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domingo, 11 de abril de 2021

Enfoque Global / En medio de la crisis por la pandemia el FMI ve la luz al final del túnel

José Luis Ortiz Santillán

Las “Reuniones de Primavera” de las Juntas de Gobernadores del Grupo Banco Mundial (GBM) y del Fondo Monetario Internacional (FMI), se realizaron este año de manera virtual del 5 al 11 de abril de 2021. Estas reuniones congregaron autoridades de bancos centrales, ministros de finanzas y de desarrollo, ejecutivos del sector privado, representantes de organizaciones de la sociedad civil y miembros de círculos académicos para debatir temas que preocupan a todos en el planeta, aprisionado por la pandemia del COVID-19.

En las reuniones se debatió sobre las perspectivas económicas mundiales, el fin de la pobreza, el desarrollo económico, la economía global, el sistema financiero mundial y la eficacia de la ayuda a los países pobres, pero también sobre la pandemia que mantiene angustiada a la población del planeta. Los organismos multilaterales debatieron sobre cómo hacer frente a la crisis económica mundial profundizada con la pandemia; sobre cómo ayudar en la lucha contra las crecientes desigualdades, disertando sobre la posibilidad de imponer un impuesto a las personas y empresas más ricas que se han beneficiado con la pandemia del COVID-19.

Aun cuando el FMI había dejado de un lado en los últimos años la idea de apoyar políticas fiscales más activas y la lucha contra los déficits, bajo la sombra de la pandemia ha revisado su posición. En la reciente reunión el Fondo mostró posiciones en materia de política fiscal que bien podrían ofender a los más liberales, pues apoyó el proyecto internacional de tributación mínima de las empresas, en discusiones con la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) y defendió la idea de un nuevo impuesto, el miércoles pasado al presentar su Informe sobre la evolución de las finanzas públicas en el mundo.

El argumento del FMI es que las personas con altos ingresos y las empresas que han prosperado durante la crisis de la pandemia, deberían pagar impuestos adicionales como un gesto de solidaridad con aquellas personas y empresas que han sido más afectadas por la pandemia; precisando que, los países deberían valorar la posibilidad de recaudar contribuciones temporales para la recuperación económica de la crisis provocada por el COVID-19; además de imponer tasas más altas en el impuesto sobre la renta; además de sugerir impuestos sobre las ganancias excedentarias, impuestos corporativos ordinarios o contribuciones de las empresas que han prosperado en medio de la crisis por la pandemia, tales como laboratorios, farmacéuticas y empresas digitales, de acuerdo al informe.

Considerando que la lucha contra la pandemia es una tarea colectiva dentro de la sociedad, el FMI señala que, un impuesto temporal reduciría las desigualdades sociales que se han exacerbado durante la crisis económica actual y, además, mejoraría el bienestar de toda la sociedad, devolviendo el aliento a los más afectados. Con ello, según el Fondo, se fortalecería la percepción de los ciudadanos, de que todos están contribuyendo al esfuerzo común para avanzar en la recuperación crisis provocada por la pandemia; acumulando recursos financieros necesarios para mejorar el acceso a servicios básicos, fortalecer las redes de seguridad social y revitalizar los esfuerzos para lograr los objetivos de desarrollo sostenible.

Pero quizá lo más sobresaliente de estas reuniones de primavera, hayan sido las buenas noticias anunciadas por el FMI, que ve la luz al final del túnel. El Fondo ha proyectado nuevas previsiones de crecimiento del Fondo Monetario Internacional (FMI) augura días mejores un crecimiento global de la economía mundial del 6%, fundamentado en las medidas de apoyo a la recuperación económica; precisando que los países industrializados lo están haciendo mejor que los países en desarrollo, proponiendo que se mantengan los planes de apoyo presupuestario y las políticas monetarias flexibles.

El mundo comienza a ver la luz al final del túnel en medio de la pandemia. En las nuevas proyecciones sobre el crecimiento de la economía mundial del FMI, publicada el martes pasado en un documento denominado: “Una salida a esta crisis de salud y económica es cada vez más visible”, se señala que el PIB mundial podría pasar del 5.5% al 6%; mientras que el próximo año sólo podría crecer en 4.4%, proyecciones más alentadoras que las de enero pasado.

De esta forma, los países ricos parecen enderezar la nave. Los Estados Unidos podrían crecer en 6.4% y no en 5.1%; Japón en 3.3%; la zona del euro lo haría en 4.4%, mejorando en 0.2 puntos, lo que podría permitir que Francia contribuyera con un 5.8% al crecimiento de la zona, Alemania en 3.6%, Italia en 4.2%, por ejemplo; en tanto que, China podría dar un salto y crecer en 8.4%. A la vez, América Latina y el Caribe podrían crecer en 4.4% en 2021 y en 3.1% en 2022, apoyados por un crecimiento de la economía mexicana de 5% en este año y de3% en 2022, así como de la economía brasileña que tendría un desempeño del 3.7% en 2021 y de 2.6 el próximo año.

Sin embargo, un crecimiento desigual de las economías nacionales y de las regiones del planeta, sin duda, podrían propiciar una mayor desigualdad. EN realidad, cada gobierno ha adoptado diferentes medidas para enfrentar la crisis sanitaria provocada por el COVID-19 y la crisis económica, dando como resultado diferentes ritmos en su recuperación económica, que inciden en el nivel de vida de su población, inexorablemente, en buena medida condicionados por el propio ritmo de sus planes de vacunación, sin duda.

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