Por Leopoldo Mendívil
SECRETARIO DE HACIENDA
Cuando se recriminó a la 4ª Transformación que el país bajara a cero en el crecimiento del PIB en 2019, desde Palacio Nacional se arguyó que no todo eran los indicadores económicos. Bueno, pues le cuento que ya hay quien mide el avance de un país de otra manera. Se trata del Índice de Progreso Social (IPS), “la primera medición holística del desempeño social de un país que es independiente de factores económicos (…) Utiliza 53 indicadores sociales y ambientales para estimar tres dimensiones: Necesidades Humanas Básicas, Fundamentos del Bienestar y Oportunidades.”
El IPS es un modelo desarrollado por Social Progress Imperative, el cual se aplica en 168 países; en México está a cargo de la organización México Evalúa. Le reseño los resultados más relevantes de la medición 2020 y, por favor, saque los kleenex porque están para llorar.
Para ubicarnos: Noruega ocupa el primer lugar del IPS con 92.63 puntos, mientras que Sudán está en el último, con 32.5; México acumula 63.2 puntos, colocándose en el lugar 68, descendiendo dos lugares con respecto a la medición anterior.
Aun cuando México está por encima de la media mundial, lamentablemente se encuentra en lugares muy deshonrosos en cuanto a seguridad personal (142), que está muy relacionada con las tasas de homicidios (lugar 160) y acceso a instituciones de justicia (lugar 136).
Por lo que hace a educación, la situación es sombría. El acceso equitativo a educación de calidad nos ubica en el sitio 124, pues contamos con una tasa muy baja de mujeres con más de 12 años de educación y muy pocas universidades de calidad.
México Evalúa se dio a la tarea de aplicar los indicadores a nivel estatal y ahí es donde la pandemia se dejó sentir con todo su peso. Oficialmente tenemos 300 mil fallecimientos por COVID, pero otra cantidad igual de muertes en exceso. Lo grave es que cada punto porcentual de aumento en el exceso de mortalidad, hizo disminuir el IPS, pues evidentemente la satisfacción de necesidades como nutrición, cuidados médicos básicos y bienestar se vieron seriamente lesionados. Justamente al estar el sector salud prácticamente atendiendo solo la emergencia sanitaria, se dejaron de lado servicios médicos importantes. Por ejemplo, la muerte materna se elevó a los niveles de 2009.
Al no tener clases presenciales, el indicador de acceso a conocimientos básicos también mostró una baja relevante. Y a lo anterior habría que sumar la pobreza laboral, entendida ésta como la imposibilidad de comprar la canasta básica para una familia, la cual llegó a su máximo histórico (44 por ciento) en 2020.
La pandemia puso a prueba las estructuras en todos los países y, en nuestro caso, nos fue mal pues el IPS descendió en 21 entidades del país. Los casos más graves fueron, para variar, Chiapas, Guerrero y Oaxaca, los cuales están 20 puntos por debajo del índice nacional (63.2), mientras que la CDMX, Nuevo León, Querétaro y Yucatán están muy por arriba. Esto nos habla de que la desigualdad regional se acentuó dentro de nuestro territorio. Muy mala noticia.
Las conclusiones del IPS debieran derivar en un ajuste a las políticas públicas, como el rescate del sistema de salud pública y un plan de compensación por lo perdido en educación.
Lamentablemente, no creo que en Palacio Nacional les interese hacer ajustes, pues después de dos años no se ha resuelto el abasto de medicamentos y no veo ningún movimiento de apoyo en la SEP para los educandos.
Así que dígame, señor secretario, ¿cómo quiere la 4T medir el avance del país?
Investigación: Upa Ruiz upa@delfos.com.mx
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