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sábado, 26 de febrero de 2022

Web3

Arnulfo Valdivia Machuca


Al minuto 94 todo estaba perdido para el Atlético de Madrid. Era la Copa de Campeones y dentro de dos minutos quedarían eliminados por el aún campeón Liverpool. Providencialmente, tres minutos después, un disparo de Llorente se incrustaba en la portería del inglés Adán, para empatar el partido y enviarlo a tiempos extras. El Liverpool era invencible en su estadio y se confió. El Atlético, por su parte, salió a morir y en 30 minutos dio una cátedra de pundonor, anotando dos goles más, para eliminar a sus rivales por un marcador increíble de 4-2. La hazaña se había consumado.  Las lágrimas de Milner contrastaban con los eufóricos saltos de Simeone, entrenador del Atlético. Una imagen épica.

La mayor risa, sin embargo, fue la de Stephen Wandrick, un tipo conectado a Augur, una casa de apuestas virtual, que le dio a ganar 46.8 millones de dólares por jugar 50 dólares en contra de más de 800 mil tahures virtuales. La pregunta la hizo al minuto 95: “¿Quién apuesta que el Atlético de Madrid ganará en tiempos extras por al menos dos goles?” En menos de 10 minutos consiguió a sus víctimas y en 40 se hizo millonario. Esto es la Web3.

¿Qué es la versión 3.0 del internet? El internet original de los años 90 era como un pizarrón electrónico de páginas de consulta, en las que la interacción con los usuarios era casi nula. La versión 2.0, que es la actual, es de interacción centralizada. Es decir, una empresa como Facebook abre su plataforma y nosotros subimos contenido propio, que intercambiamos y con el cual interactuamos. El contenido es nuestro pero la plataforma es de una empresa que pone las reglas, centraliza la información y monetiza de algún modo.

La Web3 es un espacio descentralizado que funciona como las criptomonedas: los creadores somos participantes y de ahí ganamos, pero el valor lo creamos mancomunadamente con todos quienes participan. Pongamos de ejemplo las apuestas. Actualmente, la apuesta la decide una empresa: “¿quién va a ganar el partido?”, “¿por cuántos goles?”. La gente apuesta y la empresa reparte ganancias, retira pérdidas y cobra altas comisiones. En Augur, que es un modelo de apuestas de Web3, nadie decide nada más que los participantes. De hecho, se apuesta lo se quiere sobre lo que se quiera. La plataforma retiene las cantidades apostadas en criptomoneda, las reparte al final si se cumplen las condiciones y cobra el servicio. Todo es un algoritmo y nadie es organizador exclusivo de nada, ni de la empresa misma.

La Web3 es la democratización descentralizada del internet y su historia se escribirá a punta de blockchain y Bitcoin. Hay peligros y muchos, pero también insospechadas oportunidades. Lo fundamental es entender la tendencia para adaptarte y no confiarte. No vaya a ser que la tecnología te arrolle por dos goles y en tu canch. Es el consejo ciberespacial de tu Sala de Consejo semanal.

@arnulfovaldivia



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