Germán de la Morena 

El hombre de la cabeza de cerdo, al que la representación sindical de la UNAM vetó con un gesto tan grotesco como contundente, Luis Agustín Álvarez Icaza Longoria, finalmente se armó de valor y se despojó de la máscara de universitario apartidista.  

En entrevista con Carlos Loret de Mola, quizá el espacio más antilopezobradorista de la radio mexicana, el secretario administrativo de Enrique Graue no solo confirmó, hasta presumió lo que ya se había señalado en múltiples espacios periodísticos y pláticas de café: su cercanía y excelente relación con Claudia Sheinbaum; la dueña del bastón de mando de la 4T, segura candidata presidencial morenista y, por tanto, heredera del obradorato. 

Palabras más palabras menos, el hermano del principal crítico el presidente en el Senado, admitió y subrayó su excelente relación y comunicación con Sheinbaum. No conforme con eso, le dejó además una suerte de reto a la Junta de Gobierno: si sus integrantes la consideran benéfica o una desventaja (su relación privilegiada con Claudia Sheinbaum), será una decisión de ese cuerpo colegiado. 

El valor de Álvarez Icaza para presumir su relación con Sheinbaum como una ventaja, quizá hasta exagerado por el estilo de amago a la Junta de Gobierno, no vino de la desesperación por saberse vetado por el STUNAM para ocupar la Rectoría, sino del hecho de ser uno de los beneficiarios de la operación política de un tercero que recién regresó a la UNAM. Ese tercero prometió no intervenir luego de que dejó la embajada en la ONU para regresar a la UNAM. Obviamente no tiene palabra, pues cuando no vio futuro con López Obrador se repatrió para aterrizar en la universidad y operar, a favor de Claudia Sheinbaum, la sucesión de su Rectoría. Se trata, por supuesto, de Juan Ramón de la Fuente.  

De la Fuente ya no trabaja para López Obrador, quien se negó a hacerlo Canciller en sustitución de Marcelo Ebrard cuando en un exceso, Juan Ramón ya había incluso prometido varias posiciones en la estructura de Relaciones Exteriores. Ante el desprecio presidencial, el médico del zedillismo decidió apostar al futuro, renunció a la beca del obradorismo y voló a México para poner a las órdenes de “su amiga”, la nueva dueña del bastón de mando, la influencia que aún tiene en la UNAM justo en el momento clave de la sucesión en Rectoría.  

El 3 de octubre, la propia Claudia Sheinbaum presumió en sus redes sociales una fotografía de su reunión con el ex rector, con quien anunció una alianza para trabajar por el futuro. Así quedó sellado públicamente el pacto entre el rector que pidió la entrada de la Policía Federal Preventiva a Ciudad Universitaria en 1999, y la candidata presidencial morenista, en tiempos de la sucesión de Enrique Graue en la UNAM. 

Ahora que Alvarez Icaza se ha quitado el disfraz de académico apartidista y presume su buena relación con Sheinbaum, termina de comprenderse por qué Juan Ramón han estado operando, en diversas oficinas universitarias que le pueden dar acceso a los actuales miembros de la Junta de Gobierno, a favor de dos personajes: Leonardo Lomelí y el propio Luis Álvarez Icaza. 

Sheinbaum deberá tener cuidado de su amigo, así como lo tuvo López Obrador cuando decidió no integrarlo a su gabinete. Juan Ramón de la Fuente está jugando con dos cartas en la sucesión de la UNAM: una es Álvarez Icaza, el que parece candidato de Sheinbaum, pero también con Leonardo Lomelí, el secretario general que en las últimas semanas se ve como el candidato de la triada de médicos que lleva 24 años manejando la UNAM a su antojo: el mismo Juan Ramón, José Narro y el saliente Enrique Graue. 

De la Fuente, el Rector de la PFP en 1999, ya ha jugado doble otras veces. Hace ocho años inscribió dos candidatos: Rosaura Ruiz como número uno, para polarizar con el peñanietista Sergio Alcocer que hoy otra vez compite; Enrique Graue, a quien Juan Ramón llevó como tercero en discordia se volvió el ganador, contra los deseos del entonces rector José Narro, una vez que su candidato, Alcocer, se hizo inviable por los ataques de Rosaura.