El corazón de AMLO y la gobernabilidad
LIC. JESÚS RAMÍREZ CUEVAS, VOCERO DE LA PRESIDENCIA:
El mejor gobierno es aquel que produce
mayor suma de felicidad, seguridad social
y estabilidad política
Simón Bolívar
Nada debería sorprendernos en Andrés Manuel… Nada.
Este fin de semana pasado, el presidente nos lanzó otra bola de humo: su testamento político, que provocó un tsunami de comentarios en las redes sociales con un gran número de críticas, sobre todo porque AMLO vinculó el susodicho documento a la gobernabilidad del país.
Algunos de sus férreos defensores salieron al paso de tal despropósito. Mi colega Federico Arreola escribió que “el testamento de AMLO está en su corazón generoso”. Horas después, tuiteó que el testamento de López Obrador “no tiene que ver con la sucesión presidencial, ni reemplaza lo que es señalado por la Constitución.”
Muy oportuna aclaración, pues las palabras del presidente han provocado mucho qué pensar; a mí me recordó el testamento de 42 páginas que el emperador Carlos V dejó a su hijo Felipe, con extensas recomendaciones monárquicas de cómo gobernar. En fin, Arreola informó que en su testamento, AMLO “cede los derechos de su imagen a su familia, exclusivamente”. Por la cercanía de mi colega con el presidente, asumo que la información es veraz.
Con toda franqueza, no veo generosidad alguna en el corazón de Andrés Manuel López Obrador y nunca la he visto desde la década de los 90s en que he seguido sus pasos, pero basta ver cualquier mañanera para darse cuenta de que su corazón es vengativo e intolerante; a diario corta cabezas con o sin pruebas de los “pecados” que, a su parecer, cometen medios de comunicación, empresarios, ONG´s y todo aquel que se cruce en su pensamiento.
Además, si de corazones generosos se trata, me interesaría el de un Pontífice católico u otro líder espiritual. De un presidente o de un político me interesa su sentido de la justicia, la legalidad de su comportamiento y su respeto a la sociedad que gobierna.
En cuanto a heredar los derechos de su imagen a su familia, bueno, es una decisión personalísima y absolutamente respetable; ya sus parientes decidirán su uso. Pero el hecho de que pudiesen pretender utilizarlos con el propósito de ejercer actos de autoridad, ahí sí que nomás no, puesto que AMLO ejerce funciones de gobierno porque él y solo él fue electo Presidente de la República y ese es un cargo por ley intransferible; y en definitiva, nadie ha aclarado cómo se pudieran relacionar el testamento político, el corazón y el uso de la imagen lopezobradorista con la gobernabilidad del país.
Una vez más se distrae la discusión pública de los grandes problemas del país con una declaración de alto efecto emocional y político, un hecho que jurídicamente no existe.
La gobernabilidad de México estaría en no emprender batallas pírricas como la contrarreforma eléctrica, carente absoluta de viabilidad técnica, económica, ambiental, legal y política, incluida la Secretaria de Energía de EUA.
La gobernabilidad estaría en brindar seguridad a la sociedad y al empresariado nacional, en sus personas y en sus bienes, para que la generación de empleos sea una constante que genere una clara reactivación económica. ¡No más abrazos a los delincuentes..!
La gobernabilidad estaría en detener la influencia del crimen organizado en las elecciones y no en atacar al INE un día sí y otro también, lo mismo que en evitar la confrontación y la desunión como estilo personal de gobernar.
La gobernabilidad estaría en la rendición de cuentas y en tener temple para cambiar de estrategia cuando algo ha fallado, como es el caso del manejo de la pandemia y el desabasto de las medicinas, o en corregir la baja provocada en la educación, causa de la imposibilidad de las clases presenciales.
La gobernabilidad esta en escoger, como la ley lo establece, colaboradores preparados y con experiencia, no a los leales; en ver la realidad como es y no como se pretende.
La gobernabilidad debe encontrarse en tantos y tantos asuntos pendientes que resulta imposible enumerar en tan corto espacio; se trata de algo que podrá encontrarse en el corazón y en el testamento de Andrés Manuel, donde se localizan sus actos personales.., pero no en sus facultades presidenciales, que solo la Constitución Política de la República determina.
Investigación: Upa Ruiz upa@delfos.com.mx
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