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lunes, 10 de abril de 2023

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Foto: BBC News

Por Leopoldo Mendívil

El incordio de la carta a China


SENADO DE LA REPÚBLICA:

Desplante: Dicho o acto lleno de arrogancia o descaro.
Diccionario de la RAE

Vaya sorpresa que dio el presidente López Obrador con su carta a Xi Ping, presidente de China, pidiéndole ayuda para “controlar los envíos de fentanilo que puedan remitirse de China a nuestro país.” De paso le pidió todos los datos posibles de los embarques, como si el mandatario chino fuera el jefe de la oficina de exportaciones ilegales y la chamba de detectarlas no fuera de los mexicanos.

Además de tratar de eludir la responsabilidad de la creciente introducción a nuestro país de fentanilo y/o de sus precursores, don Andrés pisó otros callos tanto o más dolorosos que el tema de las drogas.

En su carta, AMLO hizo referencia a que “de manera falaz e irresponsable algunos senadores de Estados Unidos han culpado a México de la desgracia que padecen a causa del consumo de fentanilo”. Cierto que en EUA hay una lastimosa demanda, pero también lo es que desde México llega la ilegal oferta.

La respuesta del destinatario fue tajante:
“China apoya firmemente los esfuerzos de México para poner a salvo su independencia y se opone a la interferencia. China hace un llamado a los países a detener el acoso y la práctica hegemónica hacia México”.

AMLO no pudo escoger un peor momento en las relaciones internacionales para enviar su carta. Miren ustedes nada más:

Pese a que el presidente Joe Biden pretende mantener líneas abiertas de comunicación con Ping, se verán las caras hasta noviembre. Mientras tanto, filosas aristas rodean la relación. En febrero pasado tuvieron agrias discusiones sobre los globos espías, al punto de que el país oriental acusó a nuestros vecinos de también enviar sus propios globos.

Luego está el asunto de Taiwán, donde parecen sonar los tambores de guerra. Llamadas van y llamadas vienen entre los mandatarios, pero la tensión es cada vez mayor. Por un lado, el Senado de EUA pretende votar el Acta Política Sobre Taiwán, mediante la cual se designaría a este último país como el “aliado más importante no miembro de la OTAN,” lo cual le daría el estatus para recibir armamento y otros apoyos para evitar su absorción por parte de China.

Por su parte, la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, emprendió gira por Occidente, haciendo una parada en California para reunirse con Kevin McCarthy, presidente de la Cámara de Representantes. Dos días después, China inició ejercicios militares cerca de la isla, bajo el nombre “Espada Afilada Unida”. Y para que no quede duda, describió la operación como “una seria advertencia contra la colisión de fuerzas separatistas con fuerzas externas.”

Otro factor de tensión es la relocalización de empresas estadounidenses fuera de China, así como la escasez persistente de chips y la prohibición estadounidense de que la aplicación TikTok sea utilizada en dispositivos y celulares usados para tareas gubernamentales.

Y bueno, llegamos al tema más delicado: Ucrania.

China no parece querer jugarle las contras a Rusia; además de que la cercanía geográfica y el constante intercambio comercial, depende del petróleo ruso. En su visita a Moscú, en febrero pasado, Xi Ping presentó a Vladimir Putin un Plan de Paz, el cual es bien visto por Rusia; no es de extrañar, pues parece totalmente favorable a esta última nación. Por ejemplo, habla de respetar la soberanía de todos los países; sin embargo, eso supone que los soviéticos serían lo suficientemente soberanos como para decidir qué territorios considera suyos.

China tiene un rol geopolítico relevante, mucho más ahora en el caso del conflicto ucraniano; de hecho, ha sido visitada por mandatarios europeos quienes, entre otras cosas, buscan la intermediación de Xi Ping ante Putin. Ya fueron el español Pedro Sánchez, el alemán Frank-Walter Steinmer y ahora el francés Emmanuel Macron, acompañado por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Todos -hasta China y Rusia- quieren la paz y la soberanía, pero todos las interpretan a su modo.

En este contexto, López Obrador envió su carta a China. No sé si su visión del mundo no pasa de Macuspana o quiso clavarle otra banderilla a EUA. Me resulta difícil creer que apueste por coquetear con el poderío chino, habida cuenta de nuestra frontera, el T-MEC y todos nuestros vínculos con el país vecino.

Aquí en México, AMLO puede -aunque no debiera- bulear al INE, a los empresarios, a los intelectuales y a medio país. Pero picarle innecesariamente la cresta a Estados Unidos es otra cosa…

Colaboró: Upa Ruiz uparuiz@hotmail.com

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