Por José Luis Ortiz Santillán
La guerra en Ucrania ha desviado la atención de la opinión
pública mundial de problemas letales que ponen en riesgo la supervivencia de la
humanidad. Es cierto que, en el marco de la guerra desatada por la invasión
rusa del territorio ucraniano, también está en juego el destino de la
humanidad, sí en un acto de locura al presidente ruso, Vladimir Putin, se le
ocurre oprimir el botón rojo e iniciar una guerra nuclear, pero la pandemia
provocada por el COVID-19, también ha puesto en relieve lo que la humanidad
puede hacer cuando une sus esfuerzos para garantizar su sobrevivencia.
El COVID-19 ha provocado la muerte de más de 15 millones de
personas en todo el mundo, de acuerdo a datos de la Organización Mundial de la
Salud (OMS); pero según un estudio publicado en “The Lancet”, una revista de
medicina internacional e independiente fundada en 1823 en el Reino Unido, una
de cada 6 muertes prematuras en todo el mundo está relacionada con la
contaminación del medio ambiente y en total, sólo en 2019 murieron 9 millones
de personas por enfermedades relacionadas con la contaminación.
De acuerdo a “The Lancet”, 4 años después de iniciado el
estudio inicial, la situación no ha mejorado en el mundo, debido a la mala
calidad del aire y los contaminantes químicos arrojados al aire, a las aguas y
en la tierra; una vez que, después del primer informe, la situación no ha
cambiado; debido a que hoy, una de cada seis muertes prematuras en el mundo
está vinculada a la contaminación, según la Comisión de Contaminación y Salud
del “Lancet”; que en su nuevo estudio publicado en la revista científica de
medicina el miércoles pasado, afirma que la contaminación fue responsable de la
muerte prematura de 9 millones de personas en 2019.
Este balance no está mejorando, principalmente debido a la
mala calidad del aire y los contaminantes químicos, en particular el plomo
difuminado en él. La contaminación y los desechos creados por el hombre que se
liberan en el aire, el agua y el suelo rara vez matan directamente, pero son la
causa de enfermedades cardíacas graves, cáncer, problemas respiratorios o
diarrea aguda, señala la revista.
El codirector de la investigación, Richard Fuller, precisa
que, “Los efectos sobre la salud siguen siendo enormes, y los países de
ingresos bajos y medianos son los más afectados”; esos efectos representan el
92% de las muertes y la mayoría de las pérdidas económicas resultantes;
señalando que, “La atención y el financiamiento han aumentado solo
marginalmente desde 2015, a pesar de un aumento bien documentado de la
preocupación de los responsables de la salud pública por la contaminación y sus
efectos en la salud”, precisó en un comunicado.
A la vez, se precisó que, las muertes prematuras
relacionadas con los tipos de contaminación asociados con la pobreza extrema
están disminuyendo, en tanto que las relacionadas con la contaminación del aire
y la contaminación química están aumentando; planteando que, “El efecto de la
contaminación sobre la salud es aún mucho mayor que el de la guerra, el
terrorismo, la malaria, el VIH, la tuberculosis, las drogas y el alcohol, y el
número de muertes por contaminación rivaliza con el del tabaco”, subraya el
estudio.
Sólo en 2019, se produjeron 6.7 millones de muertes
prematuras atribuibles a la contaminación del aire, 1.4 millones a la
contaminación del agua, 900 mil al envenenamiento por plomo. Richard Fuller de
a AFP, observó que “El hecho de que las muertes por plomo estén empeorando,
principalmente en los países más pobres, y acelerándose en términos de número
de muertes, es horrible”, una muerte silenciosa de la que no nos percatamos ni
tenemos culpables visibles. Pero, además, en la investigación se señala que, la
exposición a la sustancia tóxica también puede causar retrasos en el desarrollo
cognitivo de los niños; de tal forma que las montañas de basura y las
sustancias toxicas están haciendo su trabajo contra la humanidad.
Otros datos precisan que, si bien la mortalidad relacionada
con la contaminación dentro del hogar, debido a la quema de combustibles o
problemas de agua potable o drenaje, ha disminuido, particularmente en África,
las formas modernas de contaminación pesan mucho más hoy que hace veinte años
atrás. Por lo que, las muertes prematuras relacionadas con la contaminación del
aire ascendieron a 2.9 millones en 2000 y 4.5 millones en 2019.
Producto del incremento de las partículas finas suspendidas
y el ozono en el aire, la exposición al plomo y los carcinógenos en el contexto
de su trabajo; por lo que, la contaminación química en el medio ambiente está
ganando terreno, especialmente en Asia. En este sentido, se ha precisado que,
en un estudio publicado en 2017 se estimó la cantidad de muertes relacionadas
con la contaminación, la cual era de alrededor de 9 millones por año y el costo
para la economía mundial de casi 4.6 billones de dólares por año; datos de
advertencia y desalentadores para los que aún creen en el desarrollo industrial
a ultranza y sin planificación, al margen del desarrollo sostenible.
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