miércoles, 8 de julio de 2020
La Hidra Digital / La semiótica de la pandemia
Por Gustavo Rentería a las 18:34 archivado en Columnas Nacionales La Cueva de la Hidra Margarita Jiménez Urraca | Comentarios : 0
Margarita Jiménez Urraca
margaritajimenez20@gmail.com
@MargaJimenez4
Como han cambiado las cosas. De estar atentos a las encuestas de popularidad de las figuras públicas a estar observantes al color de los semáforos de riesgo epidemiológico, en atención al número de contagios, decesos y camas de hospital disponibles. El alarmante rojo de riesgo máximo, el naranja de riesgo alto, el esperanzador amarillo de riesgo medio que permite avizorar el semáforo verde de riesgo bajo, condición para regresar a clases y a todas las actividades. El semáforo no sólo clasifica la situación epidemiológica de cada estado, sino que califica la eficacia de sus gobernantes en el manejo de la pandemia. El Edomex se conserva en semáforo rojo y convoca a sus habitantes a ir “rumbo al semáforo naranja” con la responsabilidad de todos y de no cumplirse con las medidas sanitarias, en municipios como Toluca habrá sanciones que incluyen, apercibimiento, multas y hasta cárcel.
Las clases informadas y los grupos de interés lo saben, el color del semáforo es indicador del futuro económico y sanitario, el resto de la población, irritada porque se inhiben sus actividades sociales y públicas, en especial el empleo y el comercio.
Lo socialmente correcto hoy ubica a las personas como responsables o irresponsables, como ciudadanos concientes o lo contrario, pero también comunica temor. Usar o no un cubrebocas habla de los valores de la convivencia ciudadana. Portar caretas de acrílico o los goggles advierten precaución extrema. Es la nueva realidad a la que nos vamos adaptando. No somos los de antes. Lo atractivo y lo sano ya no son necesariamente compatibles.
Nos hemos olvidado de los abrazos, los besos y las caricias, ahora nos saludamos con el codo o poniendo una de nuestras manos en el corazón en señal de afecto, o bien, los más afortunados, se contactan a través de zoom o de una videollamada en grupo, reuniones que se agendan, como antes se hacía con los encuentros presenciales.
Asistir a la conferencia mañanera del Presidente de la República con cubrebocas o sin él, comunica lealtad y respeto a las formas presidenciales y se convierte en tema de crítica. Son los símbolos y los rituales de “la nueva normalidad”.
margaritajimenez20@gmail.com
@MargaJimenez4
Como han cambiado las cosas. De estar atentos a las encuestas de popularidad de las figuras públicas a estar observantes al color de los semáforos de riesgo epidemiológico, en atención al número de contagios, decesos y camas de hospital disponibles. El alarmante rojo de riesgo máximo, el naranja de riesgo alto, el esperanzador amarillo de riesgo medio que permite avizorar el semáforo verde de riesgo bajo, condición para regresar a clases y a todas las actividades. El semáforo no sólo clasifica la situación epidemiológica de cada estado, sino que califica la eficacia de sus gobernantes en el manejo de la pandemia. El Edomex se conserva en semáforo rojo y convoca a sus habitantes a ir “rumbo al semáforo naranja” con la responsabilidad de todos y de no cumplirse con las medidas sanitarias, en municipios como Toluca habrá sanciones que incluyen, apercibimiento, multas y hasta cárcel.
Las clases informadas y los grupos de interés lo saben, el color del semáforo es indicador del futuro económico y sanitario, el resto de la población, irritada porque se inhiben sus actividades sociales y públicas, en especial el empleo y el comercio.
Lo socialmente correcto hoy ubica a las personas como responsables o irresponsables, como ciudadanos concientes o lo contrario, pero también comunica temor. Usar o no un cubrebocas habla de los valores de la convivencia ciudadana. Portar caretas de acrílico o los goggles advierten precaución extrema. Es la nueva realidad a la que nos vamos adaptando. No somos los de antes. Lo atractivo y lo sano ya no son necesariamente compatibles.
Nos hemos olvidado de los abrazos, los besos y las caricias, ahora nos saludamos con el codo o poniendo una de nuestras manos en el corazón en señal de afecto, o bien, los más afortunados, se contactan a través de zoom o de una videollamada en grupo, reuniones que se agendan, como antes se hacía con los encuentros presenciales.
Asistir a la conferencia mañanera del Presidente de la República con cubrebocas o sin él, comunica lealtad y respeto a las formas presidenciales y se convierte en tema de crítica. Son los símbolos y los rituales de “la nueva normalidad”.
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