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domingo, 3 de abril de 2022

Farsa democrática

Jesús Zambrano

La revocación de mandato es un instrumento de democracia participativa por medio del cual las y los ciudadanos ejercen su soberanía “para determinar la conclusión anticipada en el desempeño de un cargo a partir de la pérdida de confianza”.

Por consiguiente, la pregunta obligada a responder es ¿Por qué los partidos de oposición estamos en contra de un mecanismo supuestamente democrático que incentiva la participación y representación ciudadana? 

La respuesta es: porque desafortunadamente, esta revocación de mandato en México es un instrumento para simular una vocación democrática inexistente. Como buen populista autoritario, López Obrador se apropió de un mecanismo democrático para convertirlo en un instrumento de propaganda electorera con el que además busca arremeter contra los órganos electorales y desviar la atención de la grave crisis que vive el país.

Como dirían dos prestigiados maestros de la Universidad de Harvard, Steven Levitsky y Daniel Ziblat, en su libro Cómo mueren las democracias: “La paradoja trágica de la senda electoral hacia el autoritarismo es que los asesinos de la democracia utilizan las propias instituciones de la democracia de manera gradual, sutil e incluso legal para liquidarla”.

Estas son las siete razones por las que la consulta de “revocación de mandato” del próximo 10 de abril es una farsa democrática:

 

  1. La revocación de mandato en México se consagró en la Constitución violando el principio jurídico de irretroactividad. El decreto de reforma constitucional consideró en sus transitorios la posibilidad de que la ciudadanía solicitara el proceso de revocación de mandato para un presidente de la República que ya había sido electo para el periodo constitucional 2018-2024. La consulta es una farsa democrática porque nunca podría darse una revocación: aunque López Obrador perdiera la consulta, él recurrirá al principio jurídico de irretroactividad.

 

  1. Al discutirse en el Congreso la ley reglamentaria de la revocación de mandato, por instrucciones del mismo López Obrador, las bancadas parlamentarias de Morena impusieron una pregunta que tramposamente en su redacción contempla la ratificación de mandato. La consulta es una farsa democrática porque, además de contradecir el mandato constitucional, desnaturaliza la pregunta y con ello se desvirtúa el mecanismo de participación y representación ciudadana.

 

  1. La revocación de mandato es una disposición que debe ser activada por la ciudadanía con la intención de construir una ruta democrática para destituir a un gobernante que fue elegido a través del voto y que ha perdido la confianza del electorado. En este caso, la petición de revocación de mandato fue solicitada, paradójicamente, por las huestes de Morena que, dicho sea de paso, recaudaron firmas de personas fallecidas, presos y de ciudadanía que nunca dio su aval. La consulta es una farsa democrática porque está siendo activada desde el gobierno y de manera tramposa: “para que siga AMLO”, dicen ellos.

 

  1. La consulta para la revocación de mandato es una farsa democrática porque de antemano sabemos que ganará la ratificación de mandato. Pero además, es una farsa democrática muy costosa que terminaremos pagando todas y todos. El INE está destinando casi 2 mil millones de pesos a una consulta innecesaria, a un capricho presidencial ¿Acaso no sería mejor destinar ese dinero a la compra de medicamentos oncológicos, a vacunas para niñas y niños o a mantener el Programa de Escuelas de Tiempo Completo?

 

  1. A lo presupuestado por el INE debemos sumar todo el dispendio de recursos privados y públicos en espectaculares y propaganda con la que ilegalmente han inundado todo el país. La revocación de mandato es una farsa democrática porque el presidente de la República, gobernadores de la 4T y funcionarios del gobierno han violado abiertamente la ley al promover la consulta.

 

  1. Cuando pensábamos que violar la ley era el cinismo más bajo en el que podían caer, las huestes de Morena nos volvieron a sorprender: la borregada, con tal de congratularse con su pastor, aprobó un “decretazo” para que los servidores públicos pudieran promocionar el voto a favor del presidente de la República. La revocación de mandato es una farsa democrática porque Morena cambió las reglas a la mitad del juego. Afortunadamente les falló el cálculo, no se percataron que en materia electoral existen vías rápidas para activar el control de constitucionalidad y el gusto les duró muy poco: el TEPJF declaró la inaplicabilidad del “decretazo” por violar el artículo 105 de la Constitución que prohíbe realizar reformas electorales 90 días antes de un proceso electoral.

 

  1. La última razón para calificar de farsa democrática a la consulta se dio en la mañanera del pasado martes cuando López Obrador, al responder una pregunta sobre el fallo del TEPJF, anunció que enviará una reforma constitucional en materia electoral para que los consejeros del INE y magistrados del Tribunal Electoral sean electos por votación popular. La revocación de mandato es una farsa democrática porque al presidente de la República no le interesa la consulta, su verdadero interés siempre ha sido usar el tema de la revocación para arremeter contra los órganos electorales autónomos. La intención de López Obrador es apoderarse de ellos antes de las elecciones de 2024. Obviamente, no lo permitiremos.

Por todas estas razones la revocación de mandato es una farsa democrática y de ninguna manera participaré en ella, me guardaré mi voto para 2024. 

 

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