Yamiri Rodríguez Madrid
Cuando el buen Lorenzo Franco intituló su columna “Los reporteros somos noticia” lo hizo con el afán de hablar de las cosas buenas que le sucedían al gremio, de los campanazos noticiosos; hoy, muchos años después, sí somos noticia, por las agresiones y los asesinatos que no paran ni en Veracruz ni en todo el país.
Luego de escuchar a la periodista michoacana Magda Alonso dar la nota en cadena nacional sobre el asesinato de Armando Linares López, su colega y amigo, y decir que nunca en casi 30 años de ejercicio reporteril había sentido miedo, hasta ahora, por lo que hará una pausa, me provocó un nudo en la garganta.
¿Cuántas veces, aquí en Veracruz, hemos pasado por lo mismo al tener que informar, tomar la foto o el video, de que habían asesinado a un compañero, a un amigo? ¿Cuántas veces hemos tenido que aguantar las lágrimas, la rabia y la impotencia, porque tenemos que seguir con nuestro trabajo, sin que a las autoridades les importen su nos agreden, si matan a los reporteros por decenas?
A Armando Linares lo asesinaron adentro de su casa, su espacio seguro, allá en Zitácuaro; 34 días antes habían matado a su amigo y compañero Roberto Toledo, justo afuera de las oficinas de Monitor Michoacán. Se convirtió en el octavo periodista asesinado en este 2022, el séptimo según las cifras oficiales de gobierno, pues Jorge Camarero Zazueta trabajaba como secretario particular de un alcalde.
Hace apenas unos días la Secretaría de Gobernación reconocía 252 periodistas asesinados desde el año 2006; 32 eran reporteras. Esas mismas cifras señalan que en el sexenio del panista Felipe Calderón fueron asesinados 101 periodistas; 96 en el del priista Enrique Peña Nieto y 55 -sin contar a Armando Linares y a Camarero Zazueta-, en los poco más de tres años de gobierno del morenista Andrés Manuel López Obrador.
La Embajada de Estados Unidos en México ya se había pronunciado por los asesinatos de periodistas; el Parlamento Europeo también lo hizo y la respuesta del gobierno, lejos de ocuparse, fue agresiva. Unos días después, Linares López se volvió parte de la estadística, una que desafortunadamente no parará con su ejecución.
7 u 8 reporteros asesinados entre 5 mil mexicanos que corrieron la misma suerte le parecen pocos, muy pocos, a este gobierno, pero son ya muchos años los que el gremio ha estado bajo ataques, sin mencionar las condiciones precarias de trabajo que prevalecen. Con miedo o sin él, seguiremos informando.
@YamiriRodriguez
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