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jueves, 5 de agosto de 2021

La debilidad de las finanzas públicas: el reto de Rogelio Ramírez de la O

 

Doctor Carlos Alberto Martínez

Desde hace décadas los políticos mexicanos junto con los intereses creados nos han impedido tener un adecuado esquema de finanzas públicas que atienda simultáneamente sus 3 componentes: impuestos, gasto público y deuda. Durante décadas, nos hemos pasado discutiendo estos componentes de manera separada. De los 70´s a los 90´s la deuda del gobierno era el motor que impulsaba los esfuerzos por mejorar la posición fiscal de México. En los últimos 25 años han sido los impuestos a los cautivos el tema central del debate. A partir de la segunda alternancia que hoy nos gobierna, con el presidente Andrés Manuel López Obrador, hemos puesto énfasis en el análisis del tema del presupuesto. Bajo esta dinámica, las clases medias; principal sostén del gobierno, sienten una constante amenaza a su calidad de vida mientras los grandes capitales acuden a las mejores estrategias fiscales para no pagar lo suficiente, mientras, las clases menos acomodadas esperan con justa razón, las oportunidades que necesitan.

Sustentada en la alta tecnología, la integración de las cadenas de valor y el apoyo de las grandes potencias, la economía mundial; enfrenta el desafío de la reactivación. En nuestro caso, la limitación de las herramientas para implementar políticas económicas contra cíclicas es evidente. En buena medida, ha sido la irresponsabilidad de décadas anteriores, la causante de esta falta de margen en los instrumentos de política fiscal que, permitan en este momento, apoyar a nuestra economía. Nuestro arsenal está limitado sólo a la política monetaria que, de forma ejemplar, coordina el Banco de México. No obstante, no todo puede ser inyección de liquidez a los mercados, así como manejar tasas de interés y atender el tipo de cambio. En estos momentos de parálisis económica se hace indispensable que la política fiscal sirva como motor de impulso para la planta productiva. Sin embargo, la realidad se impone ante lo limitado de los instrumentos con los que contamos.

La lógica de los impuestos sigue entrampada en que sólo unos cuantos paguen y que básicamente todo se base en el ISR y las aportaciones de PEMEX, en donde en este momento, ambos no tienen por dónde aportar más. Por el lado de la deuda, el gobierno, sin pedir más de lo necesario, está aumentando porque la economía no crece, llevándose 15% del presupuesto anual por concepto del pago de intereses. Y finalmente, el gasto público no alcanza a cubrir el constante ascenso del monto de las pensiones, los intereses de la deuda y la interminable lista de programas sociales que durante años se acumulan en el presupuesto sin el soporte fiscal correspondiente. En nuestro país se hace imperativo que el nuevo secretario de Hacienda Rogelio Ramírez de la O nos estimule a comenzar a pensar que el tema de las finanzas públicas es integral, impuestos, gasto y deuda van de la mano en donde ha llegado la hora de abordarlos al mismo tiempo so pena de que en el futuro no tengamos viabilidad fiscal de largo plazo.

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