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miércoles, 13 de mayo de 2020

Enfoque Global / Cubanos por el Mundo, contrarrevolución frente a una muralla de conciencias

José Luis Ortiz Santillán

La pandemia del COVID-19 está poniendo a prueba a todos los sistemas de salud del planeta y los contrarrevolucionarios de la plataforma “Cubanos por el Mundo” se aprestan a sacar provecho de la coyuntura. Pero dentro de esta crisis sanitaria, como en 2014, cuando estalló la crisis del Ébola, la fiebre hemorrágica, los médicos cubanos dieron la cara y demostraron al mundo de que están hechos, no sólo por sus conocimientos técnicos y científicos, sino por su espíritu revolucionario y lealtad a los principios que alimentan la revolución, su lealtad al ejemplo del Che.

Recordemos que, a finales de 2014, la Organización Mundial de la Salud (OMS) acogió con beneplácito el envío de 165 profesionales de la salud cubanos, para luchar contra el Ébola en África Occidental, en particular en Sierra Leona. No se trataba del envío de armas o tropas para pelear por la independencia de Argelia, del Congo Belga, de Guinea Bissau, Etiopía o Cabo Verde, o contra la dictadura de Somoza en Nicaragua, si no de los nuevos soldados de la revolución capaces de llegar hasta los lugares más recónditos, para llevar vida y bienestar a millones de seres humanos, muchas veces excluidos y marginados.

En ese entonces, la Directora General de la OMS, Margaret Chan, señaló: “Si vamos a ir a la guerra contra el Ébola, necesitamos los recursos para luchar” contra el virus agradeció el apoyo brindado por Cuba, señalando: “Estoy muy agradecida con la generosidad del gobierno cubano y de estos profesionales de la salud, que harán su parte para ayudar a contener el peor brote de Ébola de la historia”, precisó la Directora de la OMS.

De esta forma, médicos cubanos y estadounidenses se encontraron en el campo de batalla contra el Ébolo, no como enemigos, sino como hermanos unidos en pos de una lucha común; lo que dio lugar a que la Directora de la OMS afirmara que, “el compromiso del gobierno cubano es un ejemplo del tipo de esfuerzo internacional que se necesita para intensificar las actividades de respuesta y para fortalecer las capacidades nacionales... Cuba es conocido en el mundo por su capacidad para formar a médicos y enfermeras destacados, así como por su generosidad en ayudar a otros países en su ruta hacia el progreso”, señaló Margaret Chan.

Seis años después los médicos y enfermeras cubanas son llamados en el mundo para enfrentar una nueva guerra, incluso en México, la lucha contra el COVID-19. Pero si bien ese gesto del gobierno cubano es aplaudido en el mundo, también es cuestionado y reprobado por los enemigos de la revolución cubana, los cuales no necesitan desembarcar clandestinamente en Playa Girón para atentar contra ella, ni necesitan armas pesadas ni entrenamiento especial para ello; sino que, desde la comodidad de sus casas, desde sus computadoras y medios asociados a ellas, disparan diariamente contra el gobierno cubano y la revolución.

Así sucedió este jueves pasado, entre las 17:30 y 19:30 hora de Cuba, 16:30 y 18:30 horas en México, Alex Otaola y Liu Santiesteban de “Cubanos por el Mundo”, en su programa “Hola Ota Ola”, organizaron un evento contra la Revolución Cubana desde Facebook y YouTube, que contó con la participación del Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, recientemente reelegido al frente del organismo interamericano; Ileana Ros-Lehtinen, cubanoamericana y ex miembro de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos y John Barsa, Administrador interno de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), quienes debatieron sobre la supuesta esclavitud de los médicos cubanos y arreciaron en su campaña contrarrevolucionaria contra Cuba.

Por supuesto, de Almagro no se puede esperar más que desestabilización de los pueblos de América Latina, no es un mercenario al viejo estilo de los sudafricanos que pelearon en Angola contra los independentistas en los años setentas, es un mercenario de la palabra que fomenta el odio y la división de los pueblos de América Latina y el Caribe, un lacayo del gobierno de los Estados Unidos y de la oligarquía latinoamericana; por lo cual, en ese programa no podía esperarse otra cosa que descalificaciones contra el gobierno cubano y el fomento del odio, el cuestionamiento a la conciencia revolucionaria alcanzada por los jóvenes cubanos.

Igual sucedió con las intervenciones de Ileana Ros-Lehtinen y John Barsa. No olvidemos como, a través de la Iniciativa Mérida, durante el gobierno de Felipe Calderón, la USAID, la DEA y otras agencias, donaron aeronaves, equipos informáticos y equiparon salas de mando en la Secretaría de Gobernación, en la Procuraduría General de la República (PGR) y en lo que era la AFI, instalando equipos sofisticados que “puenteaban” la información que circulaba desde una simple Laptop hasta las cámaras, con que fueron equipadas las aeronaves, a centros de control en os Estados Unidos. Tema que quien escribe constató en la PGR en el 2013, y luego fue expuesto el mecanismo de espionaje de gobiernos por los Estados Unidos, a través de la CIA y de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), por Edward Joseph Snowden en ese mismo año.

Sin duda alguna, la contrarrevolución cubana tiene en sus manos hoy herramientas muy poderosas para intentar socavar sus bases, pero en sus cimientos está la conciencia de millones de cubanos. No es contra un ejército con quienes se enfrentan los enemigos de la revolución, sino contra la conciencia social de millones de cubanos que ven en la revolución el medio que les ha dado una vida con dignidad, la cual el bloqueo ha evitado que florezca y que tengan en su país todo lo que ambicionan tener materialmente.

Pero por supuesto, ni Almagro ni los invitados al programa de Alex Otaola, hablaron de los éxitos del sistema de salud cubano frente al COVID-19. Estos incubadores de contrarrevolucionarios, no señalaron que Cuba sólo tiene hasta hoy 320 casos y 8 muertos; menos aún, que los jóvenes que estudian medicina se movilizan por vocación y por convicción propia, para prevenir la propagación de la pandemia en todo el territorio cubano; ni del apoyo que reciben los ciudadanos en hospitales, para vigilancia clínico epidemiológica. Así las cosas, hoy la contrarrevolución se gesta en las redes sociales, pero la solidaridad y la defensa de la revolución cubana también.

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