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martes, 26 de mayo de 2020

Enfoque Global / Desconfinamiento plantea nuevos retos a gobiernos con el COVID-19

José Luis Ortiz Santillán

El fin de la cuarentena y el desconfinamiento pone en peligro los sistemas de salud en el mundo. Después de China, Italia fue el epicentro de la expansión del COVID-19, luego los Estados Unidos se pusieron a la cabeza de personas infectadas y muertas por el nuevo Coronavirus, país que hoy está a punto de llegar al record de los 100 mil muertos por esta nueva enfermedad que ha arrinconado a los seres humanos y confinado en sus casas.

Hay una especie de desprecio por la vida entre muchas personas que se niegan a acatar las recomendaciones para evitar la expansión del COVID-19 y hoy en Italia los jóvenes son señalados como una amenaza para la salud de los italianos. Es evidente su rebeldía, su informalidad para usar una máscara buconasal y respetar la barrera del distanciamiento social está provocando estragos; sobre todo, porque la reapertura de cafés y restaurantes ha significado un regreso una normalidad ficticia después de dos meses de encierro severo, donde el fantasma del COVID-19 merodea por todos lados.

Como lo hemos visto en nuestro entorno en México, los jóvenes no creen en los efectos devastadores del COVID-19 y terminan usando de corbata la marcara buconasal. Hasta ahora vemos como los estudiantes, los “parranderos” y los paseantes que, antes que guardar las reglas del distanciamiento social desean disfrutar de la vida, organizando reuniones entre sus amigos y retando al COVI-19, haciendo apuestas de supervivencia.

En Francia, Italia y España, donde el sol del verano provoca a los jóvenes, el desconfinamiento está provocando dificultades a las autoridades sanitarias para detener los contagios. Los jóvenes italianos desean disfrutar intensamente la “Dolce Vita”, como si fuera la última noche en un frente de guerra donde no se sabe si podrá ver de nuevo la luz del día, son un sol primaveral son provocados a dejarse llevar por la pasión del momento y olvidar el peligro que asecha.

El gobierno italiano se está viendo rebasado por la realidad, por la fuerza de los millones de jóvenes que ven al COVI-19 como una epidemia que afecta a los adultos mayores, pero no a ellos. El presidente del Consejo de Salud de Italia, Giuseppe Conte, ha hecho llamados para detener la “estampida” y ha dicho a la juventud italiana que no es el momento de la fiesta, que deben contenerse y respetar las reglas del desconfinamientio gradual puesto en marcha; pero evidentemente, las imágenes que se ven por los medios muestran el desprecio hacia la vida, cuando se observan las terrazas abarrotadas y las multitudes reunidas en la orilla del mar en Italia, España o Francia, las cuales revelan el ímpetu de una juventud incontenible habida de recuperar su libertad, que no quiere seguir las reglas del distanciamiento social ni usar máscaras.

La anarquía y el caos en el proceso de descnfinamiento no puede hacer otra cosa que aumentar los índices de infección. La semana pasada escuchábamos como en México, en Puebla una reunión de jóvenes, convocada para infectarse de COVID-19, terminó con la muerte de una chica de 23 años y como en Nuevo León, al venderse la cerveza de nuevo, en dos horas se consumieron todas las existencias.

Está claro que, con todos los bares, restaurantes, centros de esparcimiento y playas abiertas, sin control de las personas que entran por carretera o vía aérea, difícilmente se podrá contener la propagación del COVID-19 en México y todas estas semanas de trabajo en casa no habrán valido la pena, ni tampoco el sacrificio de la parálisis de la economía nacional y el empobrecimiento de millones de personas que han visto sacrificados sus ingresos. Por ahora, junto con Brasil y Perú, este fin de semana México estuvo en las noticias internacionales por registrar un mayor numero de infecciones y muertes el viernes pasado.

Todo parece indicar que no son suficientes los miles de muertos en el mundo por el COVID-19. Ya nadie parece recordar la cifra de muertos de ha dejado la pandemia en los Estados Unidos, en Italia, España, Francia, Inglaterra, Brasil y en nuestro propio país. En Italia, el gobierno se disponen a reclutar más de 60 mil personas para crear una fuerza civil que llamarán “asistentes civiles”, lo cuales pretenden controlar la población para evitar el contagia masivo en un país que se convirtió en epicentro del COVID-19 en Europa; bajo este contexto, está la incertidumbre de lo que podrá pasar en nuestro país; lo correcto sería no hacer nada precipitado sin antes evaluar lo que está panado en China y Europa, aprender de las experiencias en esos países, antes de convertirnos en un nuevo laboratorio de ensayos.

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