Héctor Herrera Argüelles
“La riqueza consiste mucho más en el disfrute que en la posesión”:
Aristóteles
La consulta popular del próximo 1 de agosto ha provocado una serie de reacciones encontradas, propias de un evento que es nuevo para la imberbe democracia mexicana. Al ejercicio lo han calificado desde cantinflesco hasta populista, pasando por las consideraciones sobre un ejercicio de distracción o el clásico pan y circo.
El evento, más allá de las calificaciones simples tiene consideraciones mayores. La democracia mexicana dependiente y moldeada por el sistema presidencialista, por años, se ha regodeado, entre el autoritarismo y la impunidad. Mientras países como Perú, han enjuiciado y encarcelado Presidentes, sin que esto hay que decirlo, haya mejorado la condición de las personas, en México, las historias de impunidad son elementos centrífugos del sistema político mexicano.
Y no es para menos, ya que habría que recordar que una consulta popular, propició la caída del dictador Augusto Pinochet. En el caso mexicano, la consulta “cantinflesca” como algunos burdamente han expresado, va más allá. Un juicio al presidente es iniciar un proceso que toca el punto de inflexión y la piedra filosofal del sistema. No es menor, puesto que la Constitución expresamente indica que el Poder Ejecutivo radica en una sola persona: el Presidente de los Estados Unidos Mexicanos. No en vano ese poder se concentra 6 años en un solo individuo que, se convierte en una especie de rey. Es un Tlatoani omnipotente e intocable de forma perenne. Enjuiciar a un ex presidente o a un presidente en funciones, sería un torpedo directo al centro de flotación del sistema.
La impunidad presidencial es un hecho vigente. El caso de Echeverría llevado a show por la guerra sucia es solo una anécdota. La consulta popular más allá de ser un distractor, una charada o un acto cantinflesco, se puede traducir en un acto simbólico que abre de par en par la puerta a la democracia participativa.
Para nadie es un secreto que el sistema político mexicano ha sido secuestrado por el monopolio de la política partidista. Por ello, resulta necesaria la expansión de la democracia representativa que de acuerdo con el Jurado Nacional de Elecciones de Perú se puede definir como “un conjunto de sistemas o mecanismos por medio de los cuales, la sociedad civil, puede tomar decisiones públicas o incidir en las mismas, buscando que dichas decisiones, representen sus intereses, ya sea de ellos como particulares o como parte de un grupo social”.
La participación de la sociedad civil en los asuntos públicos, ya no puede quedarse solo en el ámbito electoral, es decir, votas y te vas. La exigencia y la demanda ya no se puede medir y estacionar solo cuando se ejerce el voto. La participación social en los asuntos públicos, es un derecho humano fundamental, reconocido por tratados y pactos internacionales. Es vital que el Estado, como actor y principal gestor de las políticas públicas, no solo se dedique a dictar las normas jurídicas, sino que está obligado a promover la participación ciudadana en la toma de decisiones, para que, en consecuencia, esas políticas se traduzcan en la base de un desarrollo sostenible.
No sobra decir que la democracia se fortalece con los mecanismos de participación ciudadana porque permite la gestión compartida del desarrollo sostenible y de la calidad de vida de la población.
En contraste también hay que decir que, quien abre la caja de Pandora, puede ser presa de ella, sin embargo, es el precio de la democracia y de la historia. Antes valía el cadalso, hoy en día con la justicia tan comprometida con el poderoso y lejana del necesitado, una “simple consulta” puede ser aire fresco para la necesaria renovación del sistema político.
Dicen algunos que es un ejercicio populista, y obvio que lo es. Dirán que es pan y circo, y claro que lo es. Otros “versados” dirán que es un acto “cantinflesco”, y lo es, en el estricto sentido que, Mario Moreno utilizaba para criticar al poderoso.
Pero también puede ser un acto simbólico de catarsis y desprendimiento que se traduzca en el primer paso para consolidar una democracia participativa que, los partidos políticos y grupos de poder se han empeñado en ralentizar.
La democracia es el gobierno del pueblo, y oiga joven, no está tan mal una pizca de justicia ante tanta impunidad. El propio Cantinflas diría: O actuamos como caballeros o como lo que somos.
La consulta del 1 de agosto no es sólo para decidir una investigación para aclarar hechos del pasado, puede ser también un grito para exorcizar a la impunidad y ahí está el detalle.
De la libreta
° A fuerza de declaraciones, el senador Ricardo Monreal, se quiere meter al hándicap presidencial, pero resulta obvio que, se está vendiendo al mejor postor, ya sea Ebrard, Sheinbaum o incluso la oposición. Ese es su mejor activo, nada más.
° Hay quienes, criticando a la Jefa de Gobierno de la CDMX, ya le están haciendo el trabajo al Canciller. Por el momento, es la pandemia.
° Un tweet de Gerardo Esquivel: “La pandemia acentuó la desigualdad en muchos niveles. Ojalá que los multimillonarios pusieran más los pies en la tierra y menos en el espacio”. Suscribo.
@HectorHerreraAR
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