Dra. Aribel Contreras Suárez

Si creíamos que con la llegada de Biden a la Oficina Oval en Washington y con sus órdenes ejecutivas firmadas no se hablaría de muros, nos equivocamos. La muralla china se queda chica con la muralla de Biden. El inquilino 46 de la Casa Blanca ha puesto un muro contra China por el tema tecnológico-comercial pero bajo el argumento de la violación a los derechos humanos y contra Rusia por lo que sucedió la semana pasada derivado por el informe que arrojó información de la intromisión rusa en las elecciones del 2020. Así que la Segunda Guerra Fría 2.0, de la cual he venido hablando desde hace un año, sigue subiendo de tono y de volumen.

Hablar de muros es un anacronismo en tiempos de globalización. Sin embargo, en la Era Trump se intensificó la desglobalización. Es decir, hubo una reducción de relaciones políticas y por ende, una pérdida de protagonismo de Estados Unidos (EU). Es evidente que no podemos decir lo mismo en el ámbito comercial por tratarse de la potencia económica que representa. Sin embargo, en la Era Biden estamos viendo su búsqueda por disminuir su dependencia económica a través de su proyecto de análisis en las cadenas de suministro para no tener que importar tanta materia prima en sectores estratégicos. Finalmente, esto también es ‘bordar a mano’ un muro invisible.

Ahora, con el tema de que EU ha “ofrecido” un préstamo de 2.5 millones de vacunas a México a cambio de contener la migración, es como seguir construyendo un muro invisible en la frontera sur. Cabe destacar que estas vacunas son de la farmacéutica AstraZeneca. Estas vacunas son fabricadas por Emergent BioSolutions en Maryland. Actualmente se han embotellado más de 30 millones de dosis en las instalaciones de la farmacéutica suecabritánica ubicadas en West Chester, Ohio y el gobierno de EU no permite su exportación a pesar de que no las está utilizando por no estar aprobadas. Esto también es un muro invisible hacia las vacunas. Subrayo que dicho país está vacunando a su población con las dosis de sus farmacéuticas Moderna, Pfizer y Johnson & Johnson.

La visita -de ayer y hoy- de la delegación estadounidense a México y Guatemala, respectivamente, para explorar opciones para frenar los flujos migratorios, es como abrir la caja de pandora disfrazada de diplomacia migratoria. El argumento es que se corre el riesgo de que se intensifique la trata de personas, de que siga el crimen organizado incrementando su jugoso negocio de fungir como coyotes, de que siga incrementándose el número de niños migrantes que van por el sueño americano, de que aumenten los casos de contagio por la COVID-19 ya que las personas pertenecen a países cuyos planes de vacunación están sumamente atrasados por la falta de vacunas, entre otras problemáticas severas. La realidad es que la administración Biden tiene muchos frentes que resolver y necesita apagar los ‘incendios’ con la mayor rapidez posible para seguir enfocándose en sus prioridades. Ante la falta de una estrategia continental/hemisférica, es momento de que se implemente un verdadero plan migratorio empezando a nivel subregional.

El nuevo diálogo bilateral se debe convertir en subregional y luego regional con Centroamérica para buscar alternativas para detener la migración hacia nuestro vecino del norte -en tiempos de pandemia y de un nuevo mandato-.

Por lo que los puentes diplomáticos deben continuar su construcción para demoler los muros invisibles que hay. Ya que si de por sí existe un muro que está dividiendo al mundo a los países entre vacunados y sin vacunar, hoy EU construye muros invisibles pero tan visibles ante los ojos de cualquier persona.

Coordinadora

Licenciatura en Negocios Globales

Universidad Iberoamericana                                                            

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