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sábado, 20 de noviembre de 2021

¿Y ahora qué sigue?

Jesús Zambrano Grijalva
@Jesus_ZambranoG

Después de la aprobación del Presupuesto de Egresos para el año 2022, sin admitir uno solo de los casi dos mil cambios propuestos por las bancadas parlamentarias de oposición en la Cámara de Diputados, a pesar de que representan casi la mitad ese órgano legislativo, es necesario preguntarnos ¿Ahora qué sigue?

La cerrazón absoluta de Morena y sus partidos achichincles para corregir aspectos referidos a las estancias infantiles, los refugios para mujeres víctimas de violencia, recursos para municipios y apoyos a las micro pequeñas y medianas empresas con el propósito de reactivar el empleo y mejorar el ingreso de los trabajadores; esa cerrazón, repito, sólo se puede explicar porque recibieron la orden presidencial de no aceptar ninguna modificación que viniera de la oposición, aún con el riesgo que eso significa, para dejar claro que se seguirá haciendo lo que él quiera.

Desde su óptica el Presidente está convencido de que el país va por el rumbo correcto, que va a revertir la pérdida de votos para Morena el pasado 6 de junio manteniendo con firmeza el timón, sin dar muestras de debilidad ante la oposición si se le aceptaban algunas de sus propuestas, ya que eso significaría reconocer que se ha estado equivocando y eso jamás lo admitiría, además de mandar un mensaje a la sociedad en su conjunto que el votar contra su proyecto – a través de los partidos de oposición- tiene sus consecuencias negativas.

Sí varios de los diputados de Morena y sus aliados, o no pocos gobernadores y presidentes municipales simpatizaban con las reservas presentadas al PEF 2022 por los opositores, según el presidente se debe a que aún no han entendido el sentido profundo de esa “Cuarta transformación”, pero muy pronto se darán cuenta de su equívoco. Por lo pronto, ningún cambio.

Por ello con sobrada razón, el PRD, PAN y PRI dejaron claro que ante la ausencia de dialogo y acuerdos con el partido gobernante para escucharlos, tampoco habría condiciones para discutir las iniciativas de reforma energética, electoral y de la guardia nacional.

Congruente con su forma de pensar y actuar, el pasado lunes 15 de noviembre el Presidente después de felicitar a sus diputados lacayos por la aprobación integral del presupuesto, aseguró que ahora sigue la reforma eléctrica y energética, y criticó al PRI por su posición de que no acompañaría dicha iniciativa.

No pocos han llegado a pensar que si el primer mandatario ve que no tendrá los números suficientes para que se apruebe su iniciativa entonces no va a insistir en que se discuta y se vote. Yo, por el contrario, he expresado que aun así él va a querer sacarla adelante y lanzará una intensa campaña para ganar simpatías populares en favor de su reforma y desprestigiar a la oposición como ya lo empezó a hacer acusándola de defender a “los saqueadores de la nación”.

Puede incluso convocar a la población a manifestarse en las plazas públicas, sitiar la Cámara de Diputados y asediar a los legisladores. Y, en caso de que su propuesta sea rechazada, culpar a la oposición de las ineficiencias del sector eléctrico, de los costos y de los cortes de la electricidad que intencionalmente pudiesen provocar.

En esa ruta y con esa estrategia, buscará llegar a la impugnada “consulta popular sobre la renovación de mandato” convocando a la gente a votar en contra de la oposición, no en contra del Presidente.

El escenario político será, entonces, de una mayor polarización de aquí al 2024. El objetivo desde el poder será borrar a la oposición, no dialogar con ella, sino someterla a los propósitos del proyecto gobernante.

Pareciera, como diría una novela del cubano Ernesto Padura, que “el presente nos asfixia con sus carencias y dilemas dolorosos, y el futuro se va difuminando en una bruma impenetrable”. Pero eso es lo que no debe permitirse. Los partidos opositores, y el PRD en especial, que buscan convertirse en una fuerza socialdemócrata, deben estar más cerca de las causas de la gente, explicar más las razones de sus posiciones y sus votos, organizarse y fortalecerse más, y caminar aliados en todas las elecciones que sean posibles de aquí al 2024 para acabar con esta desgracia nacional, disipar esta atmósfera asfixiante hoy impenetrable. No ceder a presiones indebidas del autoritarismo autocrático y caminar de la mano de una sociedad civil que debe visibilizarse más con sus propias banderas.

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