Enfoque Global / Inversionistas bajo la emergencia climática del planeta

José Luis Ortiz Santillán

La opinión pública internacional está atenta al juicio político contra el presidente Donald Trump, a los acuerdos entre los Estados Unidos y China para poner fin a la guerra comercial; así como al desenlace del conflicto Estados Unidos-Irán; pero, sobre todo, así como durante los incendios en la Amazonía, ha estado pendiente del devastador incendio en Australia que ha terminado con la vida de miles de animales silvestres.

Del 21 al 24 de enero se realizará en Davos, Suiza, el Foro Económico Mundial (World Economic Forum, WEF) y ahí se debatirá no sólo sobre crecimiento, ciberseguridad y desarrollo tecnológico, sino que se debatirá respecto al calentamiento global del planeta, respondiendo a la pregunta de ¿Qué hemos aprendido en la COP25? recientemente concluida en diciembre pasado en España y bajo la presidencia de Chile.

Lo cierto es que muchos fenómenos naturales se están presentando en nuestro planeta y están terminando no sólo con inmensas extensiones de bosques, sino con la vida silvestre en ellos y provocando desplazamientos de asentamientos humanos, los que a la larga se convierten en movimientos migratorios que amenazan la estabilidad económica y social de más de un país.

Los expertos en el clima han señalado que 2019 fue el segundo año más caluroso registrado después de 2016 y no sabemos bien lo que vendrá en el futuro; pues de acuerdo con la Organización Meteorológica Mundial, debemos prepararnos para enfrentar más fenómenos climáticos extremos en los próximos años. Según un informe publicado el miércoles por la NASA y la Administración Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos (NOAA), 2019 fue el año más caliente desde que comenzó el análisis meteorológico en 1880 y 2016, que estuvo marcado por el fenómeno del “El Niño” (una corriente costera que calienta inusualmente las aguas del Océano Pacífico oriental), presentó las temperaturas promedio más altas.

Gavin Schmidt, director del Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA, señaló que la última década ha sido claramente la más cálida registrada y cada década, desde la de los 60´s ha sido más cálida que la anterior; lo cual muestra, según el científico, que lo que está sucediendo no es solo una coincidencia debido a un fenómeno meteorológico, sino que está relacionado con el aumento de los niveles de gases de efecto invernadero en la atmósfera, los cuales retienen el calor en ella, por lo que paulatinamente tendremos un planeta cada vez más caliente; por lo tanto, lo que sucede hoy en Australia solo es el preludio de lo que le espera a la humanidad sino se toman medidas para frenar el calentamiento global.

De acuerdo a la agencia de la ONU sobre el medio ambiente, la temperatura global anual en 2019 fue 1.1 grados mayor al promedio registrado en tiempos preindustriales (1850-1900); por lo que, sí las emisiones de dióxido de carbono siguen aumentando al ritmo actual, el aumento global de la temperatura a finales del siglo actual podría llegar a ser de entre 3 y 5 grados centígrados, según el científico Petteri Taalas, secretario general de la organización meteorológica mundial (OMM), muy lejos de los objetivos de los Acuerdo de Paris, de frenar el calentamiento global en entre 1.5 y 2 grados.

Ante tal cataclismo y en medio de la cumbre anual de Davos, los inversionistas deberán considerar la emergencia climática que vive el planeta. En realidad, el calentamiento global ejerce sobre sus activos riesgos que deberán solucionar, antes que sus proyectos corran peligros inmanejables, según McKinsey & Company, Inc., una consultora estratégica global que trabaja en la solución de problemas concernientes a la administración estratégica, que exhorta a los responsables de la toma de decisiones económicas a prepararse para enfrentar algo que ya no es una profecía.

En un informe presentado por McKinsey & Company, Inc, este jueves pasado, se señala que las actividades que hacen la fortuna de ciertos Estados o regiones, colapsarán en secciones enteras; pues el agotamiento de los recursos naturales y alimentarios pondrá en peligro a cientos de millones de personas; una vez que, de los 105 países analizados, “casi todos están afectados por una de nuestras seis dimensiones de impacto climático”, precisó Clarisse Magnin, uno de los directivos de la compañía.

En el informe se señala que, para 2050, y sobre la base del peor escenario de calentamiento, de entre 2.5 y 2.7 grados, entre 160 y 200 millones de personas que viven en India, por ejemplo, vivirán en áreas expuestas a olas de calor cuya intensidad podría ser fatal; por lo que el aumento de las temperaturas provocará un aumento de los días no laborables, amenazando el desarrollo económico de ese país, afectando el crecimiento del PIB de entre 2.5 y 4.5%.

En tanto que los América Latina, África subsahariana, Asia sudoriental, oeste de Australia, la proporción de horas perdidas en promedio del tiempo de trabajo podría duplicarse en 2050, del 10 al 20%, mientras que, ciertas áreas del hemisferio norte, como el oeste de los Estados Unidos y prácticamente toda la cuenca del Mediterráneo, se verán directamente amenazadas con la pérdida de puntos del PIB; en tanto que la infraestructura económica se pondría a prueba frente a inundaciones, huracanes, tornados e incendios.

Sin duda, la humanidad está cerca del punto de no retorno, pero aún los gobernantes, los políticos, los empresarios, los científicos y académicos, pueden hacer mucho para detener el calentamiento del planeta, al menos, por debajo de los 2 grados centígrados; para salvar la vida en la tierra y evitar que el progreso logrado por la humanidad, sea devorado por las llamas, el aumento de los niveles del mar, las inundaciones, los tornados y huracanes. Sin duda, los jóvenes y los niños deberán hacer mucho más por el planeta que lo realizado por la generación actual que gobierna.

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