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jueves, 7 de abril de 2022

RGB

Arnulfo Valdivia Machuca

Red, Green, Blue. Rojo, verde, azul. Los colores primarios. Por síntesis aditiva, combinados pueden crear cualquier color del universo. Mezclados en estado sólido crean el negro; unidos en estado lumínico crean el blanco. Magia cromática que da vida a la vida a color que conocemos. Pero basta un desfase mínimo, para que esa armoniosa mezcla se revele como una asincrónica plasta sin sentido.

Seguramente habrás visto un efecto de distorsión RGB en alguna pantalla o en un libro. El rojo, el verde y el azul no están mezclados, sino ligeramente separados. La imagen se percibe borrosa y en sus bordes las capas desplazadas de rojo, verde y azul. Se sabe que es una imagen, pero sin nitidez ni color definido.

El mundo post pandémico es una distorsión RGB de la realidad. Todo parece igual, pero los bordes están desfasados. Parece la misma imagen, pero sin color preciso, porque el rojo, el verde y el azul no están sincronizados. Sabemos que es el mundo, pero por alguna razón no es aquel mundo. Es una distorsión RGB.

No entendemos el reto, porque no es tecnológico: desarrollamos una vacuna en 10 meses y no en 10 años. No es tampoco económico: unos ganaron, otros perdieron, y todos estamos ya en la calle ganándonos la vida como corresponde después de una crisis. El reto ni siquiera es social: los conflictos de siempre siguen como siempre. El reto que hoy nos incomoda, en el fondo, es existencial.

La distorsión RGB surge porque el mundo multicolor que habíamos creado se desfasó de lo que creíamos real. Lo material no salvó a los materialistas, lo espiritual no salvó a los espirituales, las identidades individuales que querían volverse ideologías siguen siendo excentricidades y los convencionalismos son la forma más infeliz de vivir vidas sin sentido. Las instituciones tampoco alcanzaron: las iglesias no salvan, los gobiernos no gobiernan y la famosa sociedad civil no resuelve. Las primeras viven de lo acumulado, los segundos de lo que se roban y la tercera se asfixia lentamente en su irrelevancia.

¿Qué sigue entonces? La redefinición de estructuras personales y por lo tanto sociales que ya no funcionan. No es propuesta, es apuesta. No hay de otra. Nadie externo sino nosotros mismos, con cambios forzados por una realidad desfasada, haremos que gradualmente se mezclen de nuevo los colores básicos de un mundo que se descompuso. Sólo el individualismo resolverá la distorsión RGB; pero no el egoísta de ayer, sino el socialmente creativo que se requiere hoy.

Yo creo que el mundo volverá a refulgir en multicolor, pero no pronto; falta caminar solos y después juntos desde una congruencia que alinee nuestras vidas con esa nueva realidad que aún tememos. Explorar, aceptar y adaptarse será la única salida de una distorsión RGB que hoy deprime porque oprime. Es la reflexión filosofal de tu Sala de Consejo semanal.

Arnulfo Valdivia Machuca

@arnulfovaldivia



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