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viernes, 1 de mayo de 2020

Estrategias sanitarias contra el COVID-19 (II de III)

Fabián Medina
Jefe de Oficina del Canciller
@gfabianmedina

"Cuando piensas que estás al final de algo, 
a menudo estás al comienzo de otra cosa". 
Fred Rogers

Entre sus diversas funciones, la OMS evalúa la información que proporcionan sus Estados miembros para formular guías contra la pandemia, mientras no se cuente con una vacuna o tratamiento seguro. Entre las medidas de contención , se encuentran precauciones básicas de higiene personal (lavarse las manos frecuentemente, cubrir el estornudo y usar mascarillas en espacios públicos), respetar el distanciamiento social y acudir a los servicios de salud solo en caso de presentar ciertos síntomas.

Dos medidas han sido claves para controlar la propagación de la epidemia: 1. aplicar un gran número de pruebas en zonas críticas, lo que facilita separar a la gente infectada y rastrear la cadena de infección (práctica realizada por Corea del Sur y Emiratos Árabes Unidos); y 2. mantener distancia social, mediante el confinamiento de los ciudadanos en sus residencias. Los periodos de encierro temporales han pasado de dos semanas hasta tres meses –como ocurrió en la región de origen, la provincia china de Wuhan. Cada país ha tenido que ponderar el equilibrio entre la salud de sus habitantes y sus actividades productivas, por lo que las cuarentenas han variado. Sin embargo, el confinamiento ha sido obligatorio en casi todos los casos; en algunos incluso se ha recurrido a sanciones –detención, cárcel o multas– por las autoridades.

Entre las mejores prácticas para reforzar la atención sanitaria y protección de los médicos, enfermeras, pasantes y voluntarios, destaca Estados Unidos que ha vuelto a contratar a médicos jubilados; ha puesto a disposición de ellos hoteles cercanos a zonas hospitalarias de manera gratuita, o bien ha destinado hoteles y albergues para atender enfermedades no contagiosas. Estados como California han contratado a dreamers y migrantes con experiencia como enfermeros y médicos. Otros países como Canadá han reforzado la atención en hospicios y residencias de ancianos. Marruecos abrió cabinas de desinfección públicas. Muchos otros países han distanciado a los residentes en cárceles y han capacitado a algunos para atender enfermos. Otros más han convertido espacios culturales y residencias de gobierno en centros hospitalarios.

En todos los casos, el apoyo de la sociedad civil ha sido sustantivo, muchas veces como brazos de la OMS. En especial para atender las consecuencias económicas de la pandemia: como entrega de medicinas y alimentos a los más vulnerables, promoción del trueque en comunidades rurales, o la adquisición de vales para servicios que se usarán después; mientras que pequeños comercios han puesto mesas con alimentos de forma gratuita para quien los necesite.

Estrategias de reactivación económica y salida del COVID-19

Diversos expertos, como Deep Knowledge Group o la Universidad Johns Hopkins, así como nuestras embajadas, han identificado países con planes exitosos de reactivación económica. Destaca Alemania que recurrió a su política de trabajo a corto plazo (Kurzarbeit), misma que contribuyó en 2009 a que saliera de la recesión antes que otras naciones. Bajo este esquema, las compañías envían a sus trabajadores a casa para trabajo en línea o reducen sus horarios y el Estado cubre más del 60% de los salarios netos que se hayan perdido. En marzo, 470 mil empresas con 9 millones de trabajadores se adhirieron al programa, lo que llevó a la Comisión Europea, Francia, Italia y Polonia, a retomar este modelo. Por su parte, Suecia ha mantenido una amplia apertura y dinamismo económico en espera de que el número de contagios genere inmunidad, y Francia ha incluido la reactivación de empleos agrícolas, con menos aglomeraciones.

En Estados Unidos, a pesar de contar ya con casi 53 mil decesos, destaca el programa de protección de pago de nómina (PPP) por 8 semanas con 659 mmdd en préstamos a empresas que tengan menos de 500 empleados. Si mantienen a todos los empleados con su salario base durante ese periodo, la totalidad del préstamo se perdona. En el caso de Canadá, su plan económico ofrece a  sus comunidades indígenas un fondo para atender necesidades –de alimentos,  de adultos mayores, de  educación y sanidad. Asimismo, estableció transferencias de efectivo a trabajadores de bajos recursos, prórrogas para pago de impuestos e hipoteca..

En Asia, Australia incluyó servicios de guardería gratuita para niños vulnerables y desfavorecidos, en apoyo a padres de 945,000 familias con trabajos esenciales. Japón aprobó transferencias de efectivo a hogares y empresas donde el salario mensual del jefe de familia se haya reducido a la mitad o más. Y China estableció la exención del IVA a servicios médicos, alojamiento, peluquería, lavandería, transporte público y entregas, hasta que la pandemia esté bajo control.

En cuanto a los primeros planes de salida, han habido posturas divergentes. China, Japón y Corea del Sur levantaron restricciones sanitarias y de distanciamiento, obteniendo nuevos brotes. Mientras que Nueva Zelandia -por sus condiciones geográficas, baja densidad poblacional y obediencia social- pasó de la fase 4 a la 3 sin riesgos. Igualmente Taiwán ha empleado mano dura en la distancia social y un eficiente mecanismo de pruebas rápidas de detección.

En todo caso, como medidas en común, destacan: la participación ciudadana, acatando las medidas de distancia social e higiene; y la capacidad de las autoridades sanitarias para hacer pruebas, y suministrar materiales e insumos médicos suficientes, así como camas para el tratamiento de una enfermedad que oscila entre un 8-9% del índice de mortalidad a nivel mundial.

El sistema regional de salud frente al COVID-19

Desde el primer brote de la pandemia en América Latina y el Caribe, la SRE estuvo atenta a las evaluaciones de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), así como del Banco Mundial y la OCDE, mismas que se difunden diariamente. En el caso de la OPS, desde enero comenzó a emitir recomendaciones, cuando se preveía la propagación. Nuestra región fue la penúltima en el mundo en confirmar casos de COVID-19: hasta el 24 de febrero Brasil reportó la primera paciente. Luego  se extendió a naciones como Perú, Chile y Ecuador, con Costa Rica entre los casos exitosos.

Ciertamente, el papel de la OPS, en estrecha coordinación con la OMS, también ha permitido recopilar información , así como  asesorar y monitorear las acciones en la región. Para México, la labor de su representación conjunta en el país ha sido una certera guía para identificar las distintas etapas de la epidemia. También ha orientado a municipios en la entrega a familiares de fallecidos por el virus, en condiciones de seguridad y registro adecuado. A fines de marzo, al pasar nuestro país a la segunda fase, la OPS reconoció la oportunidad de las medidas tomadas por nuestro Gobierno.

En igual sentido, la presencia en México de otras  agencias de la ONU –apoyo a migrantes (OIM), refugiados (ACNUR), niños (UNICEF) y mujeres (ONU Mujeres) –, ha facilitado que las dependencias e instancias a su cargo cuenten con apoyo y guías frente al virus  para estos sectores vulnerables, especialmente para aquellos provenientes de países hermanos en Centroamérica y el Caribe. (Continuará...).

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