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miércoles, 29 de noviembre de 2023

En este sexenio, lo peor está por venir


Fernando Schütte Elguero

Primero quiero aclarar que no tengo filias ni fobias en contra o a favor de Andrés Manuel López Obrador, que si bien es cierto hace muchos años fui su detractor en mis columnas políticas, poco después observando de cerca su trabajo particularmente en materia de seguridad pública y bienestar social, cambié mi punto de vista y de hecho llegué a tener simpatía por él, simpatía que se convirtió en cariño, admiración y esperanza.

Hoy al paso de los años he podido ver como se ha transformado su personalidad, como han crecido su soberbia y sus miedos, su enorme necesidad de controlarlo todo, un pragmatismo poco empático y como aquel deseo profundo de trascendencia, como quien lograría la transformación de México, ha venido desapareciendo.

Poco a poco empiezan a ser más evidentes las decepciones de quienes teníamos simpatía por el presidente de la república, hoy es evidente también y aburrido que en su diario discurso eche culpas a diestra y siniestra, siempre victimizándose en lugar de estar por encima de esas pequeñeces y poniendo en alto la institución presidencial.

No cabe duda que la manera de gobernar ha sido autoritaria, no acepta críticas ni súplicas, él cree tener la razón y razones para justificarse siempre culpando a alguien más.

A pesar de lo anteriormente expuesto, creo que hay muchas cosas que ha hecho bien, muchas de ellas no han gozado de una buena comunicación social. También creo que existe un movimiento de odiadores de derecha extrema, que ha intentado perjudicar su imagen a toda costa y sin ninguna responsabilidad, un ejemplo de ello es la mentira difundida por este grupo de que el ejército estaba incautando la ayuda de la ciudadanía por la tragedia causada por el huracán Otis. Quienes llevaron a cabo actos tan viles, lograron que gran parte de la ciudadanía no quisiera enviar ayuda y además desconfiara de nuestro ejército.

Creo que fue un acierto, cancelar el aeropuerto y realizar la obra del Tren Maya, sin embargo hay otras cosas que me resultan absurdas como sus abrazos y no balazos en un país en donde la violencia se ha generalizado, donde nuestros soldados de cielo, mar y tierra han sido públicamente humillados y particularmente acosados por quienes dirigen las comisiones de derechos humanos. Con todo el respeto y cariño que le tengo al ejército mexicano, y entendiendo que muchas veces no había otra opción confiable, creo que es tremendo el daño a nuestro ejército al involucrarlo en tantas tareas que corresponderían a los civiles, y si así tenía que ser, que en su momento no se le haya sustituido resulta absurdo.

Empezó su gobierno con el ataque al robo y venta de combustible y hoy el llamado huachicol está más extendido que antes, sus principales responsables siguen gozando de impunidad y son casi todos políticos sumamente conocidos, no metió a nadie a la cárcel de aquellos que en gobiernos anteriores saquearon a México y lo que en su momento fue una gran estrategia de comunicación con sus conferencias mañaneras, hoy se ha convertido en la mayor estrategia de desinformación y manipulación. 

Hay algo que me molesta sobremanera y tiene que ver con ciertas actitudes del presidente en donde sin quererlo, acabará dándoles la razón a tanto pseudo periodistas al servicio de los odiadores, que si bien es cierto son famosos, no gozan de prestigio entre sus pares y entre la gente pensante.

El tema de las medicinas no se ha resuelto, los libros de texto son una vergüenza, la inseguridad está peor que nunca, el sistema judicial es un verdadero asco, en donde la corrupción campea generando una mayor injusticia.

Desgraciadamente lo peor está por venir, vienen un número importante de elecciones en todo el país y por supuesto la elección presidencial y donde además de mentiras y violencia política, saldrán a la luz realidades insoslayables. México tendrá elecciones, pero los Estados Unidos de Norteamérica también y nuestro país será utilizado como un peón en un tablero de ajedrez y habrán filtraciones que pondrán en evidencia a muchos de los actores políticos. La violencia electoral se verá reflejada en la inseguridad pública y la ausencia de instituciones democráticas puede poner en peligro la participación de la ciudadanía.

@FSchutte

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