José Luis ORTIZ SANTILLÁN

La 28ª Conferencia de las Partes (COP28), la reunión oficial de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), que inició el pasado 30 de noviembre y concluirá el 12 de diciembre de 2023, en Dubái, Emiratos Árabes Unidos, está precedida por sequías e inundaciones en el mundo, por el incremento de emisiones de metano, gas y bióxido de carbono, por la vuelta a la explotación intensiva del carbón, debido a la crisis energética provocada por la invasión de Ucrania por Rusia que detuvo la exportación de gas ruso a Europa.

De esta manera, en medio de enfrentamientos bélicos en Europa y Medio Oriente, con nuevos desplazamientos humanos provocados por la guerra y un movimiento migratorio del sur hacia el norte del plantea que no cesa, con el destino de la humanidad pendiendo de un hilo, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, parece agotado y sin opciones para detener la destrucción y el colapso del planeta.

Los Acuerdos de París de 2015 sobre el cambio climático parecen estar cada día más lejos y la raza humana incapaz de hacer frente a los problemas ambientales que enfrenta el planeta. Muchos gobiernos y políticos han olvidado el informe de los expertos de Intergovernmental Science and Policy for Platform on Biodiversity and Ecosystem Services (IPBES), presentado en 2019, sobre el estado de la biodiversidad del planeta; donde señalaban que la deforestación ha puesto a muchas especies en peligro de extinción y ha alterado los suelos; que alrededor de la mitad de los arrecifes de coral han desaparecido y casi un tercio de los arrecifes están ahora en peligro de extinción, mientras avanza la explotación minera en los océanos.

El Balance mundial sobre la implementación de los Acuerdos de París de 2015 parecen alejarse frente a la realidad del planeta. Alcanzar el objetivo de limitar el calentamiento global a 1.5 grados Celsius parece imposible frente a la vuelta de la explotación del carbón en el mundo industrializado; el histórico tratado climático firmado en 2015 y su plan de acción para reducir las emisiones y proteger la vida en el planeta parece derrumbarse ante la incapacidad de reducir cuanto antes la producción de carbón, petróleo y gas y triplicar la capacidad de energía renovable (eólica, solar, hidráulica y geotérmica) para el año 2030. De este tamaño son los retos que enfrentan las discusiones en el marco de la COP28 de Dubái ¿aun tenemos amor por el planeta?.