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miércoles, 5 de febrero de 2020

Las rutas de armas ilícitas a México desde EUA

Fabián Medina*
@gfabianmedina

"¿Por qué es tan fácil dar armas de fuego,
pero dar libros es tan difícil?"
Malala Yousafzai

III de IV

Es un hecho que el flujo de armas de asalto que circulan libremente en el mercado estadounidense desde 2004 ha agravado la crisis de violencia en nuestro país. De acuerdo con datos a diciembre de 2019 de la ATF, el 41% de las armas involucradas en los crímenes en México proviene principalmente de Texas, seguido por California (19%), Arizona (15%) y el resto de los demás estados de EUA (25%).

Se trata principalmente de cruces en vehículos (46%), con una minoría de ingresos peatonales (4%) –tanto de estadounidenses como connacionales o hispanoparlantes– y solo un 1% por aire. Aunque también se realiza a través de túneles, de los cuales se han detectado 180 en California y Arizona, según datos de la ATF de 2016.

En la última década, se han identificado cinco rutas tradicionales de armas de producción estadounidense o en el exterior que llegan a los estados fronterizos de México: 1) de los estados de Washington y Oregon hasta San Diego, California, y de ahí a Tijuana en Baja California; 2) de Utah y Arizona, pasando por la reserva india fronteriza Tohono O’odham o Nogales en Sonora; 3) de Colorado y Nuevo México hasta El Paso, Texas, y de ahí a Ciudad Juárez en Chihuahua; 4) de Missouri y Texas a Ciudad Acuña y Piedras Negras en Coahuila, a través de Eagle Pass y Laredo, Texas, a Nuevo Laredo, Tamaulipas; y 5) de Florida, Georgia, Alabama, Mississippi, Luisiana, McAllen, Roma, Rio Grande y Brownsville, Texas, a Ciudad Miguel Alemán, Reynosa y Matamoros en Tamaulipas.

En esta línea, de las 133,753 licencias para ventas de armas de fuego en Estados Unidos, los cuatro estados fronterizos concentran 22,689 armerías autorizadas (principalmente en Texas con 10,492, seguido por 7,962 en California, 3,188 en Arizona y 1,047 en Nuevo México). Estas licencias abarcan todo tipo de armas autorizadas y se encuentran primordialmente en manos de revendedores o productores minoristas que instalan diversas armerías en ciudades fronterizas de EUA. En estos comercios se lleva a cabo la compra “hormiga” por individuos, principalmente de municiones, armas cortas y componentes, según datos de 2019 de John Lindsay Poland, Coordinador de Stop US Arms to Mexico y Dee Rowland, expresidente del Centro de Prevención de Violencia por Armas de Fuego de Utah.

En segundo lugar, destacan las ventas en los llamados gunshows, que en 2019 sumaron 1,264 ferias de armas, concentrándose 632 en Texas, seguido por Florida (342), California (105) y Arizona (94) entre los principales estados fronterizos. Sin embargo, Tennessee (255), Virginia (232), Ohio (232) e Illinois (227) también mantienen en el norte de EUA un número relevante de estas ferias. Visto en perspectiva, en la última década hubo 10,895 ferias de armas en toda la Unión Americana, de las cuales más de 1,130 se realizaron en Texas, 809 en Florida, 569 en Ohio, 515 en Pensilvania, y 424 en Tennessee, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

En estos eventos, los traficantes pueden adquirir armas de manera masiva, al no existir verificaciones universales de antecedentes penales para compras en efectivo, ni límites a la cantidad de adquisiciones, conforme a un estudio de Washington Office on Latin America (WOLA) de 2013. Lo anterior hace necesario reforzar la regulación existente.

Una situación más compleja, por su laxitud, es la de las municiones, las cuales se venden sin licencia y no se registran en los sistemas de trazabilidad. Estas entran a México en grandes volúmenes, de 50 cajas en promedio por cruce, principalmente por Texas y Arizona en los cruces de Laredo y Tucson, según datos de la ATF de 2016.

En todo caso, ya sea por medio de ferias de armas, licencias en establecimientos fronterizos, ventas por internet, o en mercados de segunda mano y anuncios en periódicos, se calcula que el tráfico de armas y/o sus partes que ingresan de manera clandestina a México por la frontera norte puede superar las 230,000 y alcanzar hasta 250,000 armas al año. No obstante, esto representa tan solo el 2.2% de las ventas totales de armas en Estados Unidos que, en 2018, sumaron aproximadamente 13.1 millones de armas, de acuerdo con la National Shooting Sports Foundation, con ingresos de 10,508 millones de dólares.

Se trata, en efecto, de un porcentaje mínimo equivalente a 224 millones de dólares que, al cerrarse el flujo a México, no afectaría mayormente las ganancias del mercado de armas estadounidense.

Asimismo, el Graduate Institute of International and Development Studies estima que en Estados Unidos hay 393 millones de armas disponibles en su mercado, lo que representa más del 40% del total de las armas en el mundo (955 millones), de las cuales el 75% está en manos de civiles, según datos de la ONU. Esto es, de cada 10 ciudadanos norteamericanos, 4 poseen un arma, con más de un arma por cada persona en la mayoría de los casos.

Visto desde el número de muertes por armas en casos aislados entre 2013 y 2017, la organización Brady United señala que 310 personas son agredidas a diario por violencia armada en EUA. Lo anterior, al analizar datos del Centro para el Control y Prevención de las de Enfermedades de EUA que registran 113,108 víctimas lesionadas por armas cada año, de las cuales mueren en promedio 36,383 anualmente, siendo 1,488 de los fallecidos menores de edad. De hecho, al incorporar los suicidios armados dicho Centro registró, tan solo en 2017, 39,773 decesos en ese país por violencia armada.

Otro dato alarmante son los crecientes casos de tiroteos masivos. Al respecto, el Gun Violence Archive registró en 2019 más de 417 tiroteos públicos indiscriminados, que representan más de uno diario en el año, superando el récord de 382 en 2016.

Este costo en capital humano, de entre 100-104 muertes diarias por armas de fuego, significó 229 mil millones de dólares anuales, según datos del Congreso de EUA publicados en septiembre de 2019.

Nos enfrentamos sin duda a un gran desafío binacional que se incrementó exponencialmente a partir de 2004, año en que la Administración de George W. Bush decidió poner fin a la prohibición de armas de asalto para uso civil (Federal Assault Weapons Ban) tras una década de vigencia. Con tan lamentable medida, a la que muchos legisladores y organizaciones civiles estadounidenses se oponen, la producción de pistolas en ese país pasó de 200 mil a 600 mil para 2010, mientras que las armas de asalto ascendieron de 100 mil a 500 mil, y los rifles, de 10 mil a 90 mil, conforme a datos oficiales de 2013.

Este flagelo implica ciertamente una responsabilidad compartida. Aunque en México la portación de armas por civiles es ilegal –salvo por entidades de seguridad autorizadas o para fines deportivos–, la creciente violencia armada y delictiva causa estragos superiores a los registrados anualmente en Estados Unidos, siendo que México tiene casi una tercera parte de la población de EUA. Por ello, el cierre del flujo ilícito de armas a México no solo es urgente y factible, ya que no afectaría el auge del mercado en el país vecino, sino que contribuiría también a una frontera y vecindad más segura.

* Jefe de Oficina del Canciller.

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