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miércoles, 9 de septiembre de 2020

Enfoque Global / COVID-19, lleva deuda de Estados Unidos hasta el 109% del PIB

José Luis Ortiz Santillán

Mientras los ciudadanos de los Estados Unidos se encuentran sumergidos en una campaña presidencial en medio de la pandemia por el COVID-19, la deuda de ese país crece a niveles inimaginables, con consecuencias catastróficas para todos. Los cuestionamientos a la política económica seguida por el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se multiplican; sobre todo, por su rechazo a endeudar al país para financiar un programa de reactivación económica, tal como se hizo en 1994 durante la crisis de los “errores de septiembre”; no obstante, en países como los Estados Unidos, Francia o España, los programas de reactivación de sus economías están llevando sus deudas a las nubes.

Los planes de rescate propuestos por el presidente Donald Trump, envalentonado en la búsqueda de su reelección, van a provocar que el déficit presupuestario se eleve en un 16% del PIB en este año; pero también provocarán que la deuda se incremente en 104.4% del PIB en 2021, de acuerdo a un análisis efectuado por Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO).

Pareciera que los Estados Unidos estuvieran en la mejor época de su esplendor, viviendo del dinero generado por el ahorro del resto del mundo, controlando los flujos de capital, pero la correlación de fuerzas en el planeta ha cambiado y no es más la otrora potencia internacional. Hoy China no sólo es el principal acreedor de los Estados Unidos, sino su principal rival en influencia económica, política y militar en el mundo.

El vertiginoso endeudamiento de los Estados Unidos no es nuevo; el gobierno de Barack Obama se vio obligado a cerrar en 2013 debido al rechazo del Congreso a incrementar el techo de la deuda. La verdad es que las cuentas públicas de este país andan mal y desde antes de la pandemia ya había comenzado a descarrilarse, lo cual está empujando a los Estados Unidos a iniciar una etapa de degradación de sus finanzas públicas, cuyas consecuencias, por las medidas que adopte para enfrentar esos desequilibrios, podrán ser resentidas por sus principales socios, como México.

La cruda realidad de la política del presidente Trump, de “Estados Unidos es primero”, es que su deuda, irremediablemente, superará el 100% de la riqueza nacional creada el próximo año, de acuerdo a la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) en su pronóstico de cuentas públicas publicado el martes pasado; donde precisa que la deuda alcanzaría el 104.4% del PIB en 2021, dentro del ejercicio fiscal que finaliza a finales de septiembre, luego que ésta se hubiera incrementado 20 puntos, para llegar a 98.2% del PIB, en este año.

Con estos resultados, de acuerdo a la Oficina del Presupuesto, se espera que el déficit presupuestario alcance el 16% del PIB en 2020, alrededor de 3.3 billones de dólares. Estas cifras son las más altas desde 1945, las que representan más de tres veces el nivel alcanzado en 2019, cifras que alarmaron a todos en los medios políticos y financieros.

Pero al igual que en México en 1995, existen muchas justificaciones para incrementar el endeudamiento en los Estados Unidos y, si no estuviera en el gobierno el presidente Andrés Manuel López Obrador, habría sido una buena justificación para hacer “magia” con los recursos públicos bajo el pretexto de la salud pública, la lucha contra la pandemia del COVID-19 y la recuperación de la economía nacional, alimentando las cuentas personales de más de un funcionario público ¿O acaso no hicieron eso en 2017 luego del sismo de septiembre?

La pandemia por el nuevo coronavirus es la explicación para aumentar el déficit público. Para mantener la economía a flote, la cual cayó en 9.6% en el segundo trimestre, en comparación con el trimestre anterior, congresistas y funcionarios del gobierno del presidente Trump, adoptaron una serie de medidas similares al rescate financiero de México en 1995; sin embargo, a pesar de casi una década ininterrumpida de crecimiento, la deuda estadounidense se había incrementado hasta un 79% del PIB en 2019, cuando rondaba el 40% del PIB a principios de la misma década.

La pandemia está llevando a Estados Unidos a un callejón sin salida en medio de su guerra comercial con China, la cual bien podría desencadenar un conflicto bélico en cualquier parte del planeta para buscar recursos financieros no inflacionarios, capaces de mejorar sus finanzas públicas y apuntalar su crecimiento. De este modo, el déficit del presupuesto estadounidense alcanzará el 8.6% del PIB el próximo año, según la CBO, por encima del promedio a largo plazo del 3% anual hasta 2030; en tanto que, la deuda seguirá aumentando hasta el 107% del PIB en 2023, todo un récord histórico, nivel que volverá a superar para alcanzar el 109% del PIB en 2030. Yo valoro más los esfuerzos del gobierno de México por evitar el endeudamiento que, bajo la justificación de la pandemia y la necesidad de la recuperación económica, endeudar al país.

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