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lunes, 8 de noviembre de 2021

Crónica Confidencial / El riesgoso crecimiento del poder militar

Leopoldo Mendívil

DIPUTADOS DE LA LXV LEGISLATURA:

+La dictadura es una aria que
nunca se convertirá en ópera
Emilio Pardo Bazán


Como a muchos, me preocupa que Andrés Manuel López Obrador encomiende a las Fuerzas Armadas (FFAA) tantísimas tareas para las cuales no tienen formación, ni vocación. Disciplinados que son, sus integrantes obedecen las instrucciones del Comandante Supremo, además de que las obras implican presupuestos, digamos, interesantes…

Pero todo tiene un límite. Ahora el presidente quiere que el Ejército sea el “propietario” del Tren Maya, varios aeropuertos y la obra que me parece más importante, el Corredor Interocéanico por donde pasarán miles de millones de dólares en mercancías. Según AMLO, solo así se asegurará que futuros gobiernos no los “privaticen”; y para ello, se creará una empresa militar.

De entrada, poca es la confianza mostrada por el presidente hacia su sucesor -muy probablemente morenista-, en cuanto a la continuación de su proyecto político.

Otro argumento, expresado por el director de FONATUR, es que el Tren Maya tiene un factor de “seguridad nacional”, dada su ubicación en la frontera sur, paso de los traficantes de personas y de drogas. Pobre argumento; con que la Guardia Nacional estuviera a cargo de la seguridad de esa y las demás instalaciones, bastaría; claro, si hace eficientemente su trabajo…

Todas las ganancias de la empresa militar irán directo a las Fuerzas Armadas en vez de a la Hacienda Pública, para financiar las pensiones de los militares. Aquí hay una contradicción y corríjame si estoy equivocado:

Todos los dineros obtenidos por el gobierno se deben concentrar en la Tesorería de la Federación y de ahí pasar a la Secretaría de Hacienda para su distribución en toda la Federación. ¿Por qué a los militares y no a cualquier otro sector o propósito nacional?

Si el gobierno no es buen empresario, el Ejército menos… con todo respeto. La misión del Ejército es “defender la integridad, la independencia y la soberanía de la Nación”. No veo la relación con la misión de una empresa -generar utilidades- y tampoco a ningún militar con esa mentalidad.

Me dirán ustedes que mientras los militares se capacitan, pueden contratar a un CEO con experiencia; con el tope salarial impuesto por el presidente, no van a encontrar a nadie que valga la pena. Lo mismo ocurrirá con los demás profesionales requeridos en complejas disciplinas y falta que estos civiles quieran trabajar bajo la lógica militar.

Otro obstáculo, señores diputados, es el proceso de toma de decisiones que entre militares es vertical e incuestionable; de la transparencia ya ni hablemos. En una empresa el proceso es mucho más horizontal; no es la obediencia lo primordial, sino cumplir las metas de su planeación financiera, obtener ganancias y transparentar los movimientos.

El verdadero riesgo no está en que estas obras se privaticen, sino en que nunca vuelvan a ser civiles. Peor aún, ¿no ven probable que en el futuro los militares pidan una rebanada más grande del pastel?

Así, las FFAA no necesitarían un golpe de Estado para hacerse del poder total.

Ya lo tendrían…

            Investigación: Upa Ruiz upa@delfos.com.mx

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