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miércoles, 3 de mayo de 2023

Acapulco y Cancún: ¿siameses delictivos?


Por: José Luis Camacho Acevedo


Tanto la delincuencia organizada como la incapacidad de sus autoridades
para combatir con eficiencia el flagelo de los asesinatos, extorsiones y
secuestros a visitantes y a los habitantes de los principales destinos
turísticos de México, Acapulco y Cancún, se hunden en crisis de
inseguridad y baños de sangre.

Ayer apenas, a las afueras de las oficinas del Ayuntamiento de Benito
Juárez en Quintana Roo (Cancún) ocurrió un nuevo evento de violencia
extrema.

Desde que Morena llegó a gobernarlos, cada vez son más parecidos los
estados de Quintana Roo y Guerrero, y sus principales ciudades Cancún y
Acapulco.

Basta echar un vistazo para ver que esas similitudes no son por ser los
principales destinos turísticos del país, sino que hoy su parecido,
como hermanos gemelos, es por la incapacidad de sus gobernantes, Mara
Lezama en Quintana Roo y Evelyn Salgado en Guerrero, y lo mismo pasa con
las alcaldesas, Ana Patricia Peralta en Cancún y Abelina Rodríguez en
Acapulco.

¿Pero qué han hecho estas 4 mujeres por sus respectivos estados y
ciudades? Pues sí, las cuatro han hundido a estas dos joyas turísticas
del país en baños de en sangre y con problemas de inseguridad mucho
más graves de lo común, convirtiéndolos en paraísos para el tráfico
de drogas, esas que tanto pueden encontrar los turistas internacionales
que llegan al país.

Sabida es la historia de Acapulco, que desde que llegó el morenista
Felix Salgado Macedonio, como alcalde del puerto de Acapulco,entonces
bajo la bandera del PRD, se, convirtió ese importante centro de turismo
internacional en una ciudad peligrosa que, poco a poco, fue tomada por
grupos criminales. A partir de entonces los altos índices de violencia
así como un crecimiento exponencial de crímenes de alto impacto se
convirtieron en el PAN de cada día en el bello puerto..

A la fecha, se mantienen constantes las ejecuciones y delitos en
Acapulco…

Y ahora pasa lo mismo en Cancún.

La alcaldesa Ana Paty Peralta,, como le gusta que la llamen,, vive en su
mundo de glamour, administrando el desastre que le dejó Mara Lezama al
renunciar a la presidencia municipal de Cancún, para asumir la
gubernatura de Quintana Roo, mientras que la ola delictiva crece de una
manera por demás preocupante..

Desde que Mara Lezama era alcaldesa de Cancún, la joya del Caribe
mexicano, el municipio vive graves problemas de inseguridad, pues los
criminales operan sin recato y el cobro de derecho de piso para poder
trabajar honradamente, es la moneda de cambio cada vez más común.

Y mientras Lezama y Peralta se esmeran en esconder la verdadera cara
criminal de Cancún, luciendo la zona hotelera y la bonanza que existe
gracias a los hoteleros y prestadores de servicios, la zona alejada del
turismo, esa en donde viven los cancunenses, padece la zozobra de ser
asolada por la delincuencia organizada.

Los asesinatos y ejecuciones son cada vez más comunes en Cancún, y el
colmo llegó cuando apenas hace unos días, con pleno cinismo, los
delincuentes abandonaron una cabeza humana en la colonia Cuna Maya.

Y qué decir de las ejecuciones a balazos en plena playa de tiradores de
droga, en medio de miles de turistas, y el robo a los comensales del
lujoso restaurante Lorenzillos, crímenes que en ambos casos se dieron
por delincuentes que llegaron por el mar.

Y así como creció Mara Lezama en la política al amparo de Morena,
así ha crecido el crimen en la entidad desde su llegada al gobierno,;
hoy esos delitos que padecía Cancún con ella como alcaldesa, los
padecen ya los quintanarroenses, y destinos como Tulum, Playa del
Carmen, Puerto Morelos y hasta Chetumal, que, sufren ya los estragos
criminales que había en el Cancún de Mara.

Y esa crisis de inseguridad se ha agravado porque la “seguridad
pública” se mantiene en manos de los mismo jefes policiacos que
estaba en Cancún y con el anterior gobernador, Carlos Joaquín
González: Rubén Oyarvide se mudó de Cancún a Chetumal para encabezar
a la policía estatal, y Óscar Montes de Oca se mantiene al frente de
la Fiscalía, una dependencia cada vez menos eficiente y más corrompida
desde donde opera el robo de autos con células delictivas enquistadas
en la estructura policial.

Y qué decir de esas “casualidades” que se presentan, que justo
ahora que llegó la Guardia Nacional a “cuidar” las carreteras de
Quintana Roo, principalmente la 307, que conecta Cancún con Chetumal,
se han agravado los robos y el trasiego de droga crece con impunidad, y
los elementos federales nunca ven nada.

Vaya, ahora hasta Doña Lety, la narcotraficante que estuvo algunos
años presa por ese crimen en una prisión federal, opera de nuevo con
total tranquilidad en la entidad, y busca recuperar los territorios que
cayeron en cárteles enemigos durante su ausencia.

El propio Óscar Montes de Oca, como fiscal, admite que El Cártel
Jalisco y el de Sinaloa se disputan el territorio de Quintana Roo, pero
la Sedena señala que son cinco, y suma a la guerra por Cancún, Tulum,
Bacalar y el resto de Quintana Roo a Los Pelones, los Independientes, el
Cartel del Golfo.

Y los afectados son los cancunenses o quintanarroenses, que al igual que
los acapulqueños y los guerrerenses, ven día a día como la paz y la
tranquilidad de lo que antes fue un paraíso terrenal, ahora se halla
ensangrentado, bajo la incapacidad, ¿o complacencia? de las
autoridades, que se empeñan en convertir a la joya del Caribe mexicano,
en el nuevo Acapulco de la Riviera Maya.

¡Lamentable!

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