Fernando Schütte Elguero

El fracaso rotundo de nuestro gobierno en materia de seguridad pública, no es distinto de los gobiernos anteriores, sin embargo en este había una gran esperanza de que la situación diera un vuelco y México se convirtiera en un país en donde la paz y la tranquilidad fueran ganando terreno después de años de abandono de políticas de seguridad pública verdaderamente comprometidas con los ciudadanos y su bienestar.

Haber metido al ejército a velar por la seguridad, hubiera sido un éxito si no le hubieran atado las manos y los obligaran a no actuar, a abrazar en lugar de combatir el crimen, da rabia ver a nuestros soldados vejados por grupos delincuenciales que han hecho que nuestras fuerzas armadas se vean ridiculizadas ante pequeños grupos delincuenciales.

El problema evidentemente es multifactorial, pero si lugar a dudas la falta de voluntad política en los tres poderes y en los tres niveles de gobierno es trágica.

Es verdad que las llamadas “Organizaciones de la sociedad civil” que surgieron antes y durante la llamada Marcha Blanca del 27 de Junio del 2004, se fueron convirtiendo en empresas calificadoras que cobraban por calificar a los gobiernos de los estados, municipios y al gobierno federal, avalando cualquier mentira que los gobiernos dijeran, siempre y cuando hubiera de por medio el dinero suficiente. Estas organizaciones dejaron de ser representativas de la sociedad mexicana y nos traicionaron. Todo ello no significa que la seguridad pública sea solo una cuestión gubernamental, en una democracia participativa (apellido que se le ha puesto a nuestra democracia), la sociedad representada por los diferentes grupos tiene derecho a participar en el modelo de seguridad que requerimos y también a calificar o descalificar los programas y sus resultados. 

El círculo vicioso de inseguridad, impunidad y mayor violencia, no se puede romper con un sistema judicial que además de corrupto y viciado, no cuenta con recursos para multiplicarse, los jueces y juzgados son insuficientes, no tenemos ni el cinco por ciento de lo que necesitamos. Las policías estatales y municipales están totalmente cooptadas por los grupos delincuenciales.

Seguimos culpando al “NARCO” de todos nuestros males y al parecer seguimos sin entender que ese es el menor de nuestros problemas, ahí lo que hacemos es controlar lo que nuestro vecino país de norte exige que controlemos, que si pasa y que no pasa, de quien si pasa y de quien no, ellos ponen las armas y nosotros los muertos, ellos consumen y nosotros producimos y nos encargamos del trasiego, la doble moral de México y USA, en ese sentido no va a cambiar, pero lo que si podríamos cambiar es el modelo que podría imponer un nuevo orden social.

A los llamados NINIS, podríamos seguirles dando recursos, pero como un sueldo en escuelas de oficios y en donde se educara a los jóvenes con valores morales y cívicos, pero es más fácil solo repartir dinero que hacer un programa nacional que atienda de manera integral a la juventud para tener un mejor presente y prometer un mejor futuro.

Son mucho los grupos que, notando el fracaso en seguridad pública y el deterioro social, empiezan a señalar como principal responsable al Presidente López Obrador, finalmente es él el responsable del derrotero del país y quien además no se ha dejado ayudar ni se ha permitido contar con el aval social a políticas por duras que fueran, que contribuyeran a construir un modelo de seguridad pública en el que nos sintamos tranquilos y seamos más productivos.

@FSchutte