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martes, 30 de marzo de 2021

Concatenaciones / La llamada tercera ola

Fernando Irala

Justo después de acumular en la contabilidad oficial más de doscientos mil muertos por el COVID-19, la página de información gubernamental confirma que durante el tiempo de la pandemia en realidad tenemos un total de más de 400 mil fallecimientos en exceso, sobre los estadísticamente esperables.

De acuerdo con la información publicada, los decesos por COVID no son los 200 mil que se han ido sumando día con día, sino más de 300 mil; otros, más de cien mil más, han sido secuela del deterioro del sistema de salud, diezmado por la pandemia y distraído en ella.

La buena noticia es que como quiera la tendencia de contagios y defunciones a estas alturas va a la baja, luego del pico que arrancó el fin de año y se agudizó y prolongo al inicio del actual.

La mala, es que en todo el mundo, nuevas cepas del virus están provocando una tercera oleada con efectos mortíferos mucho más graves que las anteriores. Será terrible que esta tercera oleada alcance el territorio nacional, pero es lo más probable.

A ello se suma el relajamiento de las medidas preventivas, las cuales estarán a prueba en la Semana Santa, con la natural tentación de la inmensa mayoría de la población por acudir a las playas o algún centro de recreo y acabar de romper el confinamiento, lo cual ya fue notorio el fin de semana que acaba de transcurrir.

Se producirá además sobre un hartazgo de quienes sí han observado el aislamiento social, y atropellará a las muy fatigadas estructuras del sector salud, donde una multitud de héroes anónimos han sido la única barrera de contención a la epidemia.

Las vacunas, entretanto, llegan con lentitud desesperante. Actualmente se inmunizan una proporción importante de adultos mayores, uno de los sectores más vulnerables, pero no por cierto en donde la letalidad ha sido mayor.

El sector con mayor número de muertes por COVID es precisamente el que sigue en edad, en la etapa de los 40 a los 60 años. Para ellos, no hay fecha conocida de cuándo se les pueda empezar a administrar las vacunas.

Así que la pesadilla está lejos de terminar. En una de ésas, apenas está comenzando.

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