Por: Luis Ramírez Baqueiro
“El mejor profeta del futuro es el pasado.” – Byron de Lord.
Una frase vertida por la candidata al Gobierno de Veracruz, Rocío Nahle García ha hecho mucho eco entre la sociedad veracruzana.
Tras las acusaciones y señalamientos para enlodarla en un supuesto escándalo inmobiliario, que lo que sí ha dejado en evidencia es la existencia de un “cartel inmobiliario” al servicio de la oposición veracruzana, es aquella de “nosotros no somos iguales”.
Al advertir, que ocupan a “patiños” pagados con quienes golpean y difaman, es típico en ellos, sin embargo, nada de eso hará mella en lo verdaderamente importante “el pueblo veracruzano ya los conoce”.
Quizá por recato, educación y por no pretender emplear las mismas tácticas del contrario, Nahle García se reservó comentar del autor material del ataque, el empresario citrícola, Arturo Castagné Couturier, de quien no mencionó ni su nombre.
Pero me dicen fuentes bien informadas del asunto que el sueño de fama que vive Castagné Couturier pronto estaría por convertirse en pesadilla y que podría pasar de acusador a acusado y de buscar explicaciones -según él- a tener mucho qué explicar ante la opinión pública, dado que está a punto de salir a la luz un abultado, oscuro y maloliente expediente de los desfalcos que habría hecho en la Fundación “Produce Veracruz A. C.” cuando encabezó este organismo en el gobierno de Miguel Alemán.
Se habla de 90 millones de aquella época, equivalentes a 211 millones a precios actuales -considerando la inflación-. Y a pesar de los baños de pureza de los que ahora presume Castagné, se habla, incluso, de una penosa fuga, a salto de mata, por tierras texanas para evadir las consecuencias Jurídicas de su actuar malandrín.
La caja negra que está a punto de explotar incluye pésimos manejos de la herencia paterna y la necesidad de su hermana Julieta de intervenir los ranchos familiares para evitar perderlos -se los iban a embargar-.
Las investigaciones siguen en marcha y, como dije, serán viejos fantasmas del pasado que atormentaran a Castagné. Entre más le rascan, más sorpresas aparecen.
Otro comentario que me hicieron: Castagné cometió el error gravísimo de dejarse utilizar como mandadero por Yunes, un aliado sin lealtad que acostumbra usar a la gente cuando le conviene y los descarta cuando han dejado de ser útiles. Eso pasará con Castagné. Le hubiera pedido consejo a Winckler.
Los que saben dicen que pasará de ser el mandadero impoluto al mandadero sucio que realmente es. ¿Será?
Al tiempo.
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Twitter: @LuisBaqueiro_mx
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