Gabriela Cuevas Barron
En
2022 las mujeres logramos una nueva conquista: por primera ocasión en la
historia todos los parlamentos del mundo que se encuentran en funciones cuentan
con al menos una mujer entre sus integrantes; 2022 es el año en el que
erradicamos los poderes legislativos que tantos siglos nos discriminaron.
El
Día Internacional de la Mujer se conmemora por la ONU desde 1975. Casi 5 décadas
después continúa nuestra lucha por la igualdad y el pleno reconocimiento de
nuestros derechos. Casi 5 décadas después tenemos que combatir los serios
retrocesos producto de la pandemia, así como aquellos resultados de regímenes
políticos que no reconocen la igualdad.
La
participación de las mujeres es indispensable en todas los aspectos de nuestra
vida. Sin embargo, las decisiones que se toman desde el servicio público tienen
consecuencias más profundas porque impactan de forma directa a la nación en su
conjunto.
ONU
Mujeres y la Unión Interparlamentaria (UIP) publican cada año el Mapa de las
Mujeres en la Política que
proporciona un diagnóstico sobre su situación en el acceso al poder en todos
los países del mundo. Si bien estamos muy lejos de la igualdad de género,
existen avances que resulta importante destacar: La proporción de mujeres en
los parlamentos incrementó en 0.4%, aumentó el número de países con paridad de
género - Ruanda, Cuba, Nicaragua, México, Nueva Zelandia y Emiratos Árabes
Unidos -; así como el número de jefas de estado (11.3%), jefas de gobierno
(9.8%) y presidentas de parlamentos (22.7%).
Hace
21 años - cuando las mujeres sólo representábamos el 10% de los integrantes de
la Cámara de Diputados - defendí y voté a favor de incorporar las cuotas de género
en la legislación electoral mexicana, convencida de la necesidad de implementar
cambios institucionales que aceleraran los cambios culturales. Las mujeres y niñas
merecemos las mismas oportunidades que los hombres y necesitamos políticas que
erradiquen todas las formas de violencia, acoso, y discriminación a las que nos
enfrentamos. Ahora el mundo se enfrenta a retos similares: Medio Oriente y
algunos países europeos retroceden en la presencia de mujeres en sus
parlamentos porque su cultura no ha cambiado, en América y África incrementa la
violencia contra mujeres y niñas, y en Asia Sudoriental persisten los niveles
de acoso, abuso y amenazas.
Al
observar los resultados de los procesos electorales de 2022, una vez más las
cuotas de género fueron indispensables para lograr un cambio sustantivo en la
composición de los parlamentos: las cámaras con este mecanismo ordenado en la
ley (o en combinación con las regulaciones de los partidos políticos)
alcanzaron el 30.9% como proporción de mujeres que contrasta con el 21.2% de
aquellos países que no cuentan con un sistema de cuotas. Si nuestra voz no está
representada en los espacios de poder, ¿quién habla y decide por nosotras?
Precisamente por ello es urgente acelerar los cambios culturales que permitan
construir un mundo igualitario e incluyente.
Contar
con más mujeres en los espacios de poder debe ser sinónimo de más oportunidades
para todas las mujeres y niñas. Desde la política se transforma la vida de la
gente y ese paso aún no se ha logrado para las mujeres y niñas. Mientras México
es el cuarto país del mundo con mayor presencia de mujeres en el Poder
Legislativo, cada día se reportan en promedio 10 feminicidios. Mientras
ocupamos el lugar 26 por el número de mujeres en el gabinete, nos sentimos más
expuestas que nunca al acoso y violencia en nuestro país. A las mujeres que hoy
ocupan cargos públicos les corresponde lograr una nueva generación de reformas
y políticas encaminadas a la inclusión económica, a erradicar la gravísima
violencia, a incrementar la oferta educativa, a fortalecer el sistema de salud
y a garantizarnos el acceso a la justicia. Les corresponde no sólo
representarnos sino transformar la vida de todas las mexicanas. Confiamos en
ustedes.
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