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domingo, 16 de agosto de 2020

Economía y Política / Vacuna contra Covid-19: tierra a la vista

Miguel Ángel Ferrer

A principios de la pandemia de covid-19, en diciembre pasado, el consenso entre los epidemiólogos era que la tasa de mortalidad sería de 10 por ciento. Es decir: que de cada cien contagiados morirían diez. Pero ahora (mediados de agosto de 2020), ocho meses después, la tasa mundial de mortalidad es de 3.6. He aquí los datos que arrojan este porcentaje: 21 millones de contagios y 760 mil defunciones.

No hace mucho, digamos dos meses, esa tasa de mortalidad rondaba el 5 por ciento. De modo que está muy clara su tendencia a la baja. Este comportamiento tiene su explicación. Al principio de la pandemia casi no se sabía nada sobre la nueva enfermedad. Pero ocho meses más tarde es notorio el avance en el conocimiento de la novedosa patología. Este avance en el conocimiento científico de la enfermedad ha permitido su eficaz y veloz diagnóstico y mejores tratamientos.

Desde luego, para lograr esa tasa de 3.6 han contado las clásica medidas de control de las epidemias: cuarentena, aislamiento, distanciamiento físico, una mayor y mejor higiene personal y social y nuevos estilos de vida. Y es indudable que aquella tasa sería aún más baja si las medidas de contención y control de los contagios se hubieran aplicado de manera más estricta y universal.

Ese bajo porcentaje de mortalidad se ha logrado sin que las ciencias médicas hayan contado hasta el momento con un antiviral específico y la tan ansiada vacuna. Pero esta última estará disponible para su aplicación universal en muy poco tiempo. Digamos seis meses.

También en materia de inmunización la ciencia ha batido récord. A comienzos de la pandemia se hablaba de al menos dos años de arduo trabajo para hacerla realidad. Y sin embargo esto se ha logrado en menos de un año. O, si se quiere, en algo más de doce meses.

La vacuna rusa, llamada, Sputnik V, podría incluso acortar esos tiempos, pues ya ha comenzado su utilización con muy buenos resultados. Es cierto que sólo ha sido probada en cientos de voluntarios y no es miles de ellos como exigen los protocolos científicos.

Pero si la vacuna ha sido exitosa en esas centenas, lo esperable estadísticamente es que ocurra lo mismo cuando los ensayos alcancen los miles de casos. Digamos que, como en el caso de los muestreos o sondeos, una muestra pequeña permite llegar a las mismas conclusiones que las derivadas de una muestra mayor.

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