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lunes, 12 de septiembre de 2022

Crónica Confidencial / Las sinrazones de la Guardia Nacional

 


Por Leopoldo Mendívil




RICARDO MONREAL,

SENADOR DE LA REPÚBLICA:

 

+ El mito del redentor se basa en

tantas mentiras que no se puede poner en duda,

 porque sería dudar de todo.

Tymothy Sinider. “The road to unfreedom”.  

 

Cuando se creó la Guardia Nacional (GN) en mayo de 2020, se estableció que la participación militar sería extraordinaria, regular, subordinada y complementaria a la actividad civil en materia de seguridad. Con el traslado de este organismo a SEDENA es evidente que ya no será así.

Los argumentos esgrimidos por el gobierno para tal medida son endebles.

Por ahora y si uno atiende a las encuestas, es cierto que la mayoría de la población confía en las Fuerzas Armadas (FFAA) y que todos estamos hartos de la inseguridad. Pero no son razones suficientes ante los riesgos que se avizoran y a los que me referiré más adelante.

Apelar a la eficiencia característica del Ejército tampoco se sostiene. Las FFAA son eficientes dentro de su ámbito natural, pero  en lo que respecta a las  tareas de seguridad no han demostrado serlo. Si fueran eficientes, el panorama delictivo en México ya sería otra cosa.

Aducir que las actividades del crimen organizado trastocan la soberanía y la seguridad nacional al controlar la vida económica y política de amplias zonas del país, por terrible que sea, tampoco es argumento suficiente para el caso mexicano. En los 15 años en que los militares han participado en el combate a la inseguridad, las cosas no solo no han mejorado, sino que han empeorado, porque el problema de la criminalidad es mucho más complejo que el solo uso de la fuerza.

Ahora veamos algunos de los riesgos.

La militarización de nuestro país no es una discusión académica y alejada del común de la gente; tampoco es la terca oposición para contravenir los deseos de la 4T. El paso de la GN a SEDENA es la consolidación del Ejército como un actor hegemónico dentro de nuestro sistema político, sobre el cual el poder civil cada día tendrá menos control.

Este posicionamiento como hegemón se da en un pésimo contexto: la cantidad de nuevas funciones que la 4T ha dado a los militares con un riesgo concomitante: la tentación. Por las manos militares ahora pasan miles de millones de pesos sobre los cuales no rinden cuentas. Ahí es donde la honestidad atribuida al Ejército puede flaquear.

Así pues, los militares están adquiriendo un poder asimétrico frente al poder civil. Quiero ver qué presidente, juez o gobernador será el guapo que cuestione su proceder.

Un riesgo adicional es la centralización de las decisiones y acciones sobre la seguridad, cosa que ya hemos empezado a ver. Cuando se “calienta” una plaza, mandan un cierto número de elementos, luego los trasladan a otra plaza y así sucesivamente.

Sin embargo, las bandas de narcos o de delincuentes del fuero común tienen una dinámica local, aun cuando pertenezcan a una organización mayor. Para colmos, no vemos que las policías estatales –salvo honrosas excepciones- funcionen adecuadamente en la contención de la violencia y la impunidad.

Aunado al riesgo anterior está el hecho de que no se ha resuelto el papel de la GN como “primer respondiente” ante la comisión de un delito. Hasta donde entiendo, los guardias están facultados para detener a un presunto delincuente, pero no tienen la obligación de rendir el informe correspondiente. Es decir, no tienen las obligaciones de “primer respondiente” y, por tanto, cualquier violación al debido proceso o a los derechos humanos queda en el limbo civil.

Tiene razón el general Luis Cresencio Saldoval cuando afirma que la GN requiere un marco legal de actuación, pero el gobierno federal dio la peor solución posible. Y dada la “popularidad” de la medida, dudo que el debate llegue como controversia constitucional hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Celebro, don Ricardo, que se haya abstenido de aprobar la consumación de este desaguisado; alguien tiene que comportarse con responsabilidad en este país.

Por último, lo invito a que recemos a todos los santos para que no se cumpla un último riesgo: que los militares ejerzan su fuerza cuando algún gobernante civil tome medidas que no sean de su agrado.

Colaboró: Upa Ruiz uparuiz@hotmail.com

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