Israel Mendoza Pérez
@imendozape
El cónclave perredista celebrado en Michoacán fue el encuentro de un reducto de izquierdas mercantiles. El PRD está lejos de alcanzar un modelo socialdemócrata debido a que la corriente dominante encabezada por Jesús Zambrano y Jesús Ortega se han dedicado, a lo largo de las décadas, al interior y al exterior del partido a poner por delante el capital político y la negociación.
En el centro de atención, el gobernador Silvano Aureoles, a quien le dan el respaldo de llevar el pleito con la cuatroté de permitir la entrada de lleno de la narco-política al estado. Sus peticiones de audiencia en Palacio Nacional y escalar el pleito a la Organización de Estados Americanos (OEA) endurece la relación y radicalización de posturas entre morenistas y perredistas.
La presencia del coordinador de los senadores, Miguel Ángel Mancera es otra de las figuras a las que la cuatroté embarró a raíz de la tragedia de la L-12. Mancera sin pertenecer a algún grupo visible del perredismo también atiza el encontronazo con morenistas debido a que él fue el último Jefe de Gobierno emanado del partido del sol azteca. Hoy la batalla continua.
Y es que durante la Plenaria del Grupo Parlamentario del PRD para la LXV Legislatura de la Cámara de Diputados, por unanimidad el legislador Luis Ángel Xariel Espinosa Cházaro fue electo coordinador de la bancada perredista y Elizabeth Pérez Valdez vicecoordinadora. Aunque es una de la peores épocas legislativas del PRD ya que con 16 legisladores su voz dentro del congreso será tímida.
Aún así, con Espinosa Cházaro, afín a Nueva Izquierda tendrá línea directa con la dirigencia nacional y eso le suma a él control sobre los legisladores. Aunque para ello tendrá que negociar lo necesario primero con PRI y PAN sus aliados y posteriormente con las demás fuerzas políticas.
Según Jesús Zambrano “trabajos como los de hoy y mañana son propositivos: elaborar una agenda con contenido progresista y enfrentar los riesgos que vive el país, como cooptar voluntades para cambiar la correlación de fuerzas a su favor”.
La plenaria perredista se queda en la reafirmación de que el PRD aglutina a izquierdas. Pero las moderadas. Las negociadoras con fuerzas políticas tan disímbolas como el PAN o el histórico enemigo el PRI. La lucha es vencer las decisiones del partido en el poder que se ha convertido en el nuevo rival de batallas electorales y conquistas parlamentarias.
Espinosa Cházaro es la mano izquierda de Jesús Zambrano en el Congreso. El capital perdido lo pone en desventaja en las grandes discusiones nacionales; en tanto, que el bastión que les dio oxígeno son los espacios logrados en la ciudad. Aunque esa es una clientela que conocen.
El perredismo aún no agoniza. Tiene vida artificial gracias a la alianza Va por México misma que se extiende a una alianza parlamentaria. Así alcanzará a sobrevivir hasta 2024. Año crucial para esta fuerza política que se carga a la izquierda pero negocia con la derecha.
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